Capítulo 16. En el peor sitio en el peor momento (parte 2)

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16. En el peor sitio, en el peor momento (parte 2).

Entonces el mayor reparó en una presencia que no le era familiar. Con su mirada de rapaz observó a la chica de pelo azul que atendiendo a su inquisitivo e intimidador mirar optó por presentarse ella misma.

- Encantada señor, me llamo Kuina. Soy la novia de su hijo –habló extendiéndole la mano. Al oír esas palabras sus atemorizantes ojos áureos se tornaron más violentos, llegando a asustar a la joven.

- ¿Qué dijiste?

La tensión era asfixiante hasta el punto de hacerse difícil incluso respirar la densa atmósfera que se había creado entre ellos por las últimas palabras de Kuina, manteniendo en vilo a los presentes. Algo atemorizados de la penetrante mirada que tan bien caracterizaba a Mihawk los acuciaba sin reducirse un ápice su rudeza, esperaban su reacción. En especial Usopp que sabía la verdad que se ocultaba tras Mihawk y Zoro. Desde luego si no fuera partícipe de la historia que se traían entre todos a cuestas no se hubiera creído el guión ni saliendo de la mejor de las telenovelas venezolanas.

El hombre había oído un claro crack en su interior. Lo oyó y no quiso prestarle atención porque en alguna parte de él aún más honda que donde se estaban originando todos esos sentimientos confusos su yo racional le gritaba que mantuviera la calma como adulto racional que era y debía aparentar ser.

Y así lo hizo. No quería montar un alboroto delante de las personas que circulaban en ese momento a su alrededor -y mucho menos ante los chicos- con un bombardeo de preguntas inconexas a razón de paliar su alborozo. Mihawk desvió la mirada hacía un lado. Cruzó los brazos y en sus ojos se fundieron el hastío con la incomprensión. Los chavales respiraron aliviados, por lo visto no tendrían que lamentar perdidas.

Con un suspiro profundo vació sus pulmones de la agonía para dar paso con la inspiración a la impasible y serena soberbia que trazaba en su rostro la máscara de la indiferencia más aristócrata. Alzando la mano estrechó la que le ofrecía la chica.

- Encantado. Soy el padre de Zoro.

No hubo resentimiento en su voz, tampoco un atisbo de sonrisa en su presentación. Fue algo frío y distante. Porque distante era lo que quería estar de ellos en ese momento. Distanciarse y correr al encuentro de Zoro y averiguar lo que pasaba. Acto seguido y con un leve ademán como despedida marchó por la dirección que le había indicado Luffy momentos atrás.

En el interior de la cabeza de Mihawk sólo resonaba una pregunta como un bucle continuo de incertidumbre "¿Qué está pasando aquí, Zoro?".

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Kuina quedó viendo como el pelinegro se alejaba a un paso cada vez más vivo de ellos incluso creyó ver que en última instancia iniciaba la carrera. La muchacha estaba confusa, todo había ocurrido muy rápido y de forma turbulenta como para hallarle sentido de inmediato. Sin embargo, con esa última mirada hacia el lugar por donde el pelinegro se abría paso a trompicones entre los transeúntes, una idea vino a su mente:

Cuando eran pequeños ella fue incontables veces a jugar a casa de Zoro y en algunas ocasiones los dos progenitores del chico se encontraban en el hogar. Recordaba al matrimonio tan feliz y tan enamorado como el primer día. Ella tan cariñosa y amable; él cordial y afable. Pero el padre de su amigo no era ese hombre de pelo negro y mirada cetrera; estaba segura de que jamás habría olvidado a alguien así. Él no era...

Por una apuesta terminé siendo tu hijo (MiZo) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora