Capítulo 18 " Que te jodan Leo"

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*LEO*

Cerré la puerta de la oficina y fui directo a redactar la carta de despido.

Cuando conocí a Nora supe enseguida que me resultaría bastante sencillo aprovecharme de su carácter para sacarla de sus estribos y conseguir un motivo para rescindir objetivamente su contrato. Lo que no imaginaba era que un sólo día me bastaría para provocarla.

Reconozco que yo entré en el spa buscando bronca pero sinceramente no me hizo falta fingir para atacarla como lo hice.

Aquella entrevista improvisada me hizo entrar en cólera. Tan sólo buscaba información para tener en cuenta sus debilidades a la hora de idear un plan de ataque pero me sorprendió que Nora mostrase su verdadero yo.

Resultó ser el tipo de chica alocada que tan sólo busca divertirse y vive la vida intensamente, sin remordimientos y arrastra a su paso a cualquier osado que se cruza en su camino.

Por sus comentarios, pude intuir que era asidua a algún club privado dónde disfrutaba de experiencias sexuales de todo tipo y algo me decía que también había experimentado con las drogas.

Entender la realidad de Nora, me trasladó a un pasado que me producía nauseas. Cuanto más la observaba, más me recordaba a Sofía y más me molestaba su sonrisa burlona.

Físicamente no se parecían, no, pero ambas podían presumir de ser mujeres apetecibles y sensuales. La dulzura que transmitían con su mirada, podía atravesar fácilmente el corazón de cualquier hombre, apropiarse de él para luego manejarlo a su gusto y usarlo, hasta que se cansasen del pobre elegido y fuesen a por la siguiente víctima.

No me sentía orgulloso viendo cómo sus ojos se llenaban de lágrimas y sus manos temblaban sin control mientras la mortificaba con mis comentarios pero no pensaba dejarme engañar por su falsa imagen de chica buena y ofendida.

Al final sin poder evitarlo, Nora se desquició con mis afirmaciones y acabó poniendo en riesgo su trabajo, insultándome y acusándome con gran descaro .

Verla en tal tesitura, no despertó en mí ningún sentimiento de pena, estaba convencido de que ésas lágrimas de cocodrilo las usaba siempre que las necesitaba, por desgracia yo conocía demasiado bien ese tipo de mujeres y para nada compartía su filosofía de vida.

Por norma general ceder a los chantajes de Sofía me hacían sentir como un ser despreciable pero en esta ocasión lo que pasara con Nora no iba a suponerme ningún de dolor de cabeza, al menos eso creía yo.

Casi una hora más tarde de mi entrada en la oficina, llamaron a la puerta. Era ella, le pedí que pasara y me acomodé en la silla, estaba nervioso, respiré profundo, nunca me resultó plato de buen gusto despedir a nadie, más conociendo que la persona en cuestión había firmado una cláusula despiadada que la sumiría con total seguridad, en una deuda económica de por vida.

— Puedes pasar.

— Gracias.

— Siéntate por favor— le indiqué con un gesto que se sentará, ella no vaciló.

Sin preámbulos coloqué la nota sobre el escritorio, delante de su silla. No la miré, no le hablé más . Simplemente le acerqué un bolígrafo para que firmara, con el claro objetivo de que se fuera de allí cuanto antes.

No Me Juzgues Pero No Me Dejes #FAwards  #PNovels2016 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora