Heredera De Hufflepuff 《Theodore Nott》

Capítulo 7

—Sabes que para eso tenemos las varitas ¿cierto? —dijo Cedric al ver que colocaba a mano los adornos en el árbol.

—Podría usar la varita, pero en un segundo ya todo estaría colocado ¿dónde esta la diversión? ven, ayúdame —dije sonriendo.

Estábamos en mi mansión, habíamos acordado que la familia Diggory podría quedarse estas navidades en nuestra casa para conocernos mejor.

Mientras los elfos hacían la comida junto a mi madre, Cedric y yo habíamos decorado toda la mansión.

Madre entró a la sala principal y vio con una sonrisa el árbol.

—Está hermoso, merecen una recompensa —exclamó divertida y nos dio un vaso de jugo de calabaza.

Ya era tarde, así que me cambié y me senté junto a Ced en el sofá.

—Mi primo que esta en Durmstrang me dijo que escucho al director decirle a un profesor que el otro año harían el torneo de los tres magos —hice una mueca.

—¿Estás hablando enserio? —dijo soprendido

—Sí, no digas nada ¿de acuerdo? te lo digo porque se como eres y no quiero que participes —dije y este frunció el ceño.

—¿Por qué no? te imaginas Hufflepuff podría ganar la copa —dijo orgulloso.

—Diggory han habido accidentes en esos torneos, cuando buscas en los libros específica en la descripción "tres peligrosas tareas para evaluar al participante" —exclamé cruzando los brazos.

—Pequeña Lia, el premio es una copa y mil galones, ese libro donde están los ganadores, yo podría estar ahí... —sonrió iluionado —. Igualmente, no nos adelantemos ¿sabes cuántas personas pondrán su nombre en la copa? no se si tendré tanta suerte, pero si sucede, estaré bien ¿de acuerdo? —dijo y me abrazó.

Cuando me separé vimos hacia arriba confundidos, se estaba formando un muérdago sobre nuestras cabezas.

Escuche risas varoniles, me volví y vi a mis cuatro tíos viéndonos burlones.

Aramis, Balian, Lean y su gemelo Lucien Antonov, todos hermanos mayores de mi madre.
Eran bastante conocidos en el mundo mágico, son draconologistas, crearon el refugio de dragones en peligro de extinción en Francia, junto a mi madre también encontraron nuevas especies de dragones.

—Llegamos y lo primero que nos dice nuestra hermanita es que nuestra preciada sobrina esta comprometida —dijo Balian viéndome divertido mientras se cruzaba de brazos.

—Es triste saber que nuestra sobrina tiene más vida amorosa que nosotros —mencionó Aramis haciendo una mueca.

—Habla por ti, yo si tengo vida amorosa —contestó Lucien.

—Por favor hermano, lo más cercano que tienes de novia es a la dragona que cuidas —exclamó Lean riendo.

—Tíos —sonreí y me levanté emocionada para abrazarlos.

Era complicado verlos ya que al ser los encargados del refugio no podían darse el lujo de irse, así que en vacaciones era yo la que los visitaba.

—Bueno, hay un muérdago ahí, conocen las reglas —dijo mi tío Aramis sonriendo coqueto.

Cedric me vio apenado.

—No muchacho, ni lo llegues a pensar —entró papá y quemó el muérdago.

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—¿Como es que tu padre nos dejó estar solos? —preguntó Ced haciendo una mueca.

—Le dije que quería tener un momento a solas para darte tu regalo, madre me ayudó a convencerlo —le giñe un ojo de forma divertida.

Estábamos en el jardín que quedaba detrás de la mansión.

Sonreí al ver los fuegos articiales en el cielo.

Fui detrás del árbol que estaba cerca de nosotros y agarré el regalo.

Cedric me vio sorprendido al ver la forma del regalo, este quitó rápidamente el papel de regalo.

—Lia, esto debió costarte una fortuna, gracias cariño —susurró emocionado, era la nueva escoba que había salido hace poco —Mi turno, no es tan increíble como el que me diste, pero espero que te guste —dijo y me tendió una cajita que tenía pequeños agujeros.

Abrí la tapa y exclamé emocionada al ver un puffskein de color amarillo.

—Lo recordaste, gracias Ced —sonreí y lo abracé.

Hace un tiempo le había contado que tenía uno cuando era niña, pero este había enfermado y falleció a los días, me había puesto muy mal ya que el había sido mi amigo durante años.

Es lindo que lo recordara.

Cuando nos separamos vi hacia arriba, estábamos debajo de una rama de un árbol, de esta se estaba formando un muérdago.

Vi rápidamente hacia la puerta que daba entrada a la casa, en esta estaba mi tío Aramis, este me giño un ojo y entro a la casa.

Cedric me vio sonrojado, sonreí enternecida y besé su mejilla.

—Feliz Navidad Ced —sonreí abrazándolo de lado.

—Feliz navidad Lia —sonrió.

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