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Blair

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Blair

Él le tomaba ambas manos delicadamente, miraba su rostro con dulzura. Levantaba su barbilla para que lo mire, sus ojos brillaban a la luz del día, se veían más claros cuando los observabas de cerca. Ella lo miraba con cariño, había esperado esto con ansias, lo había esperado desde siempre, era su momento.

Él posiciona su mano derecha en su mejilla, acariciándola suavemente como si de tercio pelo se tratase. Ella cierra los ojos viviendo el momento, siente el aliento de él chocando con su fría piel. Entonces él se acerca despacio a ella y...  

—¿Te mueves por favor?

Reacciono ante la imponente voz femenina que habla detrás de mi. Me hago a un lado con la bandeja en mis manos, la cabeza gacha debido a la vergüenza y la chica pasa fastidiada. Al parecer estuve estática por mucho tiempo en medio de la cafetería admirando a Fred Perkins sentado junto a sus amigos y riendo animadamente.

Lanzo un corto suspiro y me encamino hacia mi mesa, si, mi mesa porque nadie más se sienta junto a mi. Digamos que no hago amigos fácilmente, me aterra conocer gente nueva o más bien, entablar una conversación con gente nueva pero aún así tengo unos pocos conocidos en clase. Y por esas razones que aún no me atrevo a saludar a Fred.

Mi madre dice que a mi edad yo debería ser una cotorra sin plumas, hablar de mis sentimientos, de mi forma de pensar, de todo lo que me interesa. O al menos tener un grupo de amigos con los cuales salir, pasar el rato y hacer cosas típicas de adolescentes.

Con mi familia todo es diferente, con mis primas hablo de las infinidades de historias que invento sobre Fred cada vez que me siento en la mesa de la cafetería a observarlo, no me cansaría de hacerlo, es mi crush. Mis primas me han dicho que estoy loca por estar así con un chico, que no merezco el apellido Russell, ellas por su parte aún no tienen novio y entre las tres que somos las que tenemos casi la misma edad —considero que nuestros padres se pusieron de acuerdo— nos entendemos a la perfección, pero yo les respondo que aún no llega su momento y sé que estarán igual de locas como yo. En las reuniones de familia yo llevo a mi hámster Jake y a mi otra mascota que lo llamo Jared, mi mamá me regaña porque debo llamarlo hermano.

Fred es mi platónico, crush, como quieran llamarlo. Lo observo de aquella  esquina desde que ingresé a la secundaria, tengo solo dos clases con él, historia y gimnasia. No es suficiente, no lo es. Llevo creando miles de historias en mi cabeza cada vez que lo veo donde la mayoría terminan con un caballo blanco o con una hermosa boda y seis hijos.

No es un playboy, ni un chico popular, ni mucho menos un bad boy, digamos que sus amigos si. Me encanta la forma que sonrie, su risa, sus ojos los cuales no sé si serán cafés o negros, la verdad es que nunca lo he visto menos de diez metros de distancia.

No puedes acercarte a él sin comenzar a cruzar los dedos y ponerte nerviosa.

Sin duda, pero en estos casos si se tratara solo de Fred Perkins. 

Sujétame muy fuerte [AG #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora