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Blair

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Blair

Mi respiración se encontraba pesada, mis piernas dolían a cada paso que daba mientras corría, y mi cabello al aire, que se encontraba en toda mi cara —además de mi boca— impedía que observara con detalle si el rector se encontraba merodeando por los pasillos.

No llevaba la cuenta de cuantos minutos ya me encontraba retrasada, pero sin duda, ya habría pasado mucho desde que había tocado la campana.

¿La razón de mi tardanza? Pues, ya me encontraba despierta; pero, al parecer me quedé nuevamente dormida cuando me senté al borde de mi cama mirando un punto fijo en el suelo. Como secuela, la pequeña siesta me había dejado un dolor de cuello terrible.

Paré en seco y mis zapatillas hicieron un leve rechinido produciendo un sonido seco en el solitario pasillo que me pusieron los pelos de punta. Si la suerte estaba de mi lado, probablemente el rector ya se encontraba en su oficina, o molestando a otro alumno en la misma situación que yo; y si no fuera así, estaría justo detrás de mí como pasaría en las películas de terror sobre escolares.

El sonido de una puerta abriéndose me trajo nuevamente a la realidad. Giré inmediatamente mientras buscaba de donde provenía tal sonido, y se me fue el aliento cuando me di cuenta que, donde me encontraba eran los pasillos de las oficinas de los consejeros y profesores.

—Ay.

Sabía que no podía hacer nada cuando, una figura humana salió por la puerta de los profesores. Traté de mantener la calma e imaginar una pronta huida hacia mi salón de Biología.

Emprendí mi caminata sin despegar la vista del profesor, y para mi preciada suerte él se dirigía por donde yo me encontraba. Al instante choqué con alguien, y no pude evitar hacer ruido producto del impacto.

—Auuch. —nos quejamos ambas.

Levanté la vista y para mi fortuna una castaña ojos avellana se encontraba sobando su brazo. Se trataba nuevamente de la famosa Courtney quien traía puesto el típico traje de las gimnastas y entre sus manos unas cuantas hojas.

Cuando ambas nos dimos cuenta de quienes éramos, no dudamos en saludarnos por medio de una pequeña sonrisa.

—¿Qué hacen aquí estudiantes? —se escuchó a lo lejos. E inmediatamente me di cuenta que se trataba del profesor del que intentaba huir hace unos instantes.

—Demonios.

Ya no tenía salida, y al parecer Courtney también se encontraba en la misma situación problemática que yo. Regresé mi mirada a ella y con los ojos desorbitados le pregunté «¿Y ahora qué?».

Ella recorrió su mirada a lo largo de mi anatomía y se detuvo en mi mano derecha que sostenía una asa de mi sucia mochila. Cuando le iba a preguntar que pasaba; ella me arrebató la mochila, para luego tirarla a unos cuantos metros de distancia, estrellándose en una pared y terminar en el suelo.

Sujétame muy fuerte [AG #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora