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Tony sentía su mente en cualquier lado menos en el tiempo presente, por su cabeza pasaban imágenes que pensó solo eran de una terrible pesadilla. Se repetían una y otra vez en un bucle agotador que le estaba provocando un ridículo dolor de cabeza. Se había quedado callado después de ver aquello al tomar el centro, o eso pensaba, no sabía en si de dónde habían salido aquellas imágenes que muy alejadas estaban de ser de su imaginación. Había decidido mantener aquello para él y no comunicarle del extraño suceso a sus compañeros. No le veía el sentido a hacerlo.

Solo era un mal sueño, ¿No?

Se esforzaría en dejar de pensar en eso.

Por ahora ya todos estaban en la nueva, mejorada y recién renombrada Torre Avengers. Después de echarle una paliza a los malos y perder uno que otro humano alterado, en el doble sentido de la palabra al ser humanos con súper poderes. Decidieron que Barton fuera atendido de inmediato en el laboratorio junto a la Doctora Cho. Quien se encargaba de cerrar su herida de una forma muy científica.

Lo íntimo lo había pensado en su momento el hombre de la armadura.

—¿Cómo está él? — preguntó Bruce a Tony cuando bajaba las escaleras hacia el laboratorio.

Sacándole por fin de su bucle de pensamientos. No supo en que momento había caminado ese trecho de camino, suponía que tanto pensar había puesto a su cuerpo en piloto automático.

Tony fingió una cara triste cuando paso junto a Bruce. — Lamento decir Doc... Que aún sigue siendo Barton.

Banner imitó al Stark y fingió una mueca de terror mirando hacia el hombre recostado sobre la maquina de regeneración de tejido a lo lejos.

— Que horror.

Asiendo ahora usó de su propia atención, Tony entró en el ascensor y presionó un botón ocultó, casi invisible para el que no supiera que estaba ahí, que hizo que el ascensor fuera con rapidez hacia abajo, hasta un piso subterráneo conocido por pocos.

Se despabilo pasando una mano sobre su rostro y saco de su bolsillo un aparato transparente - parecido a un teléfono- y empezó a revisar con algo de cansancio algunas cosas en el. No había podido descansar bien aún, alguien o algo jugó con su cabeza y aquella sensación no parecía querer dejarle en paz.

Necesitaba vacaciones lejos de si mismo.

Después de poco tiempo, aunque él pensó que fue mucho más de lo que en realidad fue, escucho al ascensor llegar a su destino.

—Ava — llamó sin alzar la vista —Ya estoy aquí.

Casi de inmediato la androide salió detrás de una de las columnas luciendo en su cabeza una especie de cascó que conectaba unos cables que brillaban azules a cada lado de su cuello. Miró a Tony he hizo algo parecido a una sonrisa.

—Hola... — fue lo que salió de su boca con voz algo cortada.

El hombre rodó los ojos —Sí, esta perfectamente — caminó hasta una pequeña mesa de té blanca y dejo el aparato que sostenía en ella —¿Quieres un té para mejorar esa garganta? — soltó divertido —Oh, cierto. Eres de lata, tú tomas aceite.

Octavo una respuesta a sus palabras casi de inmediato.

—No soy de lata — dijo ella con el ceño fruncido, sin entender la broma del hombre. Aún no sabía diferenciar el sarcasmo o las bromas de las palabras con sin sentido que venían del hombre.

—Y no tomo aceite — se apresuró a agregar como dato muy importante para él, sonrió de medio lado — Solo me gustan las tazas — finalizó señalando la mesa de té, en donde descansaba un juego de vajilla china que le había obsequiado Pepper un día en el que Ava miraba una revista y se había interesado por esa vajilla.

Machine - Tony Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora