Comenzar de cero no fue sencillo para Tatsuya, su transferencia no había sido bien vista al inicio así que tuvo que demostrar con creces su valía. Le costó trabajo hacerse de un espacio importante y lo consiguió poco antes de que, por un fraude por parte de un alto ejecutivo, la empresa se fuera a la ruina.
En esta ocasión no le resultó complicado encontrar un nuevo empleo, tenía toda la experiencia y currículum por el que cualquiera estaría dispuesto a luchar por tener en su área. Fue por eso que se dio el lujo de rechazar varias propuestas y de aceptar la de una importante sucursal de una organización europea llamada Crystal.
El último año lo había dedicado por completo al trabajo, se permitió contadas licencias para visitar a su familia o reunirse con sus amigos; pero siempre lo hizo con una enorme sonrisa en el rostro, esa mascara que le hacía "olvidar" lo mal que se encontraba. Poco a poco le resultó tan natural hacer como que nada pasaba, al grado de no despertar el interés de las personas que lo rodeaban. Ni siquiera su primo Yo-ka lo notó, él más que su familiar había sido su amigo de toda la vida.
Pero aquella pose iba a terminar, lo supo en cuanto vio entrar a Kei a Crystal una mañana de invierno. Ese primer encuentro fue el momento más desesperante de su vida, había querido salir corriendo, pero no sólo tuvo que quedarse, sino que le obligaron a enseñarle las instalaciones al nuevo empleado. Kei no correspondía a su área, y lo agradecía, mas no por eso logró evitar verlo todos los días.
Al inicio el chico rubio y más bajo pareció empeñado en fingir que no se conocían, lo cual le hizo aquellos primeros días más llevaderos aunque llegó a dolerle pensar que para el otro no había significado nada. Con el paso de los días, fue difícil ignorar la insistente mirada de Kei en los almuerzos, tanto como lo fue el no escuchar los rumores que se generaban sobre aquel.
Era lo mismo de antes, las secretarias se encargaron de inmediato de difundir las preferencias sexuales de su ex pareja, después su fama de promiscuo y para rematar que andaba tras su jefe directo que para colmo era el único amigo sincero de Tatsuya en aquel edificio. Le advirtió a Shoya de los rumores y aunque éste no le creyó no quiso contar su experiencia con Kei; sabía que su amigo era un hombre inteligente y tomaría la decisión adecuada o eso quería creer.
Ante todo eso intentó hacer oídos sordos, fingir e incluso auto convencerse de que eso no le afectaba, que ya no tenía que ver consigo y que como todo el profesional que era sacaría adelante su trabajo como hasta ahora.
A las pocas semanas de que ingresara Kei convenció a Yo-ka de aceptar un empleo en Crystal entonces todo comenzó a ser más llevadero y aunque él no lo viera de ese modo, la presencia de Yo-ka le traía tranquilidad, le hacía olvidar a aquella presencia tan incómoda.
Fue un martes, cuando Yo-ka faltó a la oficina, que su fachada se derrumbó casi por completo. De toda la vida le habían encantado los dulces y ese día en especial tenía un antojo demoniaco de ellos. Sin meditarlo fue directo a la máquina expendedora por unos y no fue hasta que eligió cuales quería que se dio cuenta de que sólo llevaba consigo la tarjeta de crédito.
Estaba tan concentrado lamentándose por no haber traído algo de dinero que no notó cuando alguien se le acercó por detrás, lo hizo cuando esa persona depósito dinero en la maquina, marcó algunos números y aún sin permitirle voltear a verle le entregó el paquete de dulces.
—Gracias... —habló, mientras se volteaba— Te lo pagaré... —se detuvo justo cuando vio que se trataba de Kei, un sinfín de sentimientos se arremolinaron en su interior y al final la ira se sobrepuso a todos— No quiero nada tuyo.
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Cristal
FanfictionTatsuya ha sufrido un sin fin de decepciones amorosas, pero fue la última la que mayor daño le causó. Harto de llorar y lamentarse de su situación se propuso olvidar todo y hacer como si nunca le hubieran herido para poder seguir con su vida. Aquell...