Antes que pudiera decir otra cosa, un terrible dolor de cabeza me surgió. Me toqué la sien y arrugué la cara.
–¡Ah! ¿Está cambiando de mundo? –comentó la mujer.
–Otra vez –indicó el hombre.
–¿Qué tonterías dicen? –les dije.
–Será mejor que mantengas tu mente en ese presente –dijo la mujer mirándome.
–No te preguntes... –dijo el hombre.
–Cuestiones... –complementó la mujer.
–Demasiado –agregó el hombre.
–Disfruta la otra rama paralela –indicó la mujer con una sonrisa sincera que me sorprendió.
–¡No me estoy yendo a ningún lado! –dije irritado. –Es tan sólo, una terrible jaqueca.
–Parece que tiene razón... –comentó la mujer.
El dolor era tan fuerte que no pude evitar gritar de angustia: No... no... ¡No! –Comencé a tener imágenes en mi mente, recuerdos que había olvidado. Recordé llegar a la estación de ferrocarril de la Ciudad de México, recordé haber estado en una reunión con el presidente Díaz, luego vi sombras... sombras en mi departamento, ¿de quiénes?
Estaba en el Palacio Nacional, fui a la oficina del ministro de Ciencia y Tecnología, el cientificista Dr. Ing. José Alfredo Arenas, uno de los favoritos del presidente, como todo quien se dedica a la ciencia aplicada. Siendo el asistente personal del secretario de Desarrollo Regional, entré a su oficina por los planos acuíferos de la ciudad y miré unas peculiares notas en las paredes, en ese momento apareció el Dr. Arenas y no le agradó que le hiciera preguntas de su proyecto privado. Me señaló lo que le pedía sobre su escritorio, tomé la caja de los planos y en un acto de furia me inyectó algo en el cuello y me lanzó por la ventana, cayendo al zócalo. Y después desperté en una plaza ajardinada... ¡era el zócalo capitalino! Sobreviví a la caída... pero cómo.
–Ya encontramos el origen... –dijo la mujer, después de relatarles mis recuerdos.
–Sin lugar a dudas. Todo proviene del tal señor Arenas –comentó el hombre.
–Al parecer es otro gafe en los mundos. Esa cosa que te inyectó capta los entrecruces de los mundos paralelos y te transporta a ellos. Todo indica que deseaba deshacerte de ti, totalmente. Y no moriste porque el cambio de mundo aligeró la caída afectando la original gravedad del tiempo –explicó la mujer sacando de su grande bolsa una pistola de succión.
–¿Ustedes conocen qué es? –dije, aun hincado en el suelo.
–Se han inventado en otros mundos paralelos cosas similares. Pero no podemos permitir que existan. Se puede jugar con el calentamiento global. Esto... esto es serio –dijo el hombre.
La mujer se acercó a mí, me puso la pistola en el cuello y me extrajo el aparato. Me dolió demasiado, todavía lo recuerdo. De repente sentí un escalofrío. Al mirar uno de los caminos del parque, vi tres hombres vestidos con túnicas oscuras, un sombrero negro de ala ancha con plumas de tono gris, lentes redondos oscuros, botas de cuero negro y en el cuello una blanca gorguera, estaban inmóviles mirando hacia mí.
–¿Y quiénes son esos? –dije.
–Se consideran como la guardia del tiempo y espacio. Les atrae las anomalías –dijo la mujer.
–Entonces se conocen. ¿Son parte de su equipo? –les dije.
–En realidad, no. Somos muy precavidos con nuestros viajes. No andamos saltando de un lugar a otro. Evitamos llamar la atención –explicó el hombre.
–¿Qué debo hacer?, ¿Hablar con ellos? –les dije.
–De hecho, ellos nunca dialogan... –dijo el hombre
–Siempre destruyen... –dijo la mujer en lo que me pasaba una anticuada pistola de este tiempo.
–Lo mejor que puedes hacer es... –suspiró el hombre.
–¡CORRE! –dijeron al mismo tiempo.
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Crónicas ucrónicas: La Nueva Novohispania
Science FictionHay dimensiones alternas, divididas en lo que se conocen como: Universos Paralelos. Muchas opciones múltiples, desde decisiones sencillas hasta otras que cambian totalmente la visión de cada universo. México no es la excepción, y la Nueva Novohis...