6. Cartas en el tiempo

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"Di adios al mundo que pensaste en que vivias
Inclínate y juega en el papel de un solitario corazón"



Mi flor fue lo primero que vi cuando me desperté al día siguiente, la había puesto en un vaso con agua y me sentía feliz de que tenía buen aspecto, ya que no sabía nada de cuidar flores y menos de flores que venían desde el más allá.

Decidí que no quería dejarla en la mesa de luz, así que la puse sobre con un broche sobre mi abrigo, tenía pensando ir al centro del pueblo para visitar a mi tio Alex en el hospital.

Si salía por la mañana, llegaría antes de que toda la noche se aproxime.

Sabía por la madre de Alan que mi tío se encontraba estable, pero quise ir al hospital a verlo, aunque él haya sido un agrio yo sí tenía sentimientos por el. Además, todos los hechos que estuvieron ocurriendo en la cabaña me tenían con un millón de preguntas, y solo Alex podría responderlas, si hay alguien que sepa todo acerca de esta cabaña era el.

Estaba convencido de que los fantasmas eran ecos de sucesos trágicos, y de que algo extraordinario había ocurrido en esa casa en el pasado.

Me había puesto ropa cómoda y un saco ya que el día estaba frio y brumoso. Salí al cobertizo en busca de la bici y cuando me subí para adentrarme al bosque, respire profundamente dejando que el viento helado me pegue en la cara y deje que el aire inunde mis pulmones. Se sentía a libertad.

Y de repente oí mi nombre

—Harry...

Me giré rápidamente inspeccionando las copas de los árboles, escuchando a los pájaros y ardillas, pero no había nadie allí, pero esa voz había soñado real, no pude contenerme y grite al viento:

—¡Volvere pronto!

¿Por qué me estaba despidiendo de mi fantasma?

Mientras seguía pedaleando por el bosque, en mi cabeza se formaban mil preguntas y todas sin respuestas, así que después de unos minutos llegue al pueblo y encadene a una valla mi bici y me dirigí a la parada de autobuses, porque el hospital quedaba más lejos. No estuve ni 5 minutos sentado cuando Alan llego y se sentó a mi lado

—¡Buenos días Harry! No sabía que vendrías hoy al pueblo

—Yo tampoco —sonreí— lo decidí anoche

—Podrías haberme llamado... tienes mi número de celular —dijo con un tono de reproche que me hizo reír

—Lo sé... pero —me sorprendí a mí mismo buscando una excusa para contestarle— no creo que sea necesario avisarte de cada paso que doy

Alan frunció los labios antes de liberarlos en una sonrisa triste

—Me ha sorprendido encontrarte hoy aquí Harry, eso es todo

Me sentí mal por su tono de voz, el solo intentaba ser amable

—En realidad, voy más al centro del pueblo —explique con un tono amable— Solo espero el autobús de línea

—¡Estupendo! una excursión por la ciudad—replicó con entusiasmo— Puedo llevarte en coche, espérame aquí y en 5 minutos te recojo

El bosque de los corazones dormidos l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora