13. Prefacio de los momentos felices

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Harry sabía que, si Alan estaba de su lado, no podrían juzgarlo mucho. No tenía que seguir convenciendo a su tío o a Ángela.

Era extraño para Harry estar en esa escena mientras cada una de las personas que estaban en esa habitación hablaban de su vida como si él fuera invisible o como si tomar decisiones para su propia vida fuera un trabajo imposible.

Pero no quería entrar en discusión así que solo se sentó y dejo que Alan hablara mientras el solo asentía de vez en cuando.

Alan hablaba como si lo conociera de toda la vida, les decía que era una persona distinta, que sus valores habían cambiado, que se sentía más allegado a la naturaleza. Remato incluso diciendo que los pueblerinos lo querían y le habían tomado mucho aprecio. Lo cual era trágico porque Harry solo había hablado con 3 personas, a lo sumo 4.

Les hablaba de que había entablado una gran amistad con Alan, con Ana, incluso con Rosa, que iba a hacer las compras semanales y una bola más de mentiras que no quería escuchar.

-Harry ha ganado confianza, seguridad y razones para quedarse en esta cabaña y ser independiente -dijo Alan muy convencido.

Sabía que muchas cosas de esas eran mentira, pero para hacer la justificación más verídica Harry solo atino a asentir muy confiado.

Realmente no había ganado mucha confianza al pueblo o a las personas dentro de él y tal vez la única razón por la que se quería quedar estaba ligada a unos ojos azules.

- Además -continuo Alan- Está haciendo un trabajo muy bueno sobre botánica, está emprendiendo en lo que quiere seguir en un futuro y estar en Colmenar le ayuda muchísimo.

Cuando Alan volvió a mirar a Harry este estaba con una cara de confusión-susto porque eso estaba muy alejado de la realidad, apenas soportaba la tierra y las ramas. Él era más un chico de libros y teorías.

-¿¡En serio?! -acoto la profesora- Eso es increíble Harry, espero verlo pronto.

Harry quería morir, pero primero debía morir Alan.

-Claro, se lo enviará apenas esté terminado, será fabuloso.

Quería matar a Alan ahora mismo, no importaba como.

-Lo estaré esperado, aunque creí que eras más de letras Harry -comento la profesora

-Yo también -Alan lo miro con una mirada asesina- Hasta que llegue a Colmenar, la naturaleza te cambia.

Así que todos en la sala se quedaron en silencio esperando a que Alex comente algo.

-Puedes quedarte de momento -dijo con su voz neutra- Pero la próxima vez que hagas algo estúpido, yo mismo te haré las valijas Harry.

Después de eso Alex y Ángela no pudieron seguir hablando ya que ellos tenían que viajar a la terminal porque la profesora tenia clases el día siguiente.

Pero antes de irse, le hizo prometer a Harry que, si en alguna ocasión se sentía solo, triste o asfixiado, reconsiderara la posibilidad de volver a la capital y hacer una vida distinta.

Promesas falsas porque sabía que no se quería ir, o por lo menos, no sin antes escarbar un poco más en la vida de Louis.

Así que ambos adultos salieron de la cabaña más o menos convencidos gracias a las mentiras de Harry y Alan.

-¿Dónde estabas, Harry? -Lo escucho mientras veía por la ventana como el coche de su tío desaparecía.

Así que quito su vista del cristal para enfrentar la mirada de su "amigo", y lo decía así porque todavía no se olvidaba que había actuado como un niñero para él.

El bosque de los corazones dormidos l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora