Abro los ojos y siento los latidos de mi corazón pesados, estoy cansada; me estiro y me cambio a una posición más cómoda para dormir pero el despertador hizo que abriera mis ojos y me pusiera de pie para poder hacerlo callar.
Veo la hora, 5:40 am. Camino hasta el baño mientras arrastro mis pies, demonios quiero seguir durmiendo ¿Y si finjo estar enferma? Tomo aire y respiro fuerte ¿A quién engaño? A mamá no le importa que me sienta mal, a menos que este ardiendo más que una parrilla. Me cepillo los dientes y luego tomo una ducha, estoy pensando que prendas de mi guarda ropa combinarían mejor. Al terminar mi baño ya tengo en mente el conjunto perfecto que usare.
Cuando ya estuve lista tome mi mochila y salí a la cocina donde ya se encontraba mi madre.
-Buenos días tesoro.- mi madre me habla con cariño y se gira para verme.- yüi pero ¿Por qué estas vestida así?
- ¿Qué tiene de malo? ¿Me veo muy fea?- pregunto algo confundida, nunca he sido una fashionista como ella pero por lo menos se vestirme de una manera aceptable.- mamá, mira la hora que es llegaremos tarde y tu aun andas en pijamas.- digo un poco molesta.- no importa, me iré caminando.
-¡yüi!- mi madre me llamo en distintas ocasiones pero yo iba tarde así que la ignore y Salí a toda prisa.
Al caminar por la avenida me extraño mucho no ver el movimiento que suele haber y la mayoría de las tiendas cerradas, normalmente hay muchas personas caminando aceleradamente para llegar a tiempo a sus trabajos y/o escuelas, además del tráfico infernal.
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-¡MAMAA! ¿por qué no me recordaste que era sábado?- digo entrando mientras tiro la puerta de la casa
-trate de hacerlo linda pero no me dejaste.
- pude haber dormido mas.- me quejo.
-pues ve a dormir tesoro, aquí te dejare la comida.- señala el microondas y yo sonrió.
-Si tesoro, ve a dormir.
Dirijo mi vista hacia la mesa y veo al chico de ropa extraña sentado tomando una taza de lo que creo que es café, me froto los ojos y pestañeo un par de veces a lo que él me dedica un beso <<puto>> miro a mi madre quien termina de hacer el desayuno mientras tararea una canción.
-mami digo mientras empiezo a jugar con su cabello.
-¿Qué?- se aparta de mi.- sabes que no me gusta que hagas eso, me dan escalofríos.
-¿ves eso?- señalo al chico raro y él le da un largo sorbo a su café, ella observa y entrecierra los ojos.
- ya ve a dormir.- me dice seca y vuelve a lo que hace.
Yo miro al chico quien sonríe y me voy al mi cuarto, el me sigue.
-buenos días para ti también dulzura.- me dice con más sarcasmo de lo normal.
-¿Qué haces aquí?, ¿Para qué volviste?
-en realidad nunca me fui, dormí en el mueble de tu casa.- se sienta en la silla de la computadora mientras yo me quito los zapatos para volver a meterme en la cama.- por cierto tu mamá hace un café delicioso.
-acosador.- lo miro con un poco de odio y me entierro bajo mi sabana.- vete, déjame dormir.
- vamos no seas así.- hace una pausa y escucho algo pesado que colocan sobre creo que es la mesa.- te traje un regalo.
-me aparto la sabana de la cara rápidamente y lo observo.
El chico había puesto en mi mesa una especie de maceta con una forma redonda, parecía un balón de color azul celeste en tono pastel, me pareció muy hermoso. Salí de mi cama y me acerque a él con una sonrisa, en su interior había tierra yo mire al chico que por alguna razón no sonreía. Yo entendí al instante para que me obsequio este objeto, me acerque a mi mochila y busque las semillas que me había entregado aquella señora.
Me disponía a sembrarlas cuando él me las arrebato de las manos.
-se hace así.- comienza a hacer un hoyo muy estrecho con su dedo en la tierra el cual llena con un poco de agua y luego procedió a meter un par de semillas, cuando la tierra termino de absorber el agua él tapo el agujero.
-hmmmm.- dije mientras pensaba en lo quisquilloso que era.
De pronto vi como del jarrón salía un resplandor y la habitación se inundó de una luz cegadora haciéndome cubrir mis ojos con mis manos, cuando ya pude abrir los ojos vi como algunas chispas salían de la tierra y apareció un pequeño tallo de un color rosa fluorescente.
-no requiere muchos cuidados, solo agua, sol y que le hables.
-¿hablarle?
-si, no querrás que tu ruchofleco sea un extraño para ti, de hecho dan unos consejos muy buenos.
-¿consejos?
- no te sentirás sola nunca más.- dice mientras se sacude un poco las manos.- quiero contarte un poco más sobre mi mundo.
-¿seguirás con eso?- volteo mis ojos mientras vuelvo a mi cama.
- no puedes decir que miento, ya comprobaste que tu madre no me ve.
-no quiero herir tus sentimientos pero sé que eres producto de mi imaginación, sé que se me pasara en unos días y tu mi amigo, desaparecerás.- recuesto mi cabeza sobre mi esponjosa almohada.
-¿si fuera producto de tu imaginación podría hacer eso?- el chico se sentó sobre mi espalda haciendo que me faltara el aire y yo empecé a gritar.
-¡YÜI! ¿Qué sucede?- mi madre grito desde la cocina y el chico se quitó de encima.
-¡NADA, SOLO VI UNA CUCARACHA!- digo viendo al chico para luego lanzarle un zapato que se estrelló perfectamente contra su frente:- pero ya me encargue de ella.- sonreí.
-yüi.- dice mientras se masaje la frente la cual ya se había puesto roja gracias al golpe.- que nombre más extraño.- dice Con una mueca.- ¿de dónde proviene?
-es japonés... aunque mi madre lo personalizo un poco al colocarle los puntos sobre la u, en realidad hizo un mal uso de ella, si me hubiese llamado güi lo entendería pero igual no tiene chiste.
-¿y para que hizo eso?
-le gustó la idea que los puntos sobre la u la hicieran parecer una sonrisa.
-ahora me parece que es más raro tu nombre, no sabía que se escribiera así.
-¿y cómo te llamas tú? pervertido.- no me moleste por su comentario ya que yo también creía que era un nombre un poco extraño, pero me gustaba, así que no había problema.
-Naoki.- dice como si nada.
-¿en serio?, ¿Naoki?, ¿y dices que mi nombre es raro?
-no entremos en detalles, estoy aquí para hablarte de Meseország.
-¿mesese que?
-sobre mi mundo, dimensión, plano, mundo paralelo, como quieras llamarlo.
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Yüi?
Fantasy¿Qué pasa con todas esas cosas que pasamos por alto? Aquellas que aunque estén enfrente de nosotros son invisibles gracias a que no le prestamos la suficiente atención. Tal vez se abra una puerta a una dimensión desconocida y permanecen allí hasta...