Capítulo 5

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El lunes llegó sin avisar. Abandonamos la cabaña y nos dirigíamos a la ciudad donde nuestra vida volvería a la rutina. Mi cita con el neurólogo sería ese día, a las cuatro de la tarde. Hacía mucho no asistía a una cita. Había descartado toda posibilidad de atender el tumor que me estaba perturbando la salud desde hace dos años. Como dice mí médico, soy un milagro. El amor que Yoochun me ha dado ha sido mi medicina y mi distracción para no echarme a morir. La forma en que él me mira día a día, como me susurra que me ama al oído luego de hacerme el amor, la forma en que sonríe cada vez que me ve... todo eso ha sido mi mejor tratamiento, aunque no puedo negar que los dolores de cabeza que me dan son horribles y que cada vez que sucede, aunque no es muy seguido, siento que se me desgarra la vida con cada dolor.

Yoochun me sacó de mi pensamiento y de mi monólogo.

"¿Quieres algo de comer?" –me preguntó y le sonreí. De repente quise unos huevos revueltos con queso y unas tostadas con mantequilla y miel, como las que habíamos comido la vez que fuimos a Francia. Y un café con crema batida.

"Quiero huevos revueltos con queso y tostadas con mantequilla y miel... Ah y café con crema batida y canela por encima." –dije y sentí como literalmente, se me hacía la boca agua al pensar en el menú.

"¡Wow! Te levantaste hambrienta hoy. Bueno, sus deseos son órdenes." –dijo él y me lanzó un beso que no falló en sonrojarme y él río con una carcajada traviesa y nos detuvimos en una cafetería.

La cafetería era un lugar nítido y limpio. Todo decorado con el motivo de otoño que tan feliz me hace. Las mezclas de colores y las decoraciones con hojas no fallaban en ponerme una sonrisa en el rostro.

"Este lugar me lo recomendó Junsu. Él ama el café que hacen aquí." –dijo Yoochun y me tomó por la mano para adentrarnos más al lugar y pedir nuestro desayuno. Habíamos desayunado algo en la cabaña pero por alguna razón, yo sentía más hambre que nunca.

Sonreí y él me colocó un beso en medio de mi cabeza, entre el comienzo de la cascada de rizos color madera.

"¿Qué café es el que él toma aquí?" –le pregunté con curiosidad.

"Nunca le he preguntado." –dijo y sacó su celular de su bolsillo. "Le voy a enviar un mensaje para preguntarle." –y muy concentrado escribió el mensaje.

Esperé a que Junsu contestara y comencé a mirar el menú. Todo se me antojaba en ese momento. Podría comer una cosa de cada una del menú y no me molestaría. Mi periodo estaba cerca, o algo más sucedía dentro de mí. La segunda opción que pensé me dio escalofríos.

"Un Café con leche de almendras, crema batida, tres shots de chocolate y canela" –dijo Yoochun tomándome por la cintura. Colocó su barbilla en mí hombro derecho y cruzó sus manos alrededor de mi vientre y sentí como si algo dentro de mí se moviera. Al parecer, él sintió lo mismo porque las retiró seguida.

Una jovencita, que parecía estar deslumbrada con Yoochun apareció frente a nosotros y se remeneó lo suficiente para hacerme poner los ojos en blanco y acercarme a mi hombre. La cara de ella palideció cuando la miré y le sonreí.

Sus mejillas se pusieron rojas como tomates y sentí satisfacción de mi acción.

"Unos huevos revueltos con tostadas con mantequilla y miel y un café con leche de almendras, crema batida, tres shots de chocolate y canela, y unos panqueques sencillos para mí con café." –dijo Yoochun y sacó algunos billetes de su cartera.

La jovencita extendió su mano temblorosa hacia él y tomó los billetes que él le ofreció. Yoochun le sonrió y me miró a mi, tirándome una guiñada que provocó que par de monedas calleran sobre el gabinete en caoba tallada y hermosa que estaba frente a nosotras. Yoochun, caballeroso como es, le dijo que no se preocupara y recogió las monedas y guardó todo en su billetera. Me tomó por la mano y escogió una de las mesas de la esquina de la cafetería desde donde podíamos la fila de árboles que ya cambiaban de color.

"Hacía tiempo que no te veía reclamar lo que es tuyo." –dijo Yoochun en tono de chiste refiriéndose al suceso que había sucedido minutos atrás.

"Hacía tiempo que ninguna jovencita se te quedaba mirando con ojos de buitre como si quisiera comerte." –dije con un tono menos jocoso y él estalló en una carcajada.

Le giré los ojos y los puse en blanco de nuevo. La fama le precedía. Se sabía muy bien lo coqueto que fue antes de conocerme y cuando era un idol.

"Tú sabes muy bien, que tú eres la única mujer en mí vida. Por ti me recogí a buen vivir, ¿no?" –dijo él y tomó mi mano.

"Más vale que sea así." –le dije y le di una mirada fulminante que fue interrumpida por un apuesto joven que nos entregó la orden y que no quitó sus ojos de mi escote.

"¡G R A C I A S! " –exclamó Yoochun lo suficientemente alto para que él jovencito interpretara su tono de voz y nos dejara.

Solté una carcajada burlona y lo miré. A él pareció no hacerle mucha gracia, pero de igual forma ignoré su minuto de celo.

"Yoochun por Dios..." –le dije y tomé mí plato y le di un mordisco a mi tostada.

"Se te hace simpático ¿no?" –dijo él y cambió la cara a una más relajada.

"Es para que veas que yo también puedo tener admiradores, pero tranquilo. Nadie provoca en mi lo que tú." –le dije y seguí comiendo.

Él se tranquilizó y picó uno de los panqueque y me dio un pedazo y siguió comiendo. El silencio entre nosotros era cómodo y tranquilo y arriba las bocinas del lugar tocaban "Cheap Thrills" de Sia que me hacían moverme en mí silla y hacer reír a Yoochun mientras desayunábamos.



Capítulo nuevo!!! Está vez no me tardé tanto. Espero en Dios subir más antes del fin de semana. Espero que les guste. ♥

Don't Say Goodbye~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora