—Ayudarte no significa que esté de acuerdo. —Recordó Jeorg en voz alta, con un deje molesto.
—Nadie dijo que fuese así. —Respondió Yaroit, en el mismo tono.
El hombre se revolvió incómodo en su silla.
<< ¿Debo de evitarlo? Aún puedo hacerlo, no lo dudo... pero... no, no debo>>. — ¿Están ya los sensores trabajando? —Preguntó, haciendo caso omiso de su voz mental.
Después de hacer planes y de preparar la nave, se había pasado todo el tiempo inquieto. No había visto a un humano en varios años, y que llegase uno en esas circunstancias era lo menos oportuno que podía suceder. Yaroit en cambio parecía estar en calma total. —Estamos totalmente listos. —Reiteró ella. Sabía que la acompañaba aunque no quería y lo agradecía, aunque con o sin él estaba decidida a rescatar al niño humano—. A punto de llegar, Jeorg.
Habían salido a las nueve de la noche, con la luna a sus espaldas, en un recorrido que en condiciones normales debería tomarles menos de una hora, volando lento para estar atentos a cualquier amenaza. La nave estaba en piloto automático, así que Jeorg permanecía sentado con las piernas levantadas sobre el panel de control, moviendo las manos. Yaroit mientras tanto sacaba un jugo de la mini refrigeradora incorporada a la nave, bebiéndolo en ese instante. Pensativa, sacó un segundo y fue a sentarse, cerca de una pequeña ventana en la pared que le permitió mirar hacia abajo y apreciar los cientos y cientos de hectáreas de terreno casi seco que se extendían a sus pies. <<Vaya lugarcito para venir>>. — ¿Crees que Efxil aparezca? —Le preguntó a su compañero.
—Es una posibilidad —contesto él. Aunque bien sabían que Efxil iba a estar allí, hablaban para romper la tensión. A pesar de mostrarse en calma, Yaroit por dentro estaba igual o más nerviosa que Jeorg. Ella no había visto nunca a un humano a excepción de los que estaban en ese mismo planeta y si la información que tenía era correcta, el niño que llegaría era del tipo de humanos del que eran sus ancestros y los de Jeorg. Le interesaba conocerlo por eso, además de que le parecía atractiva la idea, en secreto, de tener una compañía más que sólo la del hombre. No le gustaba la soledad, por lo que cuando las cosas aún no se tornaban turbias, solía pasar largo tiempo con Zeqdas, Naem o Lasret, que eran sus hermanas. <<Los cinco eran mi familia>>, pensó, con nostalgia. —Pero se cambiaron de bando. —Murmuró para sí misma.
—Así es. Ahora son nuestros enemigos. —Continuó Jeorg. Yaroit sonrió por la respuesta, sin estar muy sorprendida. Él la escucharía aunque su voz fuese apenas audible, él sabía a qué se refería sin explicárselo. El único lugar seguro eran sus pensamientos. A punto estaba de replicar, cuando la voz robótica de la computadora que controlaba la nave salió por los altavoces, sobresaltándola.
"MENOS DE VEINTE MINUTOS PARA LLEGAR..."
— ¿Quieres una felicitación acaso? —Le interrumpió Jeorg hablando en voz alta, medio en broma, medio enserio. Al incrementarse las anomalías energéticas, por fin pudieron determinar con más exactitud donde llegaría ese niño.
Yaroit sonrió. —No creo. Parece que quiere que la ayudes a pilotar la nave. Hasta ella debe de cansarse de vez en cuando, ¿o no computadora?
LASTIMOSAMENTE, NO ES ASÍ. Respondió la voz de los altavoces. NO PUEDO CANSARME. NO PUEDO HACER OTRA COSA QUE NO SEA LO QUE USTEDES ME ORDENEN.
Jeorg pensó en dar una réplica ingeniosa, hasta que fue callado por un intenso pitido que comenzó a sonar por todo el vehículo.
NAVE ENEMIGA DETECTADA. ALERTA, NAVE ENEMIGA DETECTADA.
El hombre y la chica cruzaron miradas y un intenso resplandor surgió del cuerpo de ambos, mezclándose el azul verdoso de Jorge y el violeta claro de Yaroit. Eso solo podía significar una cosa. Ella hablo primera. — ¡Maldito sea! ¡Efxil se nos adelantó! —Se movió enseguida para ver el radar, donde aparecía un punto a doscientos metros de distancia.
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Daosled: El Último Heredero
Science FictionAlexander es un niño humano que un extraño día resulta transportado a una dimensión paralela, donde se encuentra con Jeorg y Yaroit, quiénes son los últimos sobrevivientes del planeta Daosled, destruido hace treinta años. Los tres tendrán que enfren...