Capítulo 7

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Lo que pasó con Cristian se lo conté Amy el día siguiente cuando fui a su casa, y ella pensó lo mismo que yo:

Ese chico era demasiado raro.

Pasamos parte de la tarde hablando de ello, pero la veía triste, ensimismada y por más que le preguntaba se rehusaba a contarme qué le sucedía. Para que sonriera y se divirtiera un rato, jugamos X-Box, su juego favorito: Mortal Kombat.

Volvimo al tema de lo raros que son los chicos, y después de tanto reflexionarlo, y empezar a hablar temas completamente incoherentes al tema principal, me lo dijo:

-Terminé con Edgar.-Soltó con frialdad, intentado cubrir el dolor que sentía. La conocía, ella quería mucho a su novio, por más que lo negara.

-Espera ¿Qué?

-Sí, descubrí que llevaba saliendo con una australiana de intercambio desde hace 3 meses.

Y se rompió.

Después de la confesión, dejé que se desahogara, pues llevaban 2 años de pareja y el enterarse de eso debió ser como un baldado de agua helada, con hielos.

Nos recluimos en su cuarto hasta que se hizo de noche, pues yo tenía qué irme antes de que mis padres llegaran a casa, los cuales por cierto, se comportaban de una forma sumamente extraña conmigo desde hace ya varios días.

Al llegar a casa, afortunadamente no me encontré con Cristian y mis padres no habían llegado. Saludé a mis hermanos, Graciela la menor y Sebastián el mayor, yo estaba en el medio; Graciela tenía 6, era una niña hermosa de cabellos rubios y ojos azules, y Edward de 19, era un chico alto y muy delgado, de cabello castaño y ojos azules. 

Estuve un rato con ellos viendo Mulán, la película favorita de los 3, para luego preparar la comida y acostar a Graciela, ya que mis padres habían llamado hace ya un rato para decirme que no llegarían temprano, es decir, tiempo de paz para mí.

Tú, Mi Peor Pesadilla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora