Miércoles, 9:15 p.m
Dejé de subir a la terraza, no sabía si Cristian me había delatado y lo mejor era no saberlo. Si iba y la cámara de seguridad funcionaba o había algún guardia por allí, se darían cuenta de que en realidad sí subía a la terraza, así que era mejor no arriesgarme.
Debido a mi miedo por ser descubierta, necesitaba encontrar otra manera de escapar de las constantes peleas y gritos en casa, y de mi mundo en general, así que comencé a dar caminatas por el conjunto cuando ya habían luces apagadas y solo unas cuántas personas pasaban por allí volviendo a sus hogares cansados del día, sin poner mucha atención a una chica de 17 años rondando por ahí.
Desafortunadamente en uno de mis paseos alguien llegó por detrás asustándome, haciéndome tropezar y casi caer, pero ese alguien me atrapó antes de golpearme contra el suelo. Cuando me preguntaba quién era mi salvador para agradecerle, habló.-Hey, qué lindo trasero tienes muñeca.
-Oye-Dije incorporándome rápidamente para evitar que su campo visual continuara en mi trasero-Eres un imbécil.
-Esperaba un gracias B.-Hizo una pausa-Aunque aún estás a tiempo de darme un beso de agradecimiento.-Finalizó mirándome fíjamente con sus ojos color celeste mientras se acercaba peligrosamente mi rostro.
-Ni lo sueñes Cristian.-Dije enfatizando en su nombre.
-No me provoques muñequita.-Respondió con una mezcla de diversión y molestia en su tono de voz.
ESTÁS LEYENDO
Tú, Mi Peor Pesadilla.
Romansa"-Oye princesa-Dijo con tono burlón que se encontraba a 10 pisos más abajo.-"¿Por qué no vienes a contarnos tu linda historia de amor? -Está bien-Contesté con el tono más dulce posible-Mi bella historia de amor trata de cómo esto-Mostrando mi dedo...