Zoey El novio de mi amiga

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Cora me envolvió en una de sus apretadas camisetas.

Después de colocar mi pelo en una alta cola de caballo, Cora dio un paso atrás y aplaudió felizmente. -Genial, esto puede ser incluso mejor. Luces adorable , lista para desflorar.

Quedé boquiabierta y mi cara ardía. -No puedo creer que acabas de decir eso.

Suspiró. -Oh, Zoey, he olvidado cuán completamente ingenua eres.

Odiaba esa palabra, casi tanto como odiaba ser esa palabra. Y ella lo sabía. Tragando mi irritación, la cual ella deliberadamente y con tanta frialdad usaría contra mí, rehuí y me aclaré la garganta.

-Sabes, hace un año atrás eras igual de inocente -dije, esperando hacerla recordar, para sacar la amiga que una vez tuve. Pero en serio, ¿qué clase de experiencias salvajes le había dado Joshua Kimmich a mi mejor amiga?

Se echó a reír en mi cara. -¿No es detestable cuan estúpida era? Pero eso parece hace una vida. No te preocupes por ello, querida. Unos meses aquí ayudará a sacar tu coraje.

Coraje para qué, me pregunté.

-Diálisis maldita -murmuró Cora mientras se estudiaba en el espejo de cuerpo completo, girando de lado a lado-. Me he puesto demasiado pálida.

Creí que se veía extra bronceada, pero tenía la sensación de que diciendo eso la molestaría, así que solo me senté en su cama y esperé para que dejara de degradarse a sí mismo.Después de otro minuto de fruncir el ceño y murmurar, encontró mi mirada en el espejo. -¿Crees que esto lucirá así de bien una vez que se moje?

Hice una mueca, pensando que se desintegraría y caería al segundo que ella se rociara con una manguera de agua.

Leyó mi expresión y gimió. -Tienes razón. Debería usar el azul.

Mientras ella se quitaba la parte superior de color rosa, miré mi reloj de pulsera. Debíamos ponernos en marcha; la recaudación de fondos comenzaba en cinco minutos.

-Esperaré en la sala-dije justo cuando un golpe vino de nuestra puerta.

Miré a Cora, no del todo segura si este ya era suficientemente mi hogar como para responder la puerta. Pero ella se encontraba demasiado ocupada removiendo la parte inferior del bikini color rosa.

Ese era un espectáculo que jamás sería capaz de ver, así que me dirigí hacia la puerta. -Solo... atenderé la puerta.

Ni siquiera pretendió oírme, así que me apresuré hacia el pasillo y comprobé la mirilla.

Mi estomago se anudó con tensión. ¿Qué demonios hacía aquí el muy hermoso para ser real novio de Cora? Me había rehusado a pensar en él todo el día, porque solo recordar aquellos momentos incómodos que tuvimos solos, cuando Cora había estado desmayada entre nosotros me ponía caliente y toda nerviosa. Lo juro, mi mano aún hormigueaba donde había tenido que enterrarla en su bolsillo para buscar la llave del apartamento.

Dios, él tenía un muslo caliente y duro.

Miré por el pasillo hacia la habitación de Cora, pero no estaba en ningún lugar a la vista. Dudando, finalmente abrí la puerta y me asomé. Se sobresaltó un poco cuando nuestras miradas se encontraron, haciéndome saber que la había estado esperando a ella. Una vez que se recuperó, sus ojos se calentaron con bienvenida y sonrió, destellando un profundo hoyuelo en el lado derecho de su mejilla.

Sí, tenía que tener un hoyuelo, ¿no?

-Hola -dijo brillantemente-. ¿Están listas?

Parpadeé. -¿Listas?

Sweet Love-- Joshua KimmichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora