J y Z La biblioteca es nuestro lugar

413 25 13
                                    

Josh

Todo era diferente con Zoey.

Siempre había estado tan inseguro con Cora, nervioso por tener mi primera novia y preocupado de hacer algo mal. Había querido impresionarla y gustarle tanto que no me había preocupado en tratar de descubrir si en verdad ella me gustaba a mí.

Con Zoey, tan solo... encajábamos. Lo sabía. Me gustaba. Nunca me preocupaba por la necesidad de impresionarla porque tenía la sensación de que ya lo hacía sin ni siquiera intentarlo. De cualquier manera, solía preocuparme demasiado por cuando iba a verla de nuevo como para preocuparme por eso. Tan solo quería estar constantemente con ella. La urgencia de encontrar siempre una manera de estar cerca de ella era como un hormigueo debajo de mi piel que nunca podía ser aliviado hasta que estuviera conmigo de nuevo.

Ahora, yo era el profesor. Y era yo quien le daba a ella su primera experiencia con cada nueva cosa que hacíamos. Había algo tan sexy en eso y creaba lazos, el saber que era el único hombre que alguna vez la había tocado ahí, y besado aquí. Quería todas sus primeras experiencias, y anhelaba cada una que tomaba.

Después de la forma en que Cora me había mentido, traicionado y burlado, debía haber sido lo suficientemente sabio y endurecerme para la próxima chica que viniera. Pero Zoey era tan dulce e inocente que no podía acumular una pizca de duda sobre nada de lo que me decía.

Seis días después de que comenzáramos nuestra relación secreta -secreta porque no queríamos que Cora lo descubriera y armara un lío por esto- fui a la escuela, ansioso y agitado. La última vez que había tenido la oportunidad de ver a Zoey fue ayer por la mañana en apreciación del arte.

Había tenido que trabajar la noche anterior y tenía que trabajar de nuevo esta noche, lo que significaba que no podría verla de nuevo hasta mañana, el miércoles por la mañana.

Este constante deseo por ella me volvía loco.

Pero justo cuando mis manos fueron a mi bolsillo trasero en tanto que caminaba por el pasillo, la divisé delante, caminando con Cora en mi dirección. Ninguna de ellas se dio cuenta de mi acercamiento. Pero pronto lo harían, era inevitable; iba a caminar a su lado. Fruncí ligeramente el ceño, preguntándome porque se veían tan amistosas. No me daba la sensación de parte de Zoey de que ella y Cora aún fueran siquiera remotamente amigas. Pero luego escuché a Cora diciendo-: ¿No se te va a olvidar verdad? ¿Este sábado? No puede ser reprogramado. -Y me imaginé que tenía algo que ver con su apartamento.

-No lo olvidaré. -Zoey sonaba un poco irritada por el recordatorio.

Ella fue la primera en verme. Mi interior recobró la vida, y genial... de inmediato me puse duro. Recordando cada pequeño detalle de lo que habíamos hecho juntos, la miré con un poco más de intensidad, y de un modo demasiado obvio. Ella comenzó a apartar la mirada, pero volvió a mirar antes de que sus ojos de expandieran.

No pude evitarlo. Sonreí. Cuando se sonrojó, articulé la palabra-: Biblioteca -sin en verdad pensar lo que me encontraba haciendo. Estaba así de desesperado por ella.

Le dio una rápida mirada a Cora, quien revisaba su teléfono y no se dio cuenta de que me encontraba ahí durante otro medio segundo.

-Oh -dijo Cora con una sorpresa genuina cuando finalmente levantó la mirada. Sacó pecho y luego lanzó su cabello sobre el hombro. Era patético lo mucho que se esforzaba por arreglarse delante de mí-. Hola, Josh.

Bufé, haciéndole una mueca, preguntándome por qué pensaba que había algo amistoso, o incluso civil, entre nosotros dos.

Luego mi mirada regresó hacia Zoey y mis órganos internos comenzaron a quemarse. Sostuve su mirada hasta que pasaron y ella se había ido. Esperaba que hubiese entendido mi mensaje porque ya giraba hacia la biblioteca, y mi boca se hacía agua por saborearla.

Sweet Love-- Joshua KimmichDonde viven las historias. Descúbrelo ahora