1.ROUTINE
Se dobló las mangas largas hasta el codo, los cuales luego procedió a apoyar sobre el escritorio. El reloj ya marcaba las 18h34, su horario laboral había finalizado hace un poco más de media hora, de hecho, los demás escritorios de sus compañeros estaban ordenadamente vacíos, pero los apilados papeles sobre el suyo le hacían saber que le faltaba al menos una hora más para poder partir.
Suspiró por enésima vez esa fría tarde. No deseaba quejarse, era él quien había pedido las horas extras a su jefe pues necesitaba el dinero, pero eso no quería decir que no estaba cansado. Cansado de lo que ahora era su vida. Si hace diez años alguien le hubiese dicho que a los veintisiete no sería más que un simple oficinista, probablemente se hubiese reído en sus rostros para luego pavonearse sobre ser el mejor detective del mundo algún día.
Continuó moviendo con rapidez sus dedos sobre el teclado del computador, viendo de vez en vez los archivos que tenía sobre el escritorio, comparándolos con las gráficas que se mostraban en la pantalla. Terminó quitándose la corbata negra para luego desabotonar tres botones de su camisa, total, estaba solo en ese lugar.
El ardor en sus ojos se hizo más presente una vez que apagó el ordenador. Acomodó todas sus carpetas en los cajones de su escritorio y se estiró un poco sobre la silla para desentumecer sus extremidades.
Tuvo que cerrar por completo su gabardina tan pronto puso un pie fuera del lugar, el viento invernal lo había golpeado de lleno, calando hasta la médula. Llegó hasta el parqueo situado al otro lado de la calle, ése destinado a los empleados de aquel gris edificio. Encendió el motor de su viejo Chevrolet color marrón, no sin antes retirar algo de su dedo y guardarlo en el bolsillo de su pantalón.
-_-_-
A pesar del mal tiempo que hacía, tuvo que retirar su bufanda y gabardina al cruzar el umbral de aquel lugar que estaba custodiado por dos guardias mal encarados a cada lado. A pesar de estar casi vacío, como cualquier otro bar en día miércoles, el olor a tabaco era realmente penetrante. No tenía la mejor iluminación, sin embargo el humo de los cigarrillos y puros hacían más tenue el lugar. Estiró un poco su cuello, intentando vislumbrar la presencia de alguien entre las mesas caoba del salón pero sin éxito, dirigió sus pasos hasta la barra que estaba al fondo, donde una mujer que rondaba los treinta años se encontraba limpiando las jarras y acomodándolas en el estante que estaba sobre todas las botellas de licor.
-¿Jeannette?,¿ acaso ella aún no viene?- preguntó al sentarse en las altas sillas de color negro brillante, llamando la atención de la robusta mujer, quien volteó al reconocer su voz.-¡Vaya que te has tardado hoy!- reclamó, guardando el trapo en su delantal para luego recoger sus rubios rizos con una cola mal hecha.
-lo siento, tuve que hacer horas extras. ¿Ella se ha ido ya?- su voz sonó nerviosa, temiendo no verla.
-Sube- fue la única respuesta luego de hacer una bomba de chicle, la cual explotó sobre sus labios rojos.
Lawliet sonrío y sin perder tiempo se dirigió a las escaleras que estaban a un lado de la barra, ésas que al fondo mostraban una puerta de madera con un número 20 escrito en dorado sobre ella.
-¿Quien es?- se escuchó una suave voz al otro lado, algo que le hizo temblar como un chiquillo al reconocerla, su emoción era tanto que podía jurar haber percibido ya su fresco y ligero olor a rosas y limón.
-Soy quien tú desees.
Su seductora voz llegó hasta los oídos de la chica quién se encontraba frente al espejo de un tocador acomodándose sus prendas, por instinto corrió a la puerta y sonrío ampliamente al verlo. A pesar que su aspecto lucia cansado, con su camisa arrugada por fuera del pantalón, sus mangas dobladas hasta los codos, unos cabellos desarreglados y unas ojeras más marcadas que lo usual, aún así lograba verse jodidamente sensual para ella.
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L'appel de la vie
FanfictionEl amor no es para siempre. Los sueños se desvanecen. Su relación ya no es tan fuerte. ¿Lograran salvarla, o la separación es inminente? ----------------- LxLight