CAPÍTULO 25. Prefería verla llorar.

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CAPÍTULO 25.

Prefería verla llorar.

Todo Bradford ya había aprendido, sólo faltaba ella.

Lauren's POV

Toqué a su puerta dando dos fuertes golpes, repetí la acción varias veces hasta que la puta de Esther abrió.

-¡¿Quién mierda toca de esa mane... Cobra. -dijo cuando me reconoció. Arregló su arrugado vestido blanco y ajustado, estaba tan gastado que se transparentaba casi todo. Sonrió, más bien hizo una mueca macabra que supongo que debió parecerme sexy.

Hace años Esther había sido una belleza, desde los dieciséis me la follaba, ella ya tenía treinta, pero recuerdo que me encantaba. Ahora, dos años más tarde, parecía de cuarenta y muchos o cincuenta y pocos, malditas drogas, en verdad era bella. Trabajaba en el table dance de la ciudad, y había sido la mejor, ahora la ponían antes de todas y le daban escasos cinco minutos. Por su ajustado y corto vestido, y sus plataformas transparentes, suponía que iba al trabajo.

-¿Cómo has estado, bebé? Hace tiempo que no vienes... -dijo acariciando mi mejilla pero alejé su mano de mi rostro con un poco más de fuerza de la necesaria.

-¿No tienes que ir a abrirle las piernas a algún borracho? -pregunté intentando no mirarla, me daba náuseas pensar que algún día yo me había follado algo tan podrido.

-Siempre tengo tiempo para ti, cariño. Esther siempre tiene tiempo para la Cobra. -dijo susurrando. -Puedo darte unas cuantas clases más, lo que quieras, mi amor. -murmuró intentando acercase de nuevo.

-Ya no las necesito. -respondí con una sonrisa burlona.

Esther había sido una especie de maestra para mí, cuando te tiras a zorras sin experiencia aprendes muy poco, cuando te tiras varias veces a la puta del pueblo, lo aprendes todo. Pero cuando Esther empeoró con las drogas y dejó de ser sexy, la dejé de ver, hasta un día que regresé a su casa, ella abrió la puerta y me sonrió, antes de que pudiera lanzarse sobre mí corrí a la habitación de su hija. Y practique con su pequeña todo lo que su madre me había enseñado.

-Entonces, ¿a qué veniste, cielo? -preguntó con voz melosa.

-A ver a tu hija. -respondí con una sonrisa cínica en el rostro.

Ella dejó del lado su actitud coqueta y su sonrisa se transformó en una mueca repugnante.

-No está.

-No me mientas, Esther.

-¿Para qué la quieres? Cobra, sabes que yo soy mejor que esa estúpida. -dijo destilando veneno.

Yo sólo reí y grité:

-¡Lucy!

Esther hizo una mueca y se sentó en el pedazo de mierda que llamaba sofá, empezó a maquillarse, pero yo sabía que quería escuchar lo que le diría a su hija. Sonreí, soy tan buena persona que incluso la dejaría ver, será todo un espectáculo y sería una desgracia que nadie lo viera.

Lucy salió corriendo del pasillo y cuando me vio sonrió. Se lanzó a mis brazos y yo la tomé del cabello, lo jalé haciéndola gritar. Escuché la risa ronca de Esther.

Tiré a Lucy al suelo jalándola del cabello aún y me coloqué encima de ella de rodillas, una rodilla a cada lado de su cintura.

-Lauren... ¿Qué ha... haces? -preguntó tartamudeando.

BAD |Camren|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora