Potter y Malfoy, Malfoy y Potter. Draco y Harry, Harry y Draco. Sin importar la situación, desde el primer encuentro, desde el más breve cruce de miradas hasta la última batalla verbal, nada entre ellos había sido irrelevante ni débil.
Desde el mis...
¿Cómo debía sentirme? Esa era una pregunta fácil. Debía sentirme irritado, ofuscado, distraído, cansado y agarrotado. ¿Cómo me sentía? Así mismo. Sin embargo, algo estaba mal. Aunque era lógico que me sintiera así, no lo era por la razón que me traía de cabeza.
Debía irritarme por su desesperante y molesta presencia; por su estúpida y narcisista sonrisa; por su mirada afilada y socarrona; incluso por su repeinado pelo rubio, tan snob como él mismo. No obstante, me exasperaba el darme cuenta de que no era su presencia en sí misma la que me incordiaba, sino cómo él, simplemente con pararse frente a mí, conseguía que perdiera totalmente el juicio, llevándome a cometer toda clase de imprudencias. Como si no fuera lo suficientemente impulsivo por mí mismo. El ver cómo su sonrisa ladina me cortaba la respiración; que sus ojos grises hicieran que me ardiera la piel bajo su atención, pese a tener la calidez del más pesado bloque de hielo; no eran reacciones normales. No lo eran para nada. O lo que me ocurría cada vez que me fijaba en su pelo, ¡su maldito pelo! ¡Por las barbas de Merlín y la ropa interior a cuadros de McGonagall! ¿¡Por qué me picaban las manos, solo de las ansias de tocarlo, de sentir su tacto entre mis dedos!? Era extrañamente anormal que me quedara embobado viendo como su pelo brillaba, platino, ante la luz del sol. Era igual que ver a Ron mirando una araña con adoración. Hilarante. Desagradablemente hilarante.
Odiar a Malfoy era la situación más natural. Sin embargo, me encontraba teniendo esos confusos pensamientos que me tenían hecho un lío. Esa clase de pensamientos me hacían odiarme a mí mismo más que a él.
Vivía con el terror de que, cada vez que sus infranqueables y astutos ojos me miraban, estuviera viendo lo que yo, tan frenéticamente, intentaba esconder.
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Segundo relato y ya lo tenemos dividido en partes xD. Lo siento, lo siento, pero en mi cabeza tiene más sentido si lo divido que ponerlo todo junto, mal montado.
Ahora empieza el juego del escondite, donde Harry es el encargado de esconderse. ¿Qué surgirá de todo esto?
¡Espero saber vuestras opiniones con vuestros comentarios!
Con esto y un bizcocho, ¡nos leemos pronto, lindas flores!
