Harry había pasado por experiencias realmente terribles en la vida. En algunas de ellas, el horror había radicado en sentirse irremediablemente solo y sin escapatoria. Como si aun fuera aquel pequeño niño cuyo universo se resumía a las cuatro paredes que conformaban su hueco bajo las escaleras en aquella espantosa casa de Privet Drive.
Por eso, Harry sabía reconocer cuándo alguien también se encontraba hundido en un oscuro y profundo agujero del que no tenía idea de cómo salir. Harry sabía leer la deseperacion, la tristeza y la soledad en los ojos de la gente. Y también sabía, mejor que nadie, lo poderosa que podía ser una sonrisa para salvar la vida de alguien.
Por eso, cuando vio aquellos brillantes ojos grises enrojecidos por las lágrimas en medio de aquel baño deprimente, todo el odio y el rencor desaparecieron. Su pecho se liberó al mismo tiempo que se arrodilló frente a él y una sonrisa brotó de sus labios.
Estiró las manos hacia él, desnudas, sin rastros de su varita por ningún lado. Se mantuvo a distancia, dejando que él viera sus intenciones sin invadir su espacio personal.
Cuando la alarma y el recelo abandonaron sus ojos, dando paso a una mirada rota que le partió el corazón, Harry supo que había tomado la decisión correcta.
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En algún lugar de Hogwarts
FanfictionPotter y Malfoy, Malfoy y Potter. Draco y Harry, Harry y Draco. Sin importar la situación, desde el primer encuentro, desde el más breve cruce de miradas hasta la última batalla verbal, nada entre ellos había sido irrelevante ni débil. Desde el mis...