YO SOY AQUEL POETA

DE NUEVO EN LA NOCHE

De vuelta a la noche sombría,
Me hallo en el principio de la cola del lobo,
De nuevo, viviendo bajo la luna;
Mirando la escasez del Dios sol,
Diciendo, sintiendo y haciendo versos,
Mis mejores versos son los más paganos,
Los que tienen demonios llorando,
Y muertes riendo:
Al pensamiento del caos me apeno sigiloso:
Al pensamiento libre del romance que cobija
La espiral de los que oscilan 
En la sima del precipicio.

Tengo estrellas brillando en mi cabeza
Y con eso bástame para ser su siervo;
Si el crepúsculo no fuera poesía 
Sería día.

La sed de esos deseos,
En medio de este desierto de asfalto:
Los recuerdos, las palabras,
Es bandada de flechazos infalibles:
Deforme que hace hervir las venas 
Cargadas de fuegos, de filosofía,
De voces, y miedos superficiales,
De ánimas famélicas,
Y soldados con gargantas de arena:
Los fantasmas ascienden del bosque del averno,
Heridos, airosos, minados de sed.

De nuevo en la noche lúgubre,
Cuánta diferencia para la inspiración:
La noche se ve mejor solitaria en la calle;
No más verbos imperativos
Donde impera la luz de la oscuridad,
Cómo no he de caer?!
En esa trémula red de existencia?!

Tengo la noche para ser su siervo,
Tengo, lo que despunta el alba a puñaladas,
Y que lo demás sea poesía!

Al principio, más que al verbo
Estudiaron curiosos el cielo negro,
Con miedo y recelo,
Pero el deseo de la fascinación
Nos hace seres capaces de atravesar la quietud,
Y se hecha a su suerte el caos
Que trae la Santa madre muerte.

Arrastrado por la mística pasión penumbre
Siento el poder del silencio de la luna:
La noche es un manicomio para los cuerdos
Y el hades de los poetas.

J. Palacio