Capítulo 9

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Tomo una gran bocanada de aire al mismo tiempo que cierro mis ojos, imaginando que todo fluye al ritmo de la musica. Dejo que mis manos se deslicen por la superficie de la mesa de vidrio y al estirarlos, apoyo mi cabeza en ellos.

No fue nada sencillo dejarle esa carta, menos creyendo que no lograría cumplir mi palabra, pero lo cierto es que sí. Ya han pasado dos semanas y todo a vuelto a la normalidad; lo miro a escondidas, suspiro por él sin que me escuche y escribo notas para él en mi mente. Ciertamente mi enamoramiento sigue igual, en cambio él; a pesar de que a continuado con Kiara, se ve un poco alejado de ella, es como si tuviesen algún conflicto. A pesar de eso, no me hago ilusiones. Prefiero estar lo suficientemente lejos para que no tenga la capacidad de lastimarme, o siquiera, de hablarme.

En conclusión; creo que las cosas son mejor cuando estas lejos del chico que te gusta.

Por otro lado, las chicas han estado ahí para mí. Los primeros días fue algo complicado entenderme a mí misma –quería tenerlo cerca y seguir escribiéndole–, pero las chicas siempre me repetían porqué no debía hacerlo.

Dana a tenido cierta cercanía con Max, y aunque aun no admiten que son amigos, creemos que su confianza va mas allá. Jamie está contenta pues su padre vendrá pronto, y no deja de saltar y abrazar a todos. Daniell y Mike sigue igual pero Adam, a estado algo extraño últimamente; a faltado en varias ocasiones y ya casi no se sienta con nosotros. Pensamos que tal vez está pasando por un mal momento y no quiere compartirlo con nadie.
—¡buenos días! —dice mi madre al entrar a la cocina.

Lleva puesto un pantalón de vestir negro, con una blusa de encajes color rosa pálido.

—Hola —saludo, tomando la postura correcta en la silla de madera—. ¿saldrás?

—saldremos, hija

—¿Qué? No mamá… —niego con la cabeza mientras ella me toma del brazo sacandome del lugar.

—¿no mamá, qué?

—por favor —susurro—. No vayamos a ningún lado.

—¡Si! Te he visto algo desanimada en estos días y quiero que estés contenta— dice, al mismo tiempo que una sonrisa se hace en su rostro.

—acompañarte a donde sea que vayas, no hará que me sienta mejor —bufo.

—fue ese chico, ¿cierto? —pregunta mientras tomamos asiento en el sofá de la sala.

La música se sigue escuchando a lo lejos, y por un momento me siento en una de esas películas donde el amor es imparable.

¡Sigue soñando, Mia!

—mi estado de ánimo no depende de un chico.

—lo sé… eso te lo he enseñé muy bien —suelta una risa, pero en vista que yo ni río, cambia de nuevo su expresión—. Esta bien —suspira y se pone cómoda —, cuentame ¿qué pasa?

Pienso un momento en decirle o no. Es mi madre y conoce todo de mí, así que decido contarle.

—no es algo con lo que me sienta muy a gusto al hablar —juego con mis dedos —, pero lo haré.

—se que no te gusta, pero gracias —suelta una risita, tratando de relajar un poco el ambiente.

—¿recuerdas a Agus?

—¿Agustín? ¿el chico que te gusta? —asiento al mismo tiempo que ella frunce el ceño—. Si lo recuerdo.

—bueno… —suspiro— le dejé una carta. Le dije que no seguiría escribiéndole más… le escribí que estaba cansada de escribirle cartas todo el tiempo, de que no se fijara en mí.

—¿cómo se fijará en ti, sino le dices que eres tú?

—sí lo se pero… —bajo la mirada y cierro la boca.

—¿pero?

—yo creí que se daría cuenta de mis sentimientos, mamá. ¿sabes? Aunque él no sepa que yo soy su admiradora debería darse cuenta, o al menos eso pienso yo. Creo que mis sentimientos hacia él son bastante notorios —siento mi voz quebrarse—. ¿es que acaso la perfecta es Kiara solamente? ¿o acaso tengo muchos defectos? —las lágrimas escapan de mis ojos—. Dime, mamá, para así arrancarlo de mi mente de una vez.

Se levanta de donde está y me abraza, haciendo que comience a sollozar fuerte.

—nada de eso, Mia —dice, mientras acaricia mi cabeza—. Eres una chica hermosa y llena de virtudes, pero él ahora no saber de ti, o quizás es muy idiota —suelta una risita y me desprendo—. Ya no llores, encontrarás a alguien genial.

Deja un beso en mi frente mientras sonríe.

—gracias, mamá.

—ve a lavarte el rostro—dice, bastante tierna —. Igual saldremos de paseo.




¡Hola mis amores!
¿como les va? Ya se que tarde un poco, pero … ¡aquí está!

No olviden votar y comentar.

Un saludo para esas personas lindas de ¡Argentina!

¡Besos!

Ocultandome en las notasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora