Capitulo 1

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Con un leve suspiro termine de colocarme los zapatos, pensar en mi escapatoria a cada rato no me ayudaba mucho, era como pensar en mil y un maneras de salir de aquel lugar que ya no me parecía seguro, donde ya no me sentía a salvo.

Escuche un sonido en mi puerta.
Me sobre salte un poco, estaba asustada y realmente tenia miedo, con todo lo que estaba pasando no podía confiarme en nadie.

- Riley si no te apuras nos meteremos en líos- me amonesto aquella voz.

era mi mejor amiga, casi como mi hermana, solté otro suspiro este de alivio y ya casi terminaba de alistarme.

-Dame un segundo Hanna- le pedí.

-date prisa, nos van a ver- protesto ella.

-vete tu- conteste con irritación.
-claro que no- respondió la joven
entrando a la habitación.

-¿que haces?.

- aquí me quedo-declaro cruzando los brazos.

-preferiblemente vas tu para que no nos atrapen a las dos aquí, prefiero que me castiguen a mi que a ti.

-no te dejare sola, -vayámonos o nos meteremos en problemas- declaro Hanna,- pensé que habíamos quedado en que nunca nos dejaríamos-dijo con algo de tristeza.

-perdóname-le pedí, -es que no seria capaz de ver que te hagan daño- le confesé mientras tomaba sus hombros y la miraba directamente a los ojos,- prefiero mil veces que el me castigue a mi, a que te ponga una mano encima-dije esto ultimo en un tono muy severo mientras Hanna me miraba con sus ojos llenos de preocupación.

en realidad ya estaba acostumbrada a sentir dolor y miedo estando alado de mi padre, el podía infligir tanto temor que podía hacer que uno se orinara y hacerte sufrir tanto como para desear estar muerto.

- a tu padre lo hicimos enojar- comento encogiéndose de hombros.

Hacer enojar a ese hombre era lo peor que alguien podía hacer, firmabas tu sentencia el castigo que te esperaba con el de seguro al final era la muerte, pero no la haría tan fácil, no. Primero haría que sufrieras mucho, que pasaras por su infierno, te convertiría en su juguete y fusilar era algo que el tomaba como un deporte. No solo era un asesino, si no que era calculador, era inteligente y esas dos cosas en una persona eran letales.

-¿es posible que nos mate?- pregunto su amiga con cierta preocupación en su voz.

Lo cierto era que el general, primero al mando de la muralla no me mataría, porque yo era uno de sus juguetes y yo le entretenía, el me hacia sufrir de tantas maneras que el dolor ya se fue, ya no existe. La verdad es que Hanna y yo salimos muy de noche al bosque para idear un plan de escapatoria, porque sabíamos que en cualquier momento, llegaría la hora y yo dejaría de gustarle, y tenía miedo, tenía pavor, el tenía informantes en todos lados y esa noche nos cacharon. Ambas dijimos que habíamos salido a caminar pero era falso, y el se entero por sus guardias lo que había ocurrido.

-¿En que rayos estas pensando?- pregunto la joven a su lado,-prométeme que no harás nada que te perjudique- le pidió la chica acercándose y tomándola de los hombros.

- No dejare que te lastime- le solté,- yo estoy acostumbrada a el, a sus abusos, a las quemaduras, siempre he estado preparada para este momento, el me hizo fuerte.- le dije mientras la miraba con los ojos llenos de odio.

- atención, atención, los habitantes de la muralla al centro, los habitantes de la muralla al centro- indico la voz que se hacia escuchar en toda la muralla a través de los megáfonos.
Ambas chicas se miraron directamente a los ojos, ya sentían lo que venia.

- seguro alguien intento escapar- susurro la chica mientras se aproximaban a la dirección indicada.

Mi garganta se hizo un nudo, mordí mi labio y mire a Hanna, tan lejos de la maldad, no puedo, nunca dejaría que le pasara algo, haría lo que fuera por salvarla.

- buenos días habitantes de la muralla-anuncio el hombre desde su podio, erguido, luciendo su uniforme habitual, rodeado de todos los guardias que estaban a su mando, todos y cada uno armados. Estábamos atravesando el fin de los tiempos y estos hombres construyeron una vida dentro de las murallas, para beneficios de ellos, esclavizaban mujeres sexualmente y hombres para hacer el trabajo pesado al igual que niños. Hace mucho tiempo que nuestro mundo dejo de ser seguro. Cada que despierto siento que jamás volveré a despertar como ese día. Cada que me duermo siento que no voy a pasar la noche, todos tienen miedo, todos tienen hambre. Aquel que intente escapar es fusilado delante de su familia, frente a todos. Así era nuestra vida acá dentro. Vivimos con miedo y temor de morir el día de mañana. Yo quiero luchar, no quiero morir, no quiero ver a Hanna morir.

-Como ya saben, tenemos información de que se trama una rebelión contra nosotros, afuera de las murallas- informo,-creemos que vienen por nuestro suministros-declaro el hombre firme como soldado.

Se escucharon murmullos entre los habitantes.

-¿que espera que hagamos general?-pregunto una voz femenina entre la gente.

La multitud le abrió paso.
Apareció una mujer delgada, de vestido humilde, acompañado de dos niños que se aferraban a su falda.

- defendernos señora, prepararnos, como lo hacemos siempre, propuso el general firme.

- usted le deja ese trabajo a nuestros niños, junto con sus hombres, no queremos mas guerra, basta de perdidas, pidió la mujer aun mas firme, con sus ojos llenos de furia y dolor, aquellos pequeños tenían una mirada de hambre , profunda uno podía darse cuenta como sufría aquella gente en aquel lugar. Un lugar donde no puedes ser libre donde le perteneces a ellos el resto de tu vida, donde te tratan como mercancía, donde si replicas te fusilan, el libre albedrio se había acabado hace muchos años con la llegada del fin del mundo y en estos tiempos o bajabas la cabeza o simplemente morías, esa era tu única elección.

-Mis hombres trabajan duro defendiendo este lugar, pero no son suficientes - contesto el hombre con frialdad.

La mirada de aquella mujer se encendió de furia.

-Los niños no tienen que pagar el precio, dele lo que quieren a esa gente, evitemos estos ataques -protesto la mujer tan segura de si misma, parecía frágil por fuera , pero a la vez era mas dura que cualquiera.

Algo en mi interior sabía lo que estaba por venir.

Tome la mano fuerte de Hanna

En cámara lenta la multitud se alzaba, los gritos se alzaron .

Lo mire a el, apretaba su mandíbula, sus ojos vacíos, su cuerpo rígido.

Un disparo, gritos, todo pasaba tan lento y rápido a la vez, otro disparo, sus ojos endurecieron.

Se acerco aun más, otro disparo, no tenia humanidad. La mujer estaba en el suelo mientras la sangre se encharcaba en su alrededor, sin luz en su mirada, sin vida en sus ojos, la mato.

-alguien mas quiere protestarme?- pregunto firme, con su mirada tan fría como el hielo.

Nadie hablo.

Volví a mi realidad.

Lo mire, mis ojos regresaron al cuerpo en el suelo y dos pequeños llorando desconsoladamente, apreté mi mandíbula, sabia lo que estaba por venir, lo vi en su mirada

El general apunto a la cabeza de la niña, me encontró de frente

-Quítate, me ordeno.

- cuando baje al infierno.

Mis ojos endurecieron, mi respiración cambio, mi cuerpo estaba firme, mi pulso estaba por los cielos, pero no iba a dejarlo.

-Quítese.

- vas a tener que matarme primero.

*----------------- Nota --------------------*

ESTOY REESCRIBIENDO ESTA HISTORIA , PORQUE SE QUE TIENE SU POTENCIAL Y QUERIA QUE FUERA PERFECTA PARA USTEDES GRACIAS POR LEERME

SIN ESCAPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora