Capitulo 4

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-Olvídense de todo lo que conocen, ahora me pertenecen, ahora me sirven, ahora trabajan para mí y si yo quiero morirán por mí.

El hombre se paseaba frente a las personas que estaban sometidas por sus hombres, se paseaba lento, mirando a cada uno, disfrutaba viendo el terror que sentían las personas, disfrutaba que le temieran.
Eran parte de aquellos que intentaron saquear la muralla.
-Me falta gente debido al ataque, algunas traicionaron mi confianza - declaro con toda la fuerza de su voz.

-además eran muchas bocas que alimentar- hizo saber.

-Querían escapar, aprovechar el momento - casi dijo para sí.
El miedo me recorría toda la espina dorsal.
La gente guardaba silencio, todos en fila mirando el suelo, llenos de pánico se presentía lo que estaba por venir.

-Su líder era débil, yo lo mate - afirmo con toda seguridad
Se podía apreciar la maldad saliendo de sus ojos; la mirada de un asesino trabajando.

-Confianza es lo que pido - dijo apuntando a la cabeza de un hombre.

Un disparo.

La gente reacciono en el momento, el terror los invadía, otro disparo, callo una mujer, todos intentaban mirar el suelo, intentaban no mirar la desgarradora escena.

-la confianza es la clave de todo-dijo esto soltando un disparo a una niña.

-Si yo quiero ustedes mataran por mí - respaldo el hombre.

Los habitantes de la muralla empezaron a salir del refugio, contemplaban aquella escena entre murmullos.

El general miro entre la gente y capto la mirada de aquella jovencita, que tenia presa.

Ella lo miraba con odio y desprecio, enseguida él le hizo una seña para acercarse y no tuvo más remedio.

-Quiero que dispares, a quien quieras - le susurró al oído.

Era nada más y nada menos que Hanna, había sido capturada, mi corazón se detuvo cuando la vi, todo había pasado tan rápido.
Ella se estremeció, su mirada era de pánico, ¿qué podía hacer?, tomo el arma que le daba el hombre, y se tomó unos segundos para mirarla, era primera vez que tocaba una.

-Dispara - le insistió desde su hombro.

Ella tomo aire, miro entre la multitud, las miradas de la gente se clavaba en ella, tenía que matar a alguno, levanto el arma, apunto a la cabeza de un joven. El la miro, ella apuntaba, solo debía jalar del gatillo.

Soltó una lágrima, sabía lo que le esperaba si no lo hacía, pero ella sabía que no lo haría, ella no puede hacerlo.
y el sabia perfectamente que Hanna no era capaz de hacerlo.
Bajo el arma, cerró los ojos y cayeron dos lágrimas.

Mi cuerpo estaba tenso y mi pulso por los cielos tenia lagrimas esperando a caer me aferraba con fuerza al árbol, el levanto su arma y apunto a la cabeza de Hanna.

-No... - murmure con mi voz quebrada.

La multitud observaba, la gente estaba esperando, la tensión estaba por las nubes.

Un disparo.

Los pájaros salieron espantados del cielo, y mi corazón se partió en mil pedazos.

Ella cae, la sangre que corría por el suelo como un rio. Otro disparo, la gente se estremeció.

La movió con su pie y volteo su cuerpo, otro disparo a su cara.

Mis ojos estaban inundados en lágrimas, mis manos estaban en mi boca para callar mi llanto, no podía sostenerme, deje que mi cuerpo bajara lento por el tronco, mi pecho dolía.

Tenía tantas ganas de gritar, no podía respirar no podía recuperar mi aliento, el mundo se me vino abajo, no podía procesar lo que había pasado, la mato.

-Ella era inútil, no mato por mí, no se ganó mi confianza- soltó el general,-no me sirven las personas inútiles, -Esto solo es un ejemplo de lo que pasa si no se hace lo que pido - explico con su mirada ensombrecida.

Se me revolvía el estomago con solo oírlo hablar.

-Llévenlos a trabajar, y vigílenlos bien - le indico a uno de sus hombres

-Sí señor.

Los hombres se retiraron llevando a los prisioneros a su lugar, el lugar fue quedando solo, los habitantes también se fueron a sus puestos.

La mire y rompí a llorar, debía estar soñando, ella no podía estar muerta, no podía.

Su cuerpo estaba en el suelo, la dejaron tirada como si no fuera nada, como si no valiera nada, su sangre corría haciendo un charco, no tenía fuerzas para levantarme, no paraba de llorar.

Me aferre al árbol y me levante, mis piernas flaqueaban, me impulse, no tenía fuerzas para caminar, estaba destrozada.

Camine paso a paso a su cuerpo, mis lágrimas no paraban de caer, llevaba mis manos a mi boca

Estaba boca arriba, no pude sostenerme, caí de rodillas a su lado, justo en el charco de sangre, le disparo entre ceja y ceja, ella estaba bañada en sangre, y su cara estaba irreconocible, mi corazón se hacía pedazos.

-Lo siento... -, dije con mi voz ahogada.

Acaricie su cabello, bese su frente.

Cerré mis ojos con fuerza y tome aliento, tome su mano y la bese, nada me dolía más que dejarla allí, pero llego el momento, ya era hora, me tenía que ir.

Sé que hubiera querido esto, debo irme

-Esto no se va a quedar así.

-Lo juro. 




                                                                      













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