Capitulo 14

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Mis ojos se fueron abriendo de a poco...

Allí estaba ella, con su cabeza apoyada a un árbol, con sus piernas extendidas pero entrelazadas. Me quede mirándola fijo, estaba seguro de que se había quedado en vela toda la noche y apenas había alcanzado a dormir.

Sentí el punzante dolor en mi brazo derecho, y de mi frente resbalaban varias gotas de sudor, sentía la fiebre recorriéndome todo el cuerpo, pero, mi mano izquierda sentía el pasto, podía escuchar el sonar de las ramas de los arboles gracias al viento y respire ese aroma a humedad, sentía tanto dolor, pero por primera vez era tan libre.

Ella comenzó a moverse y de inmediato abrió esos grandes ojos azules.

-¿Cómo te sientes?- me pregunto acercándose de a poco gateando

-solo tengo fiebre, tranquila.

- ya buscaremos como bajarla- me respondió

Ambos se miraron fijamente, se contemplaban el uno al otro, ambos tenían preguntas que hacerse y cosas de que hablar.

-Te serviré para que comas- declaro levantándose para buscar su mochila

Gracias pero no tengo hambre- soltó Rush tratando de ponerse en pie

-Todavía estas muy débil- lo detuvo la chica antes de que se terminara de poner en pie- tienes que comer- le ordeno

-Necesito tu ayuda

-¿Por qué me necesitas a mí?- pregunto la joven con el ceño fruncido

-Porque no hay nadie aparte de ti que haya huido y sobrevivido, porque confió en ti

-Dime que quieres- pidió Riley

Ambos se miraron fijo a los ojos como si buscaran en el alma de la otra persona, Rush apretó sus labios estaba listo para hablar.

-Cuando te fuiste... tomo una pausa- tu padre no ha pasado un solo día sin dejar de buscarte.

Dije esto rebuscando una expresión en su rostro pero no encontré ninguna, sus dos ojos azules seguían clavados en mi era obvio que no la sorprendía.

-Ha matado a muchas mujeres, las esposas de sus hombres.

Los ojos de Riley se dilataron, su boca quedo entre abierta y llevo sus manos a ella.

-Todos los días mata a las madres, esposas, hermanas, y ya no quedan muchas... no quedaban casi...

Rush seguía mirando la expresión de terror en la cara de la chica.

Luego iba a pasar con los infantes- seguí y trague saliva, resignado- mi hermana solo tiene nueve años, así que tenía que pensar en algo- tomo otra pausa y Riley no dejaba de mirarlo con toda su atención- tome todo lo que pude, la tome a ella y la saque de allí, justo cuando íbamos saliendo nos descubrieron, el general estaba allí- continuo con la historia- tomo a Kaily y me dijo que si me quedaba la mataban, pero si me iba ella se quedaría con él.

Sigue- le incito Riley

Tuve que irme, la deje con ese animal- declare abatido por el recuerdo.

Con un gran nudo en la garganta y un dolor en el pecho tomo aire y una pausa.

Riley se mostraba asustada, pero no me apresuraba, ella entendía lo difícil que había sido y dejaba que me tomara mi tiempo, tomaba aire para seguir con la historia.

-Termine huyendo y fui a buscarte, sabía dónde te habías metido porque ya yo conocía ese lugar- le comente- pero te juro que no sabía lo que hacían allí

-¿Pensabas que era seguro?- me pregunto con una ceja levantada

-Si..., lo creí, me había asomado varias veces- termine admitiéndolo- todo parecía tan normal...

-Pero no lo era..., estuve atrapada meses allí- soltó Riley con los brazos cruzados y ahora con sus ojos en el pasto húmedo- casi me vuelvo uno de ellos- continuo- pero gracias a una libreta que había quedado en el lugar logre saber toda la verdad...

-Es por eso que necesito tu ayuda- le suplico- mi hermana se quedó atrapada allá, yo necesito sacarla.

Riley se quedó en silencio... parecía que se había perdido en sus pensamientos casi como a veces lo hacia su padre, sus ojos seguían clavados en el césped, pareciera que estuviera asimilando todo aquello, no sabía que esperar de ella, no sabía que iba a decirme.

-No creo que yo te sea de mucha ayuda...

-Lo serás, te he visto, eres astuta, eres diferente a todos en aquel lugar, tu mundo y el de ellos siempre fue distinto.

-Eso no te ayudara a salvar a tu hermana

En un intento desesperado la tome de los hombros para mirarla fijamente a los ojos, en ese momento lo era todo o nada.

-Te necesito Riley Sanders, sé que puedes ayudarme- se lo pedí una vez más con los ojos llenos de lágrimas sin soltarla- yo lo haría solo, pero no puedo, sabes que son muchos

Había capturado su mirada y baje mis brazos, quería, no, la necesitaba más que nunca.

-Yo me salí, ¿cómo esperas a que nos dejen entrar de nuevo?

Dicho esto Rush sintió una pequeña esperanza en la mirada de la joven y a pesar de su dolor y la fiebre sonrió abiertamente...

-Yo me encargare de eso

-Lo hare, con una condición...

-¿Cuál?

-Una vez con tu hermana tomaremos caminos diferentes

-Hecho.

Kaily corría asustada por todo el bosque miraba siempre detrás de sí, miraba a sus dos lados y no paraba iba volando entre los árboles y la densa maleza.

Llevaba consigo solo una pistola y un cuchillo.

Estaba aterrada y cansada pero por nada del mundo se detenía, por nada del mundo iba a parar, sus pies ya perdían fuerza y la pequeña se había caído varias veces pero conseguía fuerzas para volverse a poner de pie.

Después de un largo camino la niña se quedó al pie de un árbol, no había bebido nada en horas ni había comido, estaba débil pero se aferraba a su arma como si fuera su propia vida en ese entonces. Dentro de ese silencio escucho un ruido, los ojos de Kaily se dilataron y con la poca fuerza que le quedaba levanto su arma a los alrededores, sentía que algo venia hacia ella, pero no escuchaba voces, solo pisadas y muchas.

Kaily estaba tan alerta y tenía activado sus cincos sentidos, se puso de pie de inmediato y se tambaleaba, trataba de parpadear varias veces para no tumbarse en el suelo.

De la maleza en lo más profundo fueron apareciendo varios pies, luego cuerpos y rostros en todas direcciones, frente a ella. Kaily bajo su arma.

Eran niños, niños, todos parecían menores que ella, su respiración resonaba en el lugar, porque todo estaba en completo silencio.

Kaily estaba débil, sus pies le temblaban, los niños la observaban, la veían sin moverse desde donde estaban, eran demasiados niños...

Kaily termino en el suelo, con los labios sin color, había perdido el conocimiento.

SIN ESCAPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora