Capitulo 2

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Allí me encontraba tan rígida, me encontraba sumergida en el miedo y el pánico pero no iba a dejarlo estaba ahogada en mi propia pesadilla tener que enfrentarlo era mi mayor temor sentí que podía caer en el precipicio más alto y no gritar, no sentir nada. Pero nada me asustaba más que solo fijarme en esos sombríos ojos, adentrarme a su mirada. Era como verme caer en dos lagunas negras de tempestad.

Estaba preparada, pero voy a morir por lo que creo, de un momento a otro me apunto, me apunto con su arma, quito el seguro, estoy lista, solo hazlo, hazlo, tenía a los dos pequeños aferrados a mí, lo esperada, solo cerré mis ojos tan fuerte como pude, mi pulso estaba por lo cielos, estoy lista, solo hazlo, luego escuche un pequeño sonido, abrí mis ojos, guardaba su arma en la funda y solo se fue ,se fue caminando, solo se alejó.

Casi podía contener mi aliento, casi podía estar de pie, casi podía creer que estaba viva.

-Riley- me llamo una voz.

-Riley mírame, mírame.

Volví a mi realidad.

-Hanna, llévalos- le pedí enseguida.

Su mirada era de preocupación, me miraba de forma significativa sabía que tenía algo en mente, frunció el ceño, me observaba.

-¿qué harás?

-volveré, lo prometo, deje algo pendiente

-te espero- me dejo saber.

Le dedique una mirada rápida me di la vuelta y me fui.

Ellos entraron a la habitación, miraban atentamente a su alrededor permanecían uno de lado del otro, se dedicaron miradas, y se percataron de que había una chica con ellos que los observaba atentamente, ambos callados la miraban.

Hanna les dedico una sonrisa, una sonrisa compasiva, ella sabía lo que era perder a sus padres.

-veo que les agrada el lugar, dijo con una sonrisa un poco más casual.

- es más de lo que podemos pedir, dijo el niño.

-¿Cómo te llamas?

-Joham

Los ojos de hanna se posaron en la pequeña que tenía la mirada baja y perdida, Hanna se inclinó a su tamaño, mirándola al rostro, sintiendo su tristeza

-¿cuál es tu nombre?

-Aredell-contesto con una voz apagada

Hanna se levantó, mirándolos a ambos, se dio cuenta que no estaban bien, nadie en este lugar lo estaba. Caminaba de un lado a otro frotándose las manos de preocupación.

-También perdí a mis padres.

Hubo un silencio en la habitación.

Hanna les sonrió una vez más

- No es sencillo-les soltó, pero será importante que se queden juntos, sigan las indicaciones, se tienen el uno al otro, no olviden lo importante que es eso, hagan lo que se les pide y estarán seguros- les pidio

Los tres escucharon un ruido de pronto se voltearon y vieron un rostro familiar, era Riley

-¿Dónde estabas?- pregunto Hanna con cierta inquietud.

-tenía algo pendiente- le respondió sin vacilar

-está bien

La mirada de Riley se posó en los pequeños.

-¿Cómo están?- pregunto

-mejor de lo que estaríamos sin tu
ayuda, contesto el pequeño

-les dejare algo claro en estas murallas no está permitido dar su opinión, deben acatar órdenes, no está permitido dar el espectáculo que se dio hoy-declaro-, lo que paso con su madre, es lamentable, pero ella conocía las reglas igual que todos, si lo retan tienen una muerte segura,-les hizo saber- porque eso quiere el, inculcar miedo,- explico mirándolo a cada uno,- el no dejara pasar lo de hoy.

Hanna yacía en una esquina de brazos cruzados, y ambos pequeños prestaban toda su atención a estas palabras

-el busca sin duda que le teman, busca llenarnos de temor, que nos sintamos débiles afligidos,-les hizo saber- el único lugar donde está permitido pensar es en tu cabeza, -soltó.

-No digas que piensas, mantente al margen, se invisible. Pensar para él induce a la muerte, sin duda él quiere que lo dejemos manejarnos, háganle creer que los maneja,- propuso Riley dedicándole a ambos una mirada
Los niños asintieron sin dudarlo.

-la muralla no está para protegernos, esta para encerrarnos, para ser sus prisioneros.

- Pero no será por mucho, vamos a salir de aquí- soltó Riley mientras miraba a Hanna

-¿Cómo lo haremos?- pregunto Hanna con cierta curiosidad,- trepar es imposible, ya lo hemos visto.

-Ese era mi pendiente, dijo Riley mientras se levantaba un poco la blusa y dejaba ver en su cintura un arma, cargada y lista para matar.

SIN ESCAPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora