Un viernes 17 de marzo presenté el último examen del semestre, llevándome la grata sensación de haber acariciado el examen y de haber hecho todo absolutamente bien. Salí satisfecha, y raramente quería sonreír, cosa que pocas veces hacía.
Mis pies empezaron a dirigirse hacia la cafetería de la escuela, quería algo dulce rozando mis papilas gustativas. Compré un chocolate y un jugo, sabiendo que esto mismo me iba a empalagar en sobremanera.
Abrí el chocolate de la manera más cuidadosa posible. Había experimentado el tirar una barra de chocolate completa, por el simple hecho de tener dedos de gelatina. Me senté en una mesa orillada, y empecé a comer el chocolate.
Me ponía de buen humor comer aquel exquisito dulce. La sensación cremosa que dejaba era satisfactoria. Y era mi último examen, era la mejor manera de festejar ese hecho.
Podría sonar solitario, pero así era mi vida desde que mi padre se volvió general en el cuerpo militar. No tenía amigos, no era capaz de hacerlos, y raramente hacia algún tipo de vínculo. Cuando lo hacía, solía suceder que cambiaban de lugar de guardia a mi padre y teníamos que mudarnos.
Sola, miraba el dulce de manera curiosa, internamente agradeciendo al creador. Bendecidas las manos del mismo por crear tal cosa estimuladora y deliciosa.
Estaba segura de que si me miraba a mí misma desde el exterior, sería una imagen graciosa para mi ojo.
Continúe de la manera en la que estaba hasta que me sobresalté. Alguien empezó a mover una silla de mi mesa. ¿Justo la mía?
Me fijé y era un chico que no conocía. Él me regaló una sonrisa a penas.
― ¿Está ocupada de casualidad?― Señaló la silla y negué a su cuestionamiento, él sonrió y se sentó.
Puso su almuerzo en la mesa y empezó a comer.
Me quedé mirándolo, lo conocía. Al principio dije que no lo conocía, sin embargo, al pasar los minutos de ver su rostro, fui capaz de reconocerlo. ¿Doyoung? Era el tesorero de mi salón. Varias veces había estado en aburridas reuniones con él.
Lo estaba viendo más de lo normal, y él levantó su rostro, encontrándose con mi mirada. El color subió a su rostro, bajó la mirada y tosió.
― ¿Tengo algo en la cara?― Preguntó tímidamente y yo rápidamente empecé a negar. Qué pena.
―Lo siento, solo te me hacías muy conocido. Eres Doyoung, y eres el tesorero de mi salón, por eso dudé en si realmente te conocía.― Hablé rápidamente y después continúe comiendo mi chocolate.
Él asintió y continuó comiendo. Y el silencio que había en un principio volvió, era como si él no estuviera ahí.
La cafetería estaba tranquila, era horario de clase, sin embargo yo tenía esa libre. Saqué mi celular del bolsillo de la falda escolar y lo prendí, dándome cuenta de la hora. Apenas iba a iniciar el receso.
Poco a poco se fue esfumando la tranquilidad, los alumnos empezaban a amontonarse en la barra de la comida. Pero todo explotó cuando Ten entró e hizo presencia en la cafetería.
Venía con sus amigos, y estos mismos empezaron a aventarse los espárragos que había en su plato de comida. Antes de que nos diéramos cuenta, todos estaban empezando a ver aquello divertido.
Me quedé viendo a Ten, me parecía absurdo lo que estaba haciendo, puesto que estaban desperdiciando comida que bien muchas personas querrían tener en sus manos.
Me sorprendí cuando él me vio con una sonrisa en su rostro, pero esa sonrisa no era para mí. Volteo la mirada a sus amigos, estaba segura de que me había visto y simplemente me ignoró.
ESTÁS LEYENDO
Detention» Ten
Fanfiction"Ella solo sabía que Ten pasaba más tiempo en detención que un estudiante común" ©Oxijeno Queda prohibido su robo total o parcial. Todos los derechos reservados. 2016