09.

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 Esperaba sentada en la banca de una tienda de convivencia. A pesar de que eran las dos de la tarde, el sol se había escondido entre las nubes que parecían anunciar la lluvia en consiguiente.

Después de comer el helado, caminamos unas cuantas cuadras de regreso a la escuela, y Ten había decidido entrar en el establecimiento. Estaba tardando, y si mi entendimiento no fallaba, terminaríamos empapados si el agua que se retenía en las nubes empezaba a caer.

— ¡Woah! — La campanilla de la puerta se hizo notar a través del sonido que generó y Ten se sentó a mi lado. — Lloverá ¿cierto? — Cuestiona mirándome. En su rostro hay una leve sonrisa. — Deberíamos irnos ahora.

Me levanto rápidamente y empiezo a caminar. Él hace lo mismo, pero antes de que me aleje mucho toma mi mano y pone entre ella una bebida de fresa.

—La compré para ti. — Su sonrisa es a labio cerrado. Su consideración ha hecho que mi corazón se acelere un poco y que el color suba a mis mejillas. Ten se da cuenta de ello, ya que cubre su rostro a la vez que una risa nerviosa sale de sí. — ¿Sucede algo? Tu color se nota demasiado. ¿He hecho algo malo?

No. Realmente no. Había pegado en el punto. Es mi bebida favorita.

—Para nada. — Hablé y volteé mi rostro. Era aún más vergonzoso que notara que mis mejillas estaban rojas por efecto involuntario.

— ¡Oh! — Tomó mi rostro a duras penas entre sus manos e hizo que volteara completamente a verlo. — ¡Estas más roja! — Entre sus manos apretó mi rostro con más presión, haciendo que mis labios se fruncieran. Tal vez parecía un pez de esa manera.

Quité sus manos de mí y abrí la bebida. Dí un trago a ella bajo su curiosa mirada.

¿Por qué me sentía tan pesada con sus ojos puestos en mí? Era como si yo fuera un museo y el solo tomara fotos con sus ojos.

Pequeñas gotas de agua comenzaron a caer. Por un momento habíamos olvidado que teníamos literalmente encima las nubes grises llenas de agua. Miré a Ten un poco sorprendida, y él también me miró. Ambos sabíamos que, si no nos movíamos rápido, la lluvia nos inundaría.

Y así lo hizo. Fueron solo segundos en los cuales el turbio empezó a caer como si de no haber mañana se tratase.

Ten tomó mi mano y empezó a correr. Intenté seguirle el ritmo. Era absurdo el correr, en solo segundos ya estaba empapada hasta en los lugares en donde la luz siquiera hace aparición.

Ten estaba entusiasmado. Varios aullidos de felicidad salían de si, a la vez que elevaba sus manos en el aire. Disfrutaba de la lluvia. ¿Qué más se podía hacer? Refugiarnos de ella ya no era una opción al estar tan empapados.

Corrimos las cuadras necesarias para llegar a la escuela y volvimos a la ventana de la cual habíamos salido. El verdadero problema ahora era volver a entrar por aquella ventana alta. Había un riesgo y es que todo apuntaba a una posibilidad; el desastre era inevitable.

Ten soltó mi mano y sonrió. Las gotas de agua caían sobre nosotros, pero solo a él le hacían justicia. Su cabello empapado cubría su frente y las gotas de agua corrían por su rostro. Sí, atractivo.

Me golpee internamente segundos después de darme cuenta de lo que mi mente divagante empezaba a pensar. Sensaciones nuevas. Como el ahora mismo estar sintiendo una inquietud. Estaba preocupada por como volveríamos a adentrarnos en el instituto y como secaríamos nuestros ahora empapados uniformes.

—¿Y si mejor entramos por la puerta? — Cuestioné viendo la ventana por la que habíamos salido.

—Oh vamos, Gaeul. Tu sube, yo te impulso. — El juntó sus manos creando un escalón. — Lo he hecho antes.

Detention» TenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora