07.

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Empiezo a sentirme agobiada. Todos mencionan mi nombre, sin exagerar, cada minuto.

Doyoung se mantiene acomodando algunas cajas, mientras yo pinto algunos carteles por ratos y por otros ayudo a mis compañeros de clase. ¿Por qué acepté la postulación en primer lugar? Ahg.

Hay una caja a mi lado que molesta mi estadía. Seguro tiene manteles y cosas, por lo cual no le pienso dos veces al intentar cargarla y quitarla de mi camino. Pero al momento de ya tenerla en mis brazos, culpo a los postres y a mi inexistente actividad física por mis brazos delgados y sin fuerza. Me cuesta un mucho moverla, y es ahí donde doy cuenta de que no son manteles los que hay dentro, sino más bien cristalería. Estoy muerta si los dejo caer.

Volteo alrededor, buscando en donde poner aquella caja, y a alguna alma piadosa que pudiera ayudarme, pero no hay nada, por lo cual solo busco un lugar. La esquina contraria de aquel salón parece correcta, pero lo que es incorrecto es el peso que hace que mi espalda encorvar.

Empiezo a caminar y lo que tanto esperaba aparece. Ayuda; Por parte de Ten.

—¿Te ayudo? —Pregunta. Antes de siquiera dar respuesta siento más pesadez y dificultad a la hora de respirar. Él al notarlo me quita aquella caja, pero la pesadez y aquella sensación abrumadora no se van. Mas, por el contrario, llegan a mi garganta y mi corazón palpita aún más fuerte que de costumbre.

—Lo llevaré yo. — Doyoung aparece, acomoda los lentes que lleva antes de tomar la caja y la lleva al lugar donde originalmente yo quería dejarla.

Ten se encoge de hombros y sonríe.

—Yo me llevo a la chica. — Pronuncia y me mira. — ¿Tienes tiempo ahora? Tengo algo que mostrarte.

La verdad es que tiempo es lo que me falta, pero el verlo con aquella sonrisa plasmada en el rostro, y como se mueve de un lado a otro en su lugar me hacen dudar.

Dudar no.

Necesito un descanso.

Asiento y su sonrisa se ensancha aún más.

—Vamos. — Da dos pasos cerca de mí, su mirada no se aleja de mis ojos. Es cuando noto de nuevo que necesito un poco de espacio. Él toma mi mano y salimos por la puerta del salón.

La voz de Doyoung nos hace detenernos un poco.

—El descanso es dentro de 10 minutos, Gaeul. — Volteo a ver a Doyoung, quien esta recargado en la puerta del salón.

Mi decepción se hace notar al intentar soltar la mano de Ten, pero él no me deja. Por el contrario, entrelaza nuestros dedos y empieza a caminar.

—¡Adelántaselo! después de todo, es la única que hace algo de provecho. — Mi cuerpo es jalado, quiero voltear a ver a Doyoung, pero estamos ya algo lejos.

Si la situación fuera vista desde una perspectiva externa, justo ahora me acabo de saltar los deberes y soy merecedora de un castigo. Gracias Ten, por jalarme a tu lado.

Después de un rato el andar de Ten empieza a ser menos apresurado, y los pasillos se me hacen menos conocidos. Nuestra institución es grande, pocas veces me he dado el tiempo de explorarla.

—¡Ten! — El chico voltea y seguido de eso yo lo hago, es un llamado femenino. — ¡Espera!

La chica que se acerca a nosotros es un poco más alta que yo de estatura, con cabello lacio color caramelo y un moño llamativo en él. Su figura se adapta correctamente a su uniforme y no puedo evitar sentirme pequeña a su lado. Ella me mira y después mira las manos entrelazadas que mantenemos Ten y yo; es ahí cuando el calor empieza a subir y siento como mi mano empieza a sudar. Diablos.

Detention» TenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora