Presagio (Joing the dots) (Alex Turner - Fanfiction)

Dream

Despertó, la luz tan blanca y matutina le dañaba los ojos, pestañeó un par de veces, luego miró el techo, era totalmente blanco.

–¿En dónde estoy? – fue lo primero que dijo.

–En un hospital, señorita... – el doctor revisó su portapapeles – ...Katherine.

–¿En dónde está Alex? Caí... caí sobre él – mencionó tratando se sentarse sobre la camilla.

–¿Quién? – el doctor la miró confundido.

–Alex – respondió ella, totalmente convencida.

–Disculpe, pero... no hay ningún "Alex" aquí. – ella pestañeó de nuevo confundida – Lo que sí es importante es su pronta recuperación, pues verá... – el médico se retiró sus anteojos para mirarla fijo – Necesita firmar algunos... documentos.

–¿Documentos? Pero si sólo tengo... – antes de terminar llevó su vista hacia un pequeño espejo que quedaba frente a ella – ¿25 años?

–26, para ser exactos – corrigió el médico, Oscar, se llamaba.

–¿De qué se trata? – ella, en su mente, creía haber vivido esto antes, quizá en un sueño.

–Es sobre...

Oscar calló de inmediato, no sabía cómo debía darle una noticia tan... tan... desgarradora. Estiró su portapapeles, y permitió que ella leyera, esperando su reacción.

"Forense Local de Sheffield"

No era posible. ¿Cómo había ocurrido esto? ¿Cuándo? ¿Por qué?

No podía creerlo, ni quería creerlo. Huérfana... [.] Sin familia para siempre, totalmente sola.

–No... – murmuró con voz quebrada – ¿Cómo...? – volteó a mirar los ojos de Oscar, buscando una explicación.

El médico se levantó, evadiendo la triste y confundida mirada de Katherine Featherton.

–Necesita ir a identificar sus cuerpos.

"¿Cómo voy a hacerlo?" pensó.

–Esta mañana, ibas a ser arrollada, pero un chico te empujó, él fue quien... murió. No tienes lesiones, sólo te golpeaste muy fuerte la cabeza.

–¿Quién era el sujeto? – preguntó asustada por tal noticia.

–No sabemos bien con exactitud, pero según tengo entendido se llamaba... Alexander David Turner.

Lo último que vio fue los labios del médico moverse lentamente al pronunciar su nombre, y escuchar cómo se distorsionaba su grave voz, un segundo después... se desmayó.

–¿Qué fue lo que ocurrió, señor Turner?

–Cayó desde... una gran altura.

–¿Puede explicarme qué hacían los dos tratando de saltar el muro?

–Bueno... en... realidad...

–¿En dónde estoy? – murmuró ella, desorientada, de nuevo.

–Señorita Katherine, tiene suerte de que sólo haya sido un golpe pequeño en la cabeza – dijo la rectora – Por esta vez se les permitirá que se integren a su salón de clases, pero no se volverá a repetir.

Dicho eso la rectora se levantó, con su tiesa espalda, y salió a paso lento, pero firme, con la cabeza en alto, luciendo su anticuado peinado. Alex y Katherine la vieron partir en silencio.