Pasaron media hora más sentados en la parte trasera del taxi hasta que pudieron divisar la casa de dos plantas; intentó hablarle a Yamaguchi pero estaba rendido. A pesar de que utilizaba un tono fuerte, tenía que admitir que no quería molestarlo pero no podía con el y las bolsas. Lo dejó un rato más por lo menos hasta que pudo pagar el servicio para luego bajar las cosas y entonces pudo moverlo de manera suave. Mientras el chico se desperezaba él volteaba cada cuando a ver la casa en busca de alguien conocido, pero nada.
—Perdón Suga... Dormí en todo el camino. —Escuchó a penas y eso que ya estaba a su lado, despidieron ambos al taxi y él cogió sus cosas, en momentos como esos, caminando hasta el lugar Yamaguchi lucía más confiado que él. Pero eso tenía su razón. Se detuvieron en el portal frente la puerta de entrada, revisó su reloj de muñeca y asintió para sí antes de tocar el timbre.
—Que nervios, ¿Y si no hay nadie? —Fue el pecoso que habló antes de escuchar pasos que venían dentro del hogar, solo una persona. Sonó el seguro de la puerta y luego el pestillo antes de empujarse adentro mostrando una silueta más alta de lo que recordaba. Él y el chico sonrieron al verse y el alzó sus brazos todo lo que pudo para rodear a aquél en un abrazo.
—¡Asahi! ¡Feliz cumpleaños! —Dijo con Yamaguchi mientras era correspondido en el contacto.
—¡Suga! ¡Yamaguchi! Como siempre puntuales... Nishinoya esta acá.
Estuvo a punto de preguntar algo cuando el susodicho apareció por detrás de la estrella del Karasuno con sus cabellos húmedos.
—¿Quién...? ¡Sugawara! ¡Yamaguchi! —En seguida ambos estaban envueltos en un abrazo acogedor del más bajo. Recibió una mirada extraña de parte del libero y cuando disponía a abrir sus labios Asahi abrió la puerta de par en par.
—¡Adelante! No quiero tenerlos todo el tiempo aquí!
¿Salvado por la campana ambulante? Se distrajo totalmente cuando entró a la casa de, ahora, ambos chicos. Algo raro había. La bolsa de regalo más grande se la obsequió a su Estrella y de otra sacó el presente para Nishi. El rato fue pasando entre charlas-te-perdiste-tal-cosa hasta dar a la hora del encuentro. El tercero en llegar para sorpresa de todos fue Tanaka, a los pocos minutos Hinata y Kageyama. Los últimos lucían molestos. Aunque, ¿Cuando Kageyama lucía feliz?
Las conversaciones ahora eran más amenas, observando a cada uno, sus cambios físicos era lo que resaltaba más. Cabellos más largos, estilos de ropa diferentes, voces más profundas y cuerpos más marcados en algunos. Pensaba en ese punto cuando ojeaba a Asahi. ¿Cuánto podían cambiar las personas en un año? Te podrías sorprender. La puerta sonó nuevamente y su corazón salió a la marcha igual que las anteriores tres veces. Tanaka fue a abrir, se escuchó un pequeño bullicio antes de que ambos chicos aparecieran, al ver al rapado tuvo que alzar más la vista hasta ver el cabello amarillo de Tsukkishima; casi tuvo que contener la respiración.
Seguía siendo casi el mismo, solo que ahora igualaba a Asahi en contextura. Lucía incluso más maduro. ¿Qué estaban comiendo estos niños? Volteó a ver a Yamaguchi. ¿Yamaguchi? No estaba ya, había escapado a algún rincón. Hinata jugó con el equipo de sonido, de tal manera que ahora el ambiente era mucho más ligero. Pudo notar como la mirada del rubio se desviaba a cada momento, cuando Asahi fue a la puerta con el teléfono en la mano anunciando la llegada de Ennoshita, se levantó para caminar hasta Tsukkishima y tomarlo de su chaqueta de tal manera que tenía que seguirlo a un lugar más calmado para hablar. Logró encontrar subiendo las escaleras un balcón al final del pasillo donde se detuvo y volteó a ver la cara-no-expreso-nada del bloqueador.
—Era en serio.
—Si. Claro que sí. ¿Cómo no va a serlo? Yamaguchi me dijo que no me metiera, pero...— Hubo un cambio en su rostro, ahora lucía entre enojado y triste. —Pero no puedo quedarme callado sabiendo que se esconderá hasta que no lo arreglen.
—¿Está aquí? —Nuevamente un cambio, ahora estaba más ¿animado? ¿Yamaguchi provocaba eso?
—Sí, claro, vino conmigo.
—Hm...
—¿Me puedes explicar?
—Yo no lo haré.
Nuevamente molesto, suspiró y tomó el borde de su camiseta para acercarlo a él. Antes de hacerlo tuvo que ponerse de puntillas.
—Tsukishima Kei, no me interesa si me dices o no, pero arregla tus problemas sin herir a Yamaguchi. El ha sido un buen amigo para ti.
—Ese es el problema, todos ven a Tadashi como el herido, la victima. ¿Yo qué? ¿Qué me muera? Sugawara, él es el problema... Es...— Le escuchó gruñir, pero ahora estaba más dócil.—¿Cómo quiere que actúe si mi pareja coquetea con otro hombre? ¿Que le dé premios? Ya estoy hasta aquí.
Justo cuando todo se aclaraba y el rubio colocaba su dedo índice en la cien como referencia observó al pecoso detrás de ellos con una expresión que decía claramente que había llorado. Procuró soltar el agarre que tenía y se apartó con un "Lo dejo solos..." para ir abajo. Pudo escuchar un "¿Estabas celoso?" mientras lo hacía; ahora que reaccionará de aquella forma cuando había pronunciado 'terminar' se le hacía lógica. Así que estaban saliendo.
Cuando entró al vestíbulo ojeó a los recién llegados... Ennoshita, Hika, Hiyo... Su mirada se detuvo en una silueta que descansaba en un sofá individual de la sala con una bebida en la mano. Cuando sus ojos se encontraron supo de inmediato que había reparado en él desde que se asomó.
Ojos café profundos, cabellos cortados correctamente al margen y facciones duras. Tenis deportivos que lucían con un pantalón negro ajustado, camiseta blanca con imágenes abstractas en ella. Aquel pelinegro que lucía un cuerpo perfectamente ejercitado tenía nombre y lucía mucho mejor que todos allí.
Daichi Sawamura.
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No Title
Fanfiction¿Qué hacer cuando aquello que no fue dicho tiene que decirse? Sugawara y Daichi tomaron distintos caminos pero, hay algo que el ex capitán tiene que decirle a su antiguo compañero de toda la vida y ya no puede retenerse más. Los personajes de Haiky...