"Tenemos que hablar."

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La cosa en cuestión era esta: no sabía si debía saludarle como siempre o no. Cada minuto que pasaba y ellos no apartaban la vista recordaba sus mensajes y era una tortura muy bonita. El primero en moverse fue Daichi, se levantó del asiento de forma natural dejando atrás una charla, él no sabía porque estaba aguantando la respiración.


Decidió no mostrar las cosas raras frente los demás o se preocuparían y no quería tenerlos encima con un problema que era personal. Soltó un gran suspiro y se acercó al pelinegro para recibirlo con un buen golpe.


–¡DAICHIIII!


Le escuchó quejarse y luego reírse de esa manera tan varonil que recordaba, ahora que estaban más cerca notaba mucho más rápido los cambios. Ya no eran niños más, los rasgos de su cara marcaban horas despiertos por la noche, cosas que había pasado sin él e incluso así no lucía mal. Cuando se enderezó el silencio era el reinante, le vio tornarse nervioso y cuando iba a decir algo ambos fueron asaltados por un gran abrazo de oso de Asahi.


–¡Chicos! ¡Tanto sin reunirnos los tres nuevamente!


Él no pudo evitar reírse, a lo cual le siguieron ambos. No había motivos para perder la cabeza aún, Daichi era Daichi. Los rodeó a ambos con sus brazos y los apretó como si se le fuera la vida en ello. Luego de ser separados se quedó a un lado del ex-capitán, le miró y golpeó con suavidad su hombro a lo que el respondió alborotando sus cabellos.


–Haz cambiado Suga...


–¿Eh? –Volteó a verlo con curiosidad, ¿qué hablaba? Si era el mismo de siempre.


–En muchos sentidos... Te dejaste crecer un poco el cabello también. ¿No? –Se percató cuando su mano se acercó a tomar un mechón de su cabello, justo en ese momento sintió que solo estaban ambos. Que no existían los demás y así lo quiso, pero la realidad era otra y a pesar de saberlo sintió sus mejillas arder. Observó como una sonrisa salía de los labios ajenos, que cruel.


–Sí, pero yo no cambie solamente, ¡Tú realmente estás más alto! Y fuerte. –Murmuró mientras llevaba sus manos al abdomen ajeno, como una simple broma pero al tocar encima de la tela pudo sentir el respingo que hizo y observó, su sonrisa había sido reemplazada. Aparte de eso, realmente tenía abdominales. Aquello se estaba volviendo un poco...


–¡PAPÁ CUEEEERVO, MAMÁ CUEEEEEERVO! ¡OOOOOIII! –Ambos dieron un pequeño salto de susto cuando escucharon aquél grito de parte de Hinata, se separaron inmediatamente y se encaminó hasta donde estaban los chicos para averiguar que querían de él. Solo un momento pudo voltear atrás, Daichi seguía en el mismo sitio y al percatarse de que lo miraba, el pelinegro empezó a mover sus labios.


"Tenemos que hablar, pronto."


¿Ahora si podía perder la cabeza? 


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