Ya han pasado 9 días desde que estoy encerrada en mi habitación si comer, sin beber ni un sorbo de agua, sin dormir. Sé que lo único que esperan es que salga y abra esa puerta para ser devorada por esas retorcidas criaturas, pero, ya quiero darle fin a esto y es momento de elegir mi muerte por más cruel que suenen estas palabras solo tengo dos opciones. Primero es morir poco a poco en mi habitación de una manera lenta y tortuosa y otra es salir y caer en su trampa y que mi alma sea engullida por las fauces de esos demonios, preferiría mil veces morir aquí, sin embargo, si lo reflexiono, de alguna manera ellos ganan el juego, aunque también e considerado quitarme la vida pero solo sería una manera más rápida que la primera opción, aunque mi objetivo sea luchar hasta el final ellos ganaran el juego macabro.
Mi cuerpo se vuelve cada vez más débil y carente de vida, solo espero que esto termine lo más pronto posible. Mi deseo es morir en paz, pues el hecho es que ya he aceptado mi inminente muerte hace ya mucho tiempo y solo quiero que esto termine, quisiera despedirme de alguien pero no tengo a nadie, mi único pesar es que no seré recordada de la manera en la que quisiera serlo, se de que alguna manera alguien encontrara y me recordaran como las espeluznante escena de alguna película de terror.
Ya han pasado 15 días desde que estoy en mi habitación al borde de la locura mis fuerzas decaen rápidamente por cada palabra plasmada en este cuaderno, ya no puedo sentir mis pies y mi respiración se hace cada vez mas débil, me siento abrumada por las voces que susurran sin cesar esperando que caiga dormida para poder darse ese festín tan deseado, sin embargo, los hare sufrir como ellos a mi prolongando cada vez más su espera haciendo que sientan la ansiedad de no poder engullir mi alma tan simplemente.
Hace días que mis lagrimas ya no caen como ríos de agua, siento mis ojos secos y parpados pesados, ya no siento hambre solo un horrible vacio que aclama ser llenado. aun con todos estos obstáculos mi objetivo sigue en pie hare que sufran como yo estoy sufriendo. ya no me importan los susurros interminables, ya no me importa su pesada presencia, ya no me importa su sentimiento de odio que transmiten a otro lado de la puerta, pues esta permanecerá cerrada hasta que yo me desplome en esta misma habitación, ya no me importan sus miradas de vigilia y ansiedad, ya no me importa vivir solo me importa existir escasamente prolongando su sufrimiento.
Lo que me consuela durante este tiempo de espera a mi inminente muerte es saber que ellos sufren mientras esperan ansiosamente mi alma. Pues raramente eso me hace sentir una retorcida felicidad. Pues me pongo a pensar que esta agonía me hace feliz, si retorcidamente feliz.
