Eva comenzó asistir periódicamente a sus sesiones. En muchas de ellas me comentaba sobre las nuevas conquistas que había realizado y que sentía que estaba algo cansada de esta vida. En una ocasión dijo "Jamás me sentaría a esperar que mi belleza se pudriera, pero ya no puedo continuar...estoy tan agotada" Creí que guardaba muchas mentiras en sus labios y que conmigo podía ser ella misma, sin la coraza que la cubría, pero en ocasiones entendía que era solo una ilusión, porque en el fondo ella seguía siendo un ser humano irónico y con falta de moral al momento de hablar de otras personas.
Un día, mientras me relataba una historia sobre un cliente frecuente, sacó de su cartera una especie de carta y la dejó sobre la mesa de centro.
- No quiero que me veas como una ordinaria- dijo encendiendo un cigarrillo- pero veras necesito pedirte un favor y creo que he alcanzado a ganarme tu confianza, al menos un poco.
- Veras- respondí entrelazando mis manos- Yo soy tu terapeuta y tu mi paciente, nosotros no...
- Olvídate de las putas formalidades- alzó la voz algo molesta- necesito que hagas algo por mi Emil y creo que esta puede ser una de las últimas sesiones que tengamos juntos.
- ¿De qué hablas Eva?- preguntó algo incrédulo.
- Necesito que te reúnas conmigo- Su rostro se encontraba serio, sin expresión- debo entregarte algo muy importante que solo tu debes tener. En el sobre se encuentra la dirección del hotel y la tarjeta de acceso a la habitación.
- Yo...-musité- ....es que no entiendes que esto está fuera de un rol entre....
- Pero qué bruto eres- sonrió- eres el único amigo que tengo Emil y tengo que ser sincera contigo las cosas en mi vida no están marchando como me lo esperaba.- soltó una bocanada de humo- necesito de ti y eres el único en el que confío ciegamente.
- Y que paso con lo de "Todos mienten"- replique observándola.
- La confianza se gana Emil y este es el momento para saber si mientes o no, después de todo me has dicho que estabas aquí para escucharme e intentar ayudarme ¿cierto?
- Vale- suspiré tomando el sobre- a qué hora nos reunimos.
- Debes venir cerca de las ocho y no tardes- agregó tomando su cartera y colocándose de pie- Escucha, si algo llegara a pasarme y no me encuentras a esa hora en la habitación, tendrás que llamar a este número- saco un pequeña tarjeta de presentación desde su bolso- y debes comunicarte con esa persona y solo con ella, con nadie más ¿entiendes?
- Eva- interrumpí- ¿Que está pasando?
- Emil, los secretos son nuestra perdición, pero tu eres el único que me puede sacar de esta mierda y si por algún motivo la habitación está desordenada, en el último cajón de la cómoda hay un doble fondo, ahí encontraras un sobre el cual debes proteger con tu vida y lo por lo que más quieras no llames a la policía ¿me has comprendido?
- Escucha no realizaré ninguna de estas cosas si no me explicas ahora mismo que está pasando- dije firmemente.
- Emil, solo llega a la hora y te explicare todo, pero por ahora solo cumple con este favor y no te molestare mas, lo prometo.
Ese día nevaba y hacía un frío terrible, casi podía sentir congelado cada trozo de mi cuerpo, pero estuve tan puntual como Eva pidió. La recepcionista marco al cuarto indicado en el papel, pero Eva no respondió. Subí al ascensor algo inquieto, como si presintiera algo malo y trate de mantener la calma, pero mis manos sudaban y un escalofrió recorrió mi cuerpo al pararse frente la puerta. Deslice la tarjeta de acceso y al abrir la puerta, un fuerte olor a alcohol pareció huir desde el interior de la habitación. Me quede dudoso parado en el pórtico, presentía una mala vibra y por un instante divague en entrar. Estuve unos minutos ahí, inmóvil ante la oscuridad, hasta que mis piernas temblando se adentraron a la habitación. Mis manos se deslizaron por la pared buscando el interruptor de la luz y antes de alcanzar a dar otro paso tropecé y caí bruscamente sobre algo blando y húmedo. Tanto mis manos como mi cara se encontraban empapadas por una especie de líquido muy espeso y viscoso que parecía estar sobre todo el piso de la habitación. Al intentar levantarme, apoye mi mano sobre la pared y la luz se encendió.
El rostro de Eva estaba desfigurado, la sangre esparcida por todos lados de la habitación y yo en medio de la escena más horrible que pude haber presenciado. La voz de Eva en mi cabeza interrumpió la terrorífica escena y recordé lo que me dijo con anterioridad "en el último cajón de la cómoda hay un doble fondo, ahí encontraras un sobre el cual debes proteger con tu vida"
Me levanté temblando, al borde de un colapso nervioso, y sin pensarlo me abalancé sobre la cómoda. Abrí histérico el último cajón y saqué el sobre oculto del fondo falso. Lo oculte entre mis ropas y salí de ahí corriendo, aun sin poder creer lo que había visto. Por un instante me vi corriendo hacia la estación de policía más cercana, pero algo me detuvo y la voz de Eva me transporto a la escena donde ella recalco "Por lo que más quieras no llames a la policía" y caí sobre el pavimento aun intentado unir las partes, tratando de comprender algo, pero sin éxito me vi forzado a llegar a mi pequeño apartamento, donde una larga noche me esperaría.
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El legado de Eva
Ficción GeneralEmil Lawrrence es un terapeuta que sin pensarlo se ve envuelto en un mundo retorcido por una de sus pacientes, Eva. Ella es una escort que se ve involucrada en una red de mentiras y secretos, donde no puede confiar en nadie mas que Emil, el cual...