Capitulo Diez

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 Se sentía alterado, sabía que la aparición de Nick en la clínica lo perturbaba, observaba con ojos suplicantes a su esposa, rogando que su respuesta ante su pregunta sea la esperada

-No puedo Esteban, acabo de firmar un contrato de confidencialidad...- dejando arrastrar sus palabras – Sería abandono de persona, es ilegal, bien sabes que si lo hago me espera la cárcel y conociendo a Nick podría ser peor- dejándose caer sobre el respaldo de su sillón giratorio

-No creo que sea abandono de persona, solo cambio de profesional, eso puedes hacerlo... seguir el caso como Jefa y no tratarla directamente

-¡No!, Albert me pidió por favor que tomara el caso, me comprometí antes de saber quién era-

-¡Bien haz lo que quieras!- levantándose y saliendo furioso

 La jornada laboral había culminado, pero su día no y sus problemas tampoco. Esteban ingresó al vestidor que compartían en la clínica, la miró pero no dijo nada, su rostro duro y su entrecejo fruncido hablaban por él

-¿Sigues molesto?- le preguntó cuándo pasó a su lado

-¿Cómo quieres que me sienta?-

-Esteban si vas a celarme con los familiares de mis pacientes creo que no es conveniente que sigamos trabajando juntos- respiró hondo al mismo tiempo que perfumaba su piel

 Le dedico una mirada desconcertante- Sabes perfectamente que no es cualquier familiar- colocándose frente a ella y tomándole los brazos- estoy celando al padre de Mathew, no es cualquier familiar y lo sabes- clavándole la mirada

-Ya lo dijo Francoise Doltó "Tres segundos bastan a un hombre para ser progenitor... ser padre es algo muy distinto" y hasta donde tenía entendido tu eres el padre de Matt- haciendo una breve pausa- Al  parecer estoy equivocada- y sus ojos se cargaron de lágrimas

-A él lo amaste- le refutó

-¿Y a ti no? ¿Acaso he hecho algo para que dudes de mi amor?- preguntó en tanto una lágrima traicionera escapó comenzando a recorrer su mejilla. Se apartó de él tomó su cartera y salía de allí cuando de repente se volvió- Hoy iré a cenar con mis amigas, a menos que quieras también prohibirme verlas...- dijo con un halo de tristeza y se marchó de allí.

 Nick se encontraba en el estacionamiento con sus manos sobre el volante, estaba agotado, pretendía ir a descansar un rato, el sonido de los tacones hizo que levantase su mirada. En ese momento Charis pasaba enfrente de su camioneta, parecía enojada y vio como subía al Honda Odyssey bordó que se hallaba a un par de autos de él. En menos de un santiamén comenzó a salir del estacionamiento a la entrada, la curiosidad lo llevó a seguirla con la esperanza de tan solo saber dónde vivía.

Miranda, Lilly, Jade y Samanta la esperaban en Salmon River, un restaurant acogedor al que acudían habitualmente, se relajaba al hablar con ellas, se habían vuelto inseparables.

-¿Cómo convenciste a Esteban para que cuide a Matt?- interrogó Lilly, la castaña de ojos marrones con una sonrisa excelsa. Era médica al igual que ella, cuando realizaron la especialización estuvieron juntas en el mismo curso y formaron una gran amistad.

-No fue difícil, tuvimos una pelea y ya todo arreglado...- comentó probando el exquisito plato de pastas que había ordenado

-¿Tu y Esteban peleados? Esto es novedad para la mesa...- comentó asombrada Samanta quien había conocido a Charis en Chelsea, era su vecina y se habían hecho muy buenas amigas, en especial un par de veces en la semana cuando se juntaban a caminar.

-¿Por qué te extrañas Sam? Con Dave siempre hemos discutido y termino ganando para que cuide a Ron- comentó Miranda, sus ojos celestes vivaces opacaban la ironía que vivía destilando. Ella y Charis se hicieron amigas a partir de que Matt y Ron compartían el mismo pre-escolar.

Alguien como Tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora