Pokémon Mundo Misterioso: Destinos Unidos |En edición|

Capítulo 5: Pueblo Algarabía y la gran bienvenida

Finalmente y tras un poco más de camino, nuestros dos Pokémon habían llegado a la entrada del pueblo, el cual estaba rodeado por un gran muro que probablemente servía para protegerlo de amenazas. En la puerta, había dos Pokémon bastante imponentes que al parecer estaban encargados de vigilar quién entraba y quién salía de la localidad. Mientras James se había quedado en su mundo mirando cada pequeño detalle que veía a su alrededor, Serena se acercó a los guardas.

-Así que al final te has conseguido salir con la tuya, ¿eh? -soltó con una sonrisa uno de los Pokémon. Tenía una voz bastante grave pero parecía bastante amable. La mayoría de su cuerpo era de un verde grisáceo exceptuando su barriga, la cual tenía un tono violeta. Grandes pinchos le recorrían desde la zona trasera de su cabeza pasando por su espalda, hasta llegar a su cola. Además de eso tenía unos colmillos bastante grandes, lo que asustó bastante a James una vez se situó al lado de Serena.

-Vaya, sales corriendo por liarla en el pueblo, y te vuelves con un novio. Éste tipo de cosas sólo eres capaz de hacerlas tú, Serena -soltó entre risas el otro Pokémon, el cual era bastante diferente a su compañero de vigía. A pesar de tener la piel escamosa también, era de colores violeta, rojo y amarillo, siendo el último el menos notorio. En vez de patas delanteras, tenía unas grandes garras con las que daba la impresión que con solamente rozarte, ya era capaz de partirte en varios trozos sin ningún problema. Eso sí, una especie de amarillenta estrella bastante bonita adornaba la parte frontal de su cabeza.

Serena al escuchar los comentarios de ambos titanes simplemente se dedicó a mostrar una mueca de molestia. James no sabía cómo reaccionar ante tal situación, aunque por suerte la Pikachu no tardó en continuar la conversación.

-Primero, no es mi novio, no es mi tipo. -James le miró con una mueca pero siguió sin comentar nada. No quería que cualquier cosa que dijese pudiese enfurecer a esos dos colosos- Segundo, sólo le he ofrecido mi ayuda porque no conoce la zona, nada más. -los otros dos Pokémon sonrieron ante la respuesta de la Pikachu y se disculparon, dejándoles el camino libre a nuestros protagonistas- Bueno James, mi casa está bastante cerca de aquí, así que vamos. -tras decir eso Serena continuó caminando y el Eevee le siguió por detrás sin decir nada. Los guardas simplemente observaron con una sonrisa a nuestros protagonistas.

-En mi opinión pegan bastante bien, ¿no crees? -le dijo el Tyranitar al Garchomp, el cual afirmó con la cabeza sonriendo mientras los dos pequeños se iban alejando del lugar.

James se estaba quedando algo atrás debido al acelerado paso de Serena, por lo que decidió intentar igualarla en velocidad.

-Wow, qué confianza tenéis entre los tres... -comentó el Eevee sorprendido. Era normal que estuviese así tras ver la cercanía con la que se trataban tres seres tan diferentes. Serena al escucharlo comenzó a reír y le respondió.

-Eso es porque me han cuidado desde muy pequeña. -dijo mientras miraba a James con esa cálida sonrisa contagiosa- Son como los padres que nunca tuve. La verdad es que les tengo mucho cariño, y siempre que los he necesitados los he tenido a ambos ahí para escucharme. Son dos Pokémon increíbles... -realmente se notaba en el tono de la Pikachu que les tenía aprecio a esos dos. Era muy conmovedor ver que los Pokémon entre ellos desarrollan semejantes lazos a pesar de las diferencias físicas de cada uno.

-Wow, qué bonito... -comentó finalmente James conmovido por la historia.

Tras esa pequeña charla entre ellos, continuaron caminando en dirección a la casa de Serena. El pueblo realmente se veía muy vivo ya que estaba repleto de Pokémon de todos los tamaños y formas caminando entre sus calles. Además habían muchas tiendas y locales de una gran variedad de cosas. James no podía dejar de mirar asombrado el lugar y trataba de no perderse ningún detalle a cada paso que daba. Serena al ver la cara de ilusión de este, le miró enternecida sin decir nada y siguió caminando.