Capítulo 8: Destellos del pasado

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–Bueno, yo creo que ya está, ¿no? –preguntó Serena, dando un suave suspiro. James afirmó suavemente con su cabeza y juntos se dirigieron a la salida de la base.

En la planta baja, se encontraba Ampharos esperándoles, y una vez que su vista se topó con ellos, se dirigió a hablarles.

–Chicos –comenzó, con una leve sonrisa–, antes de iros quería daros esto. –el líder extendió sus manos hacia ellos. Éstas contenían una especie de aparatos muy pequeños, los cuales nuestra pareja no había visto hasta el momento, por lo que los miraron curiosos.

–Ampharos, ¿qué son? –interrogó la Pikachu al gran Pokémon. Ampharos simplemente se limitó a reír mientras que ésta miraba a su amigo aún más perdida.

–Son placas GIP. Resumiendo, os servirán para contactar con nosotros en caso de que tengáis algún problema. –explicó éste bastante orgulloso. James y Serena guardaron los interesantes aparatos– Muy bien, si os dirigís a la salida oeste del pueblo, Pidgeot os estará esperando ahí. Con que le digáis que vais de mi parte, os llevará donde sea. ¡Buena suerte chicos! –exclamó el líder demostrando la confianza que tenía sobre ellos. El dúo sonrío y salió disparado hacia la salida de Pueblo Algarabía.

De camino, los dos Pokémon observaron con más detalle las transitadas calles de la localidad. El contraste respecto a la noche era realmente increíble, ahora Algarabía realmente se sentía viva. A James le invadió una gran euforia, y cada vez disfrutaba más estar ahí. Se toparon con una tienda Kecleon y Serena se detuvo en seco. Su compañero la miró extrañado puesto que no entendía qué le había dado.

-¿Qué pasa? –preguntó curioso éste, a lo que la Pikachu simplemente le señaló algo concreto del pequeño tenderete. James se quedó extrañado, después de todo era una simple semillita. O eso pensaba él– ¿nos hemos parado por una semilla de nada? –comentó aún más desconcertado. ¿Qué podía tener de especial una semilla?

–Agh tonto –comenzó ésta, llevándose las manos a la cabeza–, es una Semilla Revivir. –su amigo se había quedado igual que antes– ¿Recuerdas que te dije que en un territorio un pokémon podía quedarse debilitado? –éste afirmó lentamente con la cabeza, por lo que la Pikachu prosiguió– Pues con esa semilla se puede hacer volver en sí al Pokémon. –al Eevee se le abrieron los ojos como platos. ¿Cómo una cosa tan pequeña podía ser tan poderosa? Era algo realmente asombroso.

–¿A que esperamos? –empezó, con gran energía– ¡Vamos a comprarla! –el pequeño zorro rápidamente se dirigió hacia el humilde puesto. O eso quería, ya que Serena le agarró de la cola y lo detuvo en seco. Éste le puso una mueca a su amiga.

–No tenemos suficiente dinero, James... –comentó, dando un leve suspiro. El Eevee miró a su amiga sin saber qué decir– Además, vamos a ir hasta la villa a lomos de Pidgeot, ¿no? –prosiguió, con una sonrisa, mientras soltaba a su compañero– De momento no nos hace falta –tras escucharla, éste también sonrió y volvió junto a ella.

Al cabo de un rato, llegaron a la salida del pueblo y se pusieron a buscar a Pidgeot. Éste en teoría ya debía de estar ahí, pero la pareja no lo veía por ningún lado. Finalmente se miraron entre ellos extrañados. ¿Por qué no estaba ahí el Pokémon? El mismo Ampharos les había dicho que para cuando llegaran, ya les estaría esperando. En ese momento, Serena quiso comentarle algo a James, pero se vio interrumpida cuando una fuerte ola de viento comenzó a cernirse sobre ellos. Miraron hacia el cielo como buenamente pudieron, y lograron diferenciar una sombra con unas impresionantes alas. En un tan solo instante, esa extraña forma aterrizó con una elegante pirueta en el suelo.

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2022 ⏰

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