28 de Octubre del 2016:
Hoy tenemos un evento en la escuela, y a pesar de que es hasta en la tarde, tenemos que hacerlo durante todo el día. Estamos en recreo y estoy escribiendo esto mientras te veo desde atrás.
Hace un rato estabas buscando unas tijeras para recortar las flores que habías hecho. Te paraste y te acercaste lentamente hasta donde estaba con un amigo.
—¿Oye, tienes tijeras? —me preguntaste.
—Sí —te contesté sin verte a la cara.
Caminamos hasta mi lugar y empecé a saber las cosas de mi morral. Estiraste tu mano y tomaste mis cigarrillos. Cuando encontré las tijeras, intercambiamos objetos. Me diste las gracias y te fuiste.
Me pusieron a pintar y puedo decir con certeza que nunca lo había hecho mejor. Nunca lo había hecho tan bien porque no había pensado en ti mientras pintaba.
Cuando terminé, me paré y me senté al lado de una amiga para molestarla mientras pintaba lo suyo. Estaba casi justo adelante de ti. Hubo un momento en donde te estaba viendo y tú estabas buscando algo, volteaste y me preguntaste:
—¿Hay pintura negra?
Empecé a buscarla con la mirada por todo el salón y me di cuenta de que estaba a una banca de mi. La tomé y te la pasé. Recibí un "gracias" de tú parte y seguiste pintando.
Después llegó otro amigo y me dijo que te ayudara.
—No, porque si empiezo a pintar voy a arruinar lo que ella ya hizo —le contesté. Se encogió de hombros y volvimos a sentarnos en donde estábamos.
—¿Cómo puedo pintar esto? —nos preguntaste señalando una parte muy complicada de pintarlo y de no arruinar lo que ya habías hecho.
—Puedes hacerlo con la parte de atrás del pincel, es muy delgada y no lo arruinarías —contesté.
—Buena idea.
Volviste a pintar y yo me puse a háblale con mi amigo de que tal vez que iba a Chicago a vivir.
Luego de haber terminado esa flor, te pusiste a hacer otra de color azul. Habían unas pinturas que tenían un platico cubriendo después de la tapa.
—¿Cómo se abre esto? —le preguntaste a tú mejor amiga.
—No sé, me ayudaron —te contestó.
Me acerqué y con mi uñas empecé a quitar el plástico, aún cuando ayer me las arreglé para hoy en la tarde. Cuando era niña solía tener de esas pinturas y por eso sabía cómo hacerlo.
—Gracias —me dijiste cuando había terminado.
—De nada —te conteste, te di una sonrisa y luego vi dos de mis uñas pintas de azul. Suerte que ese es mi color favorito.