Capítulo 9

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Me senté a su lado y comenzamos a compartir la exquisita comida. En un momento casi pierdo la vida cuando bebí Red Bull y Eduardo explotó en risas producto del cómico programa de televisión.

—Tranquila, respira, respira —me decía aún contagiado por el chiste, mientras daba pequeños golpes en mi espalda. Ni si quiera estaba preocupada, más bien era él, el que de a poco iba volviéndose serio ante mi deplorable estado, yo aún seguía con los ojos llorosos producto de la risa provocada por la suya.
—Oye, ya es demasiado —noté el tono de su voz con un serio dejo de preocupacíon, tomó de mis brazos y los levantó como si yo fuera una niña indefensa de 5 años. Luego de segundos mi respiración había vuelto a la normalidad y Edu soltó un largo suspiro relajado. Solté una leve carcajada al ver su antes afligido rostro pasar a uno calmado y aflojado.— Enserio me preocupaste —musitó sin cambiar su seria expresión del rostro.

—Ya estoy bien, puedes tranquilizarte —sonríe.

—Ya era hora ¿No? —Volvió a sonreír y dejó la bandeja con los platos vacíos en el suelo. Me acomodé en mi acolchado no esperando más que seguir espectando el programa, estaba muy bueno y para ver la repetición tendría que esperar una eternidad.

—______ —la melodiosa voz que tenía se escuchó en un susurro por toda la habitación.

—¿Si? —giré mi rostro y lo encontré con una mirada ida. Sus ojos brillaban más de lo normal y los músculos relajados de su rostro le llenaron de confianza y pasibilidad.

—¿Me permitirías hacer algo? —habló sin quitar su penetrante mirada de mí, lo que de a poco comenzaba a surtir efecto.

—¿De que se trata? —sonreí inocente, aunque por dentro los nervios comenzaban a aparecer, me sentía de alguna extraña manera...

Tranquila, sabía que cualquier cosa que pidiera... Sería algo simple y nada complicado. Sonrió y se acomodó a una corta distancia de mí. Algo no andaba bien ¿O si? Parece que tendría que buscar en el más mínimo rincón alguna respuesta sobre lo que Eduardo trataba de hacer. Elevó una de sus extremidades y sentí el tibio tacto en mi mejilla. Por más que tratase de mantenerme controlada, relajada, Edu iba empeorando mi situación, ya no solo acariciaba mi mejilla con su pulgar sino... De a poco iba acercándose.

—Solo... —susurró sobre mis labios— Solo... quiero saber... si puedes... —su aliento dulzón producido por la bebida, cada vez iba volviéndose más notorio en mi sentido del olfato. Estaba cerca— Si puedes actuar como toda una profesional —concluyó dichas palabras cuando sentí de una sola vez sus suaves labios sobre los míos.

Posiblemente era solo yo, pero sentía más que la escena de un beso creado por teatro, sentía más que eso. Suave, delicioso, y si era verdad, hasta se podía describir una pequeña gota de sentimiento real. Ya no podía oír nada de lo que ocurría a nuestro alrededor, no más que la delicada melodía producida por nuestros labios chocando con dulzura y si fuera lo que mi corazón percibía... Sinceridad, ¿pero como? ¿cómo podía ser ese beso sincero si él me decía que era actuación? ¿cómo? Sus labios dibujaban mi boca como si fuesen siempre tan conocidos para su persona. Los entreabría y cerraba a un compás creado a la perfección, me era hasta imposible describir con lujo de detalle todo lo que me estaba entregando con un acto tan simple como besar. ¿cuando fue, que no logré darme cuenta, el momento en que el deseo apareció por primera vez en ambos creadores de tal escena? No tengo idea, ni tampoco planeo sacar conclusiones del asunto, no estaba más interesada que en disfrutar de uno de los mejores momentos de mi vida, en recopilar sentimientos que nadie podría entregarme. Mi cuerpo se estremeció por completo, cuando por primera vez una de sus tibias manos se coló por debajo de mi polera y acarició la suave piel de mi cintura. Iba a enloquecer.

Think Of You |Eduardo Vargas| [adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora