C2

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Capítulo 2, ¿Adoptarme?

Bostecé con ganas mientras los primeros rayos de luz se filtraban por la ventana.

Eran apenas las ocho de la mañana, pero no podía quedarme mucho rato, cuando Hank despertase y abriese la recepción yo ya no podía estar aquí. Porque para entonces mi hipnosis mental ya habría terminado. Por lo que siempre me levantaba a las ocho y antes de que Hank se levantara volvía a dejar la llave donde estaba, como si nunca hubiera estado aquí.

Así que aprovechando que aún tenía una hora me duché. Pero evitando a toda costa mirarme en el espejo que tenía enfrente, desde que llevaba esa marca odiaba ver mi rostro.

Mi madre me había marcado porque decía que así todo el mundo sabría que yo era un monstruo, un ser demoníaco.

Después de lo de Phil me llevó un tiempo darme cuenta de lo que era capaz de hacer, pero poco a poco me fui dando cuenta de que las cosas que pasaban a mi alrededor no eran coincidencias.

Y fue entonces que comprendí que lo que había pasado con Phil había sido mi culpa, yo le había dicho que se suicidase y él, hipnotizado como estaba, lo hizo.

Y tuve miedo. Miedo de lo que era capaz de hacer.

Fui una estúpida al pensar que podía confiar en mi madre y contarle lo que me pasaba...

Recuerdo que tomé la decisión de contarle a mi madre todo un día cuando acababa de salir de la escuela. Nuevamente había utilizado mi don con unos niños que me habían molestado en el patio. Eran de un curso superior. No dejaban de molestarme y enfadada como estaba les grité que por qué no se metían con alguien de su tamaño... y eso hicieron. El que empezó la pelea fue al que yo estaba mirando a los ojos y luego todo se volvió una locura. Yo salí corriendo de allí confirmando definitivamente lo que tanto temía. La gente, cuando la miraba, hacía lo que yo les pedía.

Y entonces no tuve más dudas, yo era la responsable de la muerte de Phil.

Por eso decidí contarle todo a mi madre, necesitaba contárselo a alguien y pensé que mi madre me podría ayudar.

Al principio, cuando se lo conté, me abofeteó y me dijo que no bromeara con algo como eso. No se creía que Phil abusara de mí y tampoco que yo le hubiera matado simplemente diciéndole que se suicidara. Entonces me di cuenta de que si quería que mi madre me creyera no bastaría sólo con palabras, tendría que demostrarle de lo que era capaz de hacer.

Así que la cogí de la mano y miré a la calle. Entonces cuando vi a un vecino pasar cerca de ahí vi mi oportunidad. Arrastrando a mi madre la llevé hasta el señor Compton.

Éste, al vernos, nos miró confundido. Mi madre no paraba de gritarme que me dejase de tonterías y volviéramos adentro, pero yo la ignoré y miré a los ojos al señor Compton. Le pedí que me diera las llaves de su casa y eso hizo.

Mi madre entonces se calló, sorprendida de que el señor Compton me hubiese obedecido sin rechistar. Pero me di cuenta de que aún no estaba del todo convencida, me miraba aún con desconfianza y con un brillo que en aquel momento no supe identificar.

Pero yo no me di cuenta y seguí demostrándole lo que podía hacer.

Le devolví las llaves al señor Compton y le pedí que se quitase la camisa. Nuevamente obedeció. Y para terminar la demostración le pedí que comiese hierba del suelo y eso hizo.

Y fue suficiente para mi madre. Me soltó la mano y se apartó de mí. Y entonces pude ver claramente que el brillo que no había sabido identificar minutos atrás era miedo. Mi propia madre me temía.

La hija del diablo (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora