C31

322 26 0
                                    

Capítulo 31, Estoy preparada

Ver a Khesia levantarse después de tantos meses de sufrimiento supuso para mí una felicidad tan grande que no sabría expresarla con palabras. Y cuando lo primero que hizo fue venir corriendo hacia mí para abrazarme fue más de lo que yo pude alguna vez imaginar que era la felicidad. Porque que esa niña siguiera viva teniéndolo todo en contra era algo más que un milagro.

Por fin la enfermería del campamento estaba siendo desalojada por los propios pacientes y esta vez no salían con los pies por delante, sino que salían para volver con sus familias.

Al fin nos habían mandado la ansiada vacuna. También habían descontaminado el agua del lugar, al fin estas gentes podrían empezar a recuperarse desde lo del terremoto.

Porque lo que ese enfermedad les había estado haciendo era destruir su órganos, aún estaban buscando al culpable de la contaminación del agua, porque se había descubierto que habían vertido productos químicos con intenciones letales.

De ahí que la enfermedad actuara tan deprisa cuando ingerían el agua, había sido pensada para que los matara lo antes posible. En cuanto dieran con el culpable iban a asegurarse de que se pudriera en la cárcel. ¿Qué ser era capaz de envenenar a estas pobres gentes? ¿con qué motivo? Nadie lo entendía y seguiríamos sin entenderlo.

Había mucho loco suelto por el mundo y no pude evitar pensar que personas como la responsable del envenenamiento del agua eran como los Vulturis. Seres dementes que, si se les presentaba la oportunidad y tenían el poder, podían hacer autenticas barbaridades. Miedo me daba pensar qué haría ese humano si lo transformara alguien, si era capaz de envenenar a inocentes siendo humano para verles morir ¿qué sería capaz de hacer si le dieran la inmortalidad?

Era mejor no averiguarlo nunca.

Eso en el caso de que hubiera actuado solo, que no se sabía si había actuado en solitario o con compañía. Lo que sí sabíamos es que lo habían hecho por pura maldad.

Pero ya era hora de volver todos a casa. La ONG se quedaría ahí con sus médicos habituales para atender si se presentaba algo más, pero a los médicos voluntarios que sólo habíamos venido a ayudar nos regresaban a casa.

º º º

-¿Qué harás ahora? -le pregunté a Edward mientras paseábamos por la ciudad, habíamos regresado hacía un par de días y desde entonces había estado enseñándole la ciudad a Edward.

No me reincorporaba al trabajo hasta el próximo lunes, por lo que aún tenía algunos días libres.

-¿A qué te refieres? -preguntó haciéndose el tonto.

Rodé los ojos y le empujé un poco con mi hombro, juguetona.

Ahora fue él quien rodó los ojos, como si no le gustara que sacara el tema.

-Está bien, está bien, pues... estaba pensando en pedir trabajo en tu hospital -abrí la boca sorprendida, pero él se dio prisa en aclarármelo-, pero sólo si a ti te parece bien. No quiero que te sientas incómoda.

Lo pensé, meses atrás le hubiera dicho directamente que no, que regresara a casa. Pero este tiempo a su lado me había hecho darme cuenta que junto a él había empezado a sanar más rápidamente, porque no sólo me sentía bien en mi trabajo, sino que a su lado me sentía feliz.

Y ese era un sentimiento que a mí siempre me había costado mucho sentir, pero con Edward era natural. Si él estaba a mi lado yo era feliz.

Puede que sonase egoísta, pero no quería que se volviera a ir de mi lado. Le necesitaba.

Por lo que le tomé de la mano e hice que se detuviera, él me observó confuso, por la cara que puso supe que pensó que iba a decirle que se fuera, pero en vez de eso me puse de puntillas y le besé cerrando los ojos.

No le besaba desde hacía más de veinte años y resultó raro, pero a la misma vez increíble. No recordaba que besara tan bien. Nuestros labios encajaban como si hubieran sido creados para estar juntos.

Cuando nos separamos apoyé mi cabeza en su pecho y le hablé de corazón.

-No quiero que te vayas, tú me haces muy feliz y quiero estar a tu lado -le confesé.

-Yo tampoco quiero irme, gracias.

-¿Gracias por qué? -le pregunté confusa.

-Gracias por dejarme estar a tu lado como tu amigo, es mucho mejor que esperar en casa de brazos cruzados hasta que decidas volver.

Entonces me di cuenta que, aunque le hubiera besado, no se había dado cuenta de lo que le estaba diciendo en verdad.

Él pensaba que yo le pedía que se quedara como mi amigo, pero no le estaba pidiendo eso. Le estaba pidiendo que se quedara como mi novio.

Me separé un poco de él, pero sin soltarnos de nuestro abrazo, y le miré a los ojos.

-Estoy preparada, Edward. Quiero que empecemos a vivir nuestra vida, es hora de ser felices.

Edward abrió los ojos como platos, dándose cuenta de lo que le estaba diciendo. Algo por lo que ambos habíamos esperado décadas.

-¿Estás segura de lo que estás diciendo? -me preguntó, yo solo asentí con una sonrisa mientras le miraba con ojos llenos de amor.

Asentí.

-Nunca antes he estado tan segura de nada como de esto. Ya no quiero seguir viviendo en el pasado, quiero crear un futuro a tu lado -volví a cerrar los ojos y me dejé llevar cuando Edward me apretó más contra él para besarnos de nuevo.

Puede que no estuviera preparada para regresar con los Cullen, pero sí para empezar mi nueva vida con Edward. Porque Edward era mi felicidad y él mejor que nadie para ayudarme a terminar de curarme.

El final ha llegado, es por eso que este capi ha sido tan corto, es el último capi de la historia. El próximo lunes epílogo y fin ;) que pasen una feliz Navidad :)

La hija del diablo (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora