C12

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Capítulo 12: Buscando respuestas (2ª parte)

-Por favor, dígame de quién sospechaba mi padre -le supliqué.

Gordon suspiró.

-Mira, no sé si es correcto o no decirte esto, pero dado que me has buscado para que te diera respuestas eso voy a hacer. Tu padre estaba convencido que la persona que había intentado matarle era tu madre.

Sentí como el alma se me caía a los pies. Yo sabía lo rastrera, cruel y malvada que era mi madre. Pero de ahí a intentar matar a mi padre... era demasiado fuerte.

-¿Q-qué? -sólo fui capaz de pronunciar eso, estaba en shock.

-Pero tranquila, era sólo una sospecha y nunca se pudo demostrar. De hecho creo que la intención de tu madre, si hubiese llegado a ser la culpable del envenenamiento, nunca fue la de matar a tu padre, sino de debilitarle. Tu madre sabía que si se divorciaban él se iba a ir contigo y ella iba a quedarse sola y sin manutención, por lo que yo nunca estuve convencido de que tu madre realmente quisiera matarle, más bien, debilitarle. Si Charlie hubiera enfermado debido al veneno y Renée hubiera tenido que estar cuidandole ella habría administrado el dinero de Charlie y podría haber seguido pegándose la gran vida. Por eso no creo que fuera tan... -nuevamente noté que iba a decir algún insulto y casi por instinto se volvió a contener-, tan tonta de buscarse ella misma la ruina.

-Pero no entiendo ¿por qué sospechaba mi padre de mi madre? Y si no fue ella, ¿quién fue?

-Me temo que sólo puedo contestarte a la primera pregunta. El matrimonio de tus padres llevaba muchos años roto, pero tu padre había aguantado esa relación sólo por ti, para que no te criaras en una familia rota. Pero llegó un punto en el que Charlie ya no podía aguantar más y le pidió el divorcio. Fue poco después cuando a Charlie empezaron a envenenarle. Tu padre estaba convencido que había sido ella, pero no pudo demostrarlo de ninguna forma así que quedó en el olvido -levantó la mano y pidió algo de beber a la camarera, dejándome tiempo para que asimilara lo que me estaba contando.

-Sin embargo desde aquel incidente tu padre ya no se fiaba de dejarte sola con tu madre, temía que te pudiera hacer a ti algo sólo por hacerle daño a él. Tu padre realmente pensaba que tu madre no estaba bien de la cabeza. Pero como no tenía forma de demostrarlo tenía miedo que si era él quien pedía el divorcio le dieran tu custodia a tu madre, así que pasó un año más. Y lamentablemente no tengo respuestas para contestarte sobre lo que sucedió por aquella época porque no lo sé -me confesó tristemente suspirando de nuevo-. Lo único que sé es que un año después mi jefe me informó que mi amigo, Charlie Swan, se había quitado la vida dejándote sola con tu madre. Sonaba tan ridículo, Charlie jamás te habría dejado sola con Renée. Tú eras lo que él más quería, habría dado su vida por protegerte, por eso no me creo el cuento de que se rindió a sus problemas y te dejó sola. Ese no es el tipo de persona que era tu padre. Tu padre era un luchador nato que luchaba por lo que quería. Y no había nada en el mundo tan grande ni importante como para hacer que Charlie te dejara sola, te lo aseguro.

No fue hasta ese momento que noté que estaba temblando.

Las palabras de Gordon no hacían más que confirmar lo que yo ya sospechaba. Mi padre no se había quitado la vida, alguien se la había quitado que no era lo mismo.

Gordon se dio cuenta de mi estado y me miro con tristeza.

-Lo siento, tal vez ha estado mal por mi parte que te cuente todo esto. Eres muy joven y no mereces sufrir por cosas pasadas. Será mejor que lo olvidemos -exclamó realmente incómodo e hizo afán de levantarse para llevarse con él la carpeta.

Le cogí del brazo, impidiéndoselo.

-No, por favor, quiero saberlo todo. Estoy en mi derecho de saber qué fue de mi padre -no fue hasta que vi su mirada que me di cuenta que, sin ser consciente de lo que hacía, había utilizado mi don en él, cuando le había hablado lo había hecho mirándole a los ojos.

Me sentí culpable, Gordon se estaba portando muy bien conmigo y me estaba ayudando voluntariamente. Tal vez tendría que haber acudido a la cita con gafas de sol...

Por culpa de esto mañana no recordaría nada de nuestra conversación.

En fin, supongo que después de todo era lo mejor, porque él no sabía nada de mi vida, ni siquiera sabía que si me pillaba la policía y me reconocía podría volver a internarme en el orfanato, porque aunque ahora fuera Bella Cullen era todo un trapicheo de Jasper. Es como si Bella Swan y Bella Cullen fueran dos personas distintas. Y a Bella Swan aún le quedaban unos meses en el orfanato.

Así que, por si acaso, mejor que nadie supiera de mí.

Lo peor de haber controlado la mente de Gordon es que ahora no podría sacar nada en claro, es decir, podría preguntarle y él me contestaría lo que pensaba que era correcto, pero es como si ahora sólo pudiera hablar con un robot de Gordon y no con el verdadero Gordon. Eso es lo que más me fastidió.

Miré hacia atrás y vi que Alice y Edward se habían dado cuenta de mi error. Les indiqué con la mano que esperaran, sólo necesitaba cinco minutos más y nos largaríamos. No podíamos quedarnos ahora mucho tiempo porque no tardarían en darse cuenta que a Gordon le pasaba algo. Así que sería mejor terminar el encuentro y mandarle a que se fuera a dormir a su casa.

Pero de verdad lamentaba que mañana ya no iba a acordarse de esto. Tal vez en el futuro Gordon me podría haber sido de ayuda, ahora todo quedaría en el olvido.

-¿Qué hay en la carpeta? -pregunté.

-Informes, entrevistas, todo el material que conseguí reunir durante mi investigación -me contestó automáticamente con la mirada perdida.

-¿Quién crees que mató a mi padre? -él me había dicho conscientemente que no lo sabía, ahora comprobaría si me había dicho la verdad o me había mentido.

-No lo sé -aún me sentí más culpable porque sólo se había dedicado a decirme la verdad. No me había ocultado nada.

Decidí probar otra cosa, por si acaso.

-¿Cuál es tu teoría respecto a la muerte de mi padre?

-No lo sé, es todo muy confuso...

Suspiré, de Gordon ya no iba a sacar nada en claro. Sería mejor que nos fuéramos.

Hice que Gordon me mirara y le indiqué que se fuera a dormir a su casa. Dejé cinco dolares en la mesa y ambos nos levantamos. Pero esta vez la que se llevaba la carpeta era yo. Quería examinarla a fondo.

º º º

Alice y Edward se ofrecieron a revisar conmigo la carpeta, pero esto era algo que quería hacer yo sola.

Había muchas entrevistas, tanto a compañeros de mi padre como a Renée.

En las notas personales Gordon había apuntado muchas veces que Renée sobreactuaba fingiendo lástima por la muerte de Charlie, pero que en realidad él sospechaba que por lo que lloraba era porque ahora nadie seguiría ingresando dinero en casa.

Sin duda Gordon no tenía en un pedestal a mi madre, todo lo contrario. Podía notar el esfuerzo que había hecho para no hablar pestes de mi madre delante de mí, al menos no todo el rato. Se había contenido todo lo que había podido.

Me pasé toda la noche leyendo las notas de Gordon. Hubo una en especial que me llamó la atención, era como una conclusión de los hechos.

Es todo muy raro. Sus compañeros de trabajo no salen de la sorpresa, nadie sospechaba que Charlie pudiera quitarse la vida. Suena tan ridículo de creer. Lo peor es el capullo de mi jefe, me ha obligado a escribir un articulo cliché, no me ha dejado poner mi verdadera valoración personal de la muerte de mi amigo. Dios santo ¡ni siquiera me ha dejado mencionar que le conocía!

Por eso empecé esta investigación, pero nada de esto llega a buen puerto, cada vez estoy más desanimado en encontrar alguna pista que aclare toda esta locura. Una de las personas que entrevisté me sigue dando vueltas en la cabeza. Phil. Un amigo de Charlie. Es él el que asegura que Charlie estaba deprimido, sólo él y Renée afirman tal cosa. Mi jefe dice que si la mujer y un amigo cercano lo dicen es porque es así y que no le dé más vueltas, pero hay algo en ese tipo que no me inspira confianza.

Además, puede que esté algo paranoico, pero... la forma de hablar de Renée es como si... hubiera algo entre ellos dos. Las miradas que se lanzaban mientras les entrevistaba en privado eran algo sospechosas. Phil se disculpaba diciendo que Renée necesitaba apoyo en estos momentos, pero no sé...

Dejé de leer asombrada. ¿Mi madre ya conocía a Phil cuando mi padre murió? Siempre me dijo que lo había conocido tiempo después, nunca mencionaron que ya se conocían. Pero era un hecho, Gordon les había entrevistado a ambos y ponía que Phil era un amigo de mi padre.

Pensar tanto en Phil me revolvió las tripas y sentí nauseas. Si no quería volverme loca tenía que tomar una pausa, así que cerré la carpeta y me tumbé en la cama, intentando despejar la mente que me iba a estallar con tanta nueva información.

Ahora lamentaba más que nunca que Gordon no me recordara (fue una estupidez por mi parte olvidarme las gafas de sol en casa cuando fui a reunirme con él), ahora no podría preguntarle que cómo era posible que hubiera entrevistado a Phil por aquella época cuando en teoría mi madre y él no se conocían. Sabía que mi madre me había mentido, la pregunta era ¿por qué? ¿por qué ocultar que conocía a su actual novio mientras mi padre aún seguía vivo? ¡Era todo una locura que me iba a volver loca!

º º º

Abrí los ojos desconcertada, molesta por la luz que se filtraba por la ventana dandome de lleno en la cara. Fue entonces que me di cuenta que me había quedado dormida y estaba amaneciendo.

Y lo peor es que hoy era lunes, día de clase. Y para colmo no había terminado los deberes, tenía planeado hacerlos este finde pero con todo lo de Gordon se me olvidó por completo.

Miré el reloj, faltaba hora y media para que empezaran las clases. Tal vez sí me apuraba me daría tiempo a hacer la mitad de los deberes, más valía eso que nada.

Así que fui a por mis cosas y me dispuse a hacerlos cuando me sorprendí al darme cuenta de que ya estaban hechos... y con mi letra.

"¿Pero qué... ?" pensé sorprendida, estaba segura que no los había hecho.

Alguien llamó a la puerta y al girarme vi a Edward apoyado en el marco de la puerta.

-Te los hice yo, imaginé que no tendrías mente para ocuparte de eso y no me costó nada echarte una mano, así que cambiate de ropa -me dijo con una pequeña sonrisa y caí en que aún llevaba la ropa del día anterior- y baja a desayunar.

Le di las gracias y asentí. Él se fue cerrando la puerta tras de sí.

º º º

El día en el instituto fue eterno. No conseguía concentrarme en nada. Sólo podía pensar en todo lo que había hablado con Gordon.

Y lo peor fue en clase de gimnasia, me pusieron en el mismo equipo que Mike y Jessica. Mike no dejaba de coquetearme y Jessica de lanzarme miradas envenenadas cuando pensaba que no la veía. Porque cuando estábamos juntas fingía ser mi amiga. Era bastante bipolar, la verdad.

Yo intentaba ignorar a ambos y sólo asentía de vez en cuando para que creyeran que les escuchaba.

Pero fue un error distraerme, porque no pude ver venir el balón que me impactó en la cara, tirándome al suelo y rompiéndome las gafas de sol.

Mis compañeros me ayudaron a levantarme y me preguntaron si estaba bien. Yo asentía sin mirar ahora a nadie a los ojos, estaba cabizbaja por precaución.

Pero el entrenador tomó mi gesto como que era signo de malestar y me mandó a la enfermería. Mike, como siempre, se ofreció a acompañarme. Yo rodé los ojos e intenté negarme, pero no lo conseguí, el entrenador dijo que era mejor que alguien me acompañara y de ahí no había quien le sacara. A pesar de que mis hermanos se ofrecieron a acompañarme el entrenador no les dejó, dijo que era mejor que me acompañara alguien de mi equipo y así los restantes equipos no perderían el tiempo y podrían seguir entrenando.

Así que mientras me alejaba con Mike podía sentir los dardos envenenados que Jessica lanzaba a mis espaldas.

-Vaya, sospechaba que tus ojos eran marrones por tu color de pelo, ahora lo sé. Es una lástima que tengas que llevar siempre esas gafas de sol -exclamó y alargó su mano con intención de ponerme un mechón de pelo detrás de la oreja.

Adelantándome a sus intenciones me lo puse yo detrás y él bajó la mano algo cortado.

Llegamos a la enfermería y se veía que la mala suerte me perseguía. Porque la enfermera no estaba, había un cartel que ponía que volvía en diez minutos. Así que Mike y yo nos quedamos sentados en la enfermería esperándola.

Mike estuvo todo el rato lanzandome indirectas y yo cada vez estaba más hartita de él.

Dudé. Dudé sobre si utilizar mi don sobre él para que me dejara en paz. No había nadie, podía hacerlo. Nadie nunca se daría cuenta. Excepto los Cullen quizás al darse cuenta de que, misteriosamente, Mike ya no sentía atracción por mí.

Pero ¿tampoco tenía nada de malo, no? Sólo sería para quitarme a este plasta de encima, no iba a utilizar mi don para nada malo ni tampoco nada llamativo que llamara la atención.

Así que me mordí el labio de forma traviesa y sonreí mirando hacia la puerta.

¡Al fin me libraría de este plasta!

Mike interpretó mi expresión como que estaba respondiendo a su patético intento de ligar conmigo. Pero que pensara lo que quisiera, en unos momentos se olvidaría para siempre de su tonta fijación en mí.

Le miré a los ojos por primera vez sin gafas y atrapé su mirada mientras empezaba a hablar.

-Tú no sientes nada por mí. A partir de ahora vas a ignorarme, como si no existiera, ¿te queda claro? -le pregunté sin apartar ni un segundo la mirada de sus ojos.

Él asintió hipnotizado.

Y no sé por qué en ese momento se me pasó por la cabeza que, ya que estaba, ¿por qué no hacer que se fijara en Jessica? Así mataría dos pájaros de un tiro. Mike no me molestaría más y Jessica dejaría de odiarme.

-Y escúchame, a partir de ahora sólo tendrás ojos para Jessica, para nadie más. Estás profundamente enamorado de ella ¿de acuerdo?

Volvió a asentir y en ese momento la enfermera entró.

Yo me mordí el labio nerviosa, Mike aún se notaba ausente. ¿Qué excusa iba a darle a la enfermera cuando se diera cuenta?

Entonces tuve una idea.

-Oh, vaya, ¿qué hacéis aquí? ¿qué necesitáis? -nos preguntó amablemente mientras se acercaba a nosotros.

-Verás, estábamos en gimnasia y un balón ha golpeado a Mike en la cara, aún está algo afectado por el golpe -dije señalandole fingiendo preocupación.

La enfermera le miró y su rostro se puso de inmediato serio, creyéndose sin lugar a duda mi historia. Sólo había que mirar la expresión ausente de Mike para saber que le pasaba algo, por suerte se me ocurrió la excusa perfecta para librarme.

Mientras la enferma le atendía yo miraba por la ventana intentando contener mi risa.

La hija del diablo (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora