- ¿Francesco? - Pregunto el rubio levemente preocupado, sentía que la voz se le iba a quebrar en cualquier momento, tenía miedo al rechazo.
- ...... - Frnacesco seguía sin responder, hacia tantas veces que había escuchado esas palabras, y hacia tantas veces había respondido lo mismo "no", que resultaba predecible volver a escuchar aquella respuesta, pero, en esta ocasión no podía, el simple hecho de pensar en responder esa palabra "no" le causaba un punzante dolor en el pecho; pero lo que más le inquietaba al italiano, era el que por su mente tantas veces había rondado el pensamiento de responder con un "si", o el tener de nuevo entre sus brazos a aquel rubio, sonriendo feliz de estar a su lado.
- ¡Franesco! Por favor..... contéstame – La voz del rubio por fin cedió, no aguantaba el silencio, aquel suspenso lo estaba matando por dentro, no quería que se volviera a repetir lo mismo, y menos con estas cicatrices que traía en su corazón.
- ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué si? ¿Qué quiero estar a tu lado por siempre? ¿Qué a pesar de todo seremos felices? dime McQueen ¿Qué quieres que te diga? – Esta pregunta fue la bomba en la discusión, el rubio no sabía que responder, ¿Por qué le preguntaba eso?, ¿Se había esperanzado demasiado rápido de nuevo?, ¿Lo volverían a rechazar?
- ¿A qué... te refieres Francesco? ¿Qué... quieres decir con eso? – Pregunto temeroso por fin el menor de los dos, le dolía bastante la cabeza, y no lograba procesar todo con claridad, el estar en una discusión lo ponía en ese estado, lo mareaba y difícilmente le agarraba el hilo a la discusión, lo hacía recordar aquel doloroso suceso del pasado, el pobre rubio no sería capaz de aguantar otro doloroso golpe en el corazón; sin darse cuenta varias lagrimas se resbalaban por las mejillas de sus pálidas mejillas, estaba olvidando el presente, olvidaba a Francesco y su discusión, ahora solo sentía de nuevo el dolor del pasado.