•Capitulo 2: Primera Cita•

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Narradora omnisciente:

"Tengamos una cita" fue lo que le dijo Golden a Freddy.

"Por supuesto" fue la respuesta de este.

Las cinco de la tarde, esa fue la hora acordada y al parecer el menor la olvidó y llegó terriblemente tarde

-Son las siete, ¿acaso no pudo venir? ¿le pasó al- No terminó de hablar para sí mismo el rubio ya que a lo lejos divisó una silueta que era inconfundible.

-Dis... Disculpame, olvidé por completo la hora y... Bueno, eso- Dijo el ojiazul con la respiración agitada.

-No importa, ya que, a final de cuentas, estas aquí- El rubio mencionó con su típica voz tranquila y una sonrisa, acto que hizo enrojecer la cara del chico de tez morena.

-Eh, claro... Y, ¿a dónde iremos?- Dijo Freddy.

-Pues, si quieres, podemos ir a comer a mi lugar preferido- Dijo Golden con orgullo.

-Claro! Me muero de hambre- Lo último al parecer se le escapó a Freddy lo cual lo hizo dar un pequeño brinco cuando reaccionó. Golden sólo atinó a reír.

[...]

Se encontraban ambos osos caminando hacia aquel lugar pero había algo que, en cierto modo, desconcertaba a Freddy; la ropa que vestía Golden, era ropa muy simple junto con su cabellera rubia sujetada en una coleta.

-He, ¿Golden?-

-¿Si?-

-¿Por qué traes esa ropa?- Tras decir eso, Golden se puso a un lado de Freddy.

-Es un secreto- Le dijo en el oído, Freddy sintió una corriente recorrer su columna.

[...]

Ya se encontraban los chicos en el lugar, algo alejado de la ciudad pero con un aura muy familiar.

-¿Qué van a pedir?- Dijo una chica rubia que inmediatamente reconoció Freddy.

-¿Joy?-

-¿Osito?- Preguntó la chica de ojos azules.

Golden sólo miraba a los dos chicos lo cual lo hizo molestar un poco, pero prefirió no decir nada.

-He, hola- Dijo Golden de forma serena, más de lo normal pero Freddy pareció no notarlo.

-Oh! Cierto, ¿qué les traigo chicos?- Dijo la chica acercando la pluma al papel.

-Un plato de lasagna para mi- Dijo Freddy.

-Y yo spaguetti con puré, por favor- Dijo Golden.

-Claro, y ¿de beber?- Preguntó Joy aún anotando en su libreta.

-Una malteada de fresa- Dijeron al unísono los osos, Golden miro hacia el lado de Feddy el cual estaba sonrojado desviando la mirada.

-Por supuesto, en un momento se los traigo- Dijo la rubia (oxigenada okno) lléndose del lugar.

-Y bueno, Golden, ¿por qué elegiste este lugar?- Cuestionó Freddy.

-Bueno, cuando niño, solía venir con mis padres a desayunar todos los sábados-

-¿Sin falta?-

-Sin falta- Aclaró el mayor.

-Genial- Dijo Freddy con una felicidad muy grande.

-He vuelto, lasagna para ti y spaguetti con puré para ti, ah, y sus malteadas- Dijo la ojiazul colocando todo lo antes mencionado en la mesa -Y si me disculpan, debo volver a mi trabajo- Terminó con una sonrisa dejando a los chicos solos.

La comida fue algo silencioso ya que Freddy comía sin despegar su vista del plato, el ojigris sólo veía con ternura.

-Hola- Dijo un pequeño niño acercándose a la mesa de los osos. Ambos voltearon a verla

-Jhofa- Dijo Freddy con comida en la boca.

-Hola amiguito, ¿cuál es tu nombre? ¿que haces acá?- Dijo Golden sentando al niño en sus piernas.

-Soy Ruben y estoy buscando a mi mami- Contestó.

-Ah, ya veo... ¿Quieres que te ayudemos?- Dijo esta vez Freddy.

-¡Si!- Dijo el niño muy feliz.

[...]

Los tres chicos estaban en el parque buscando a la madre del niño, ¿por qué en el parque? Pues el niño dijo venir de ese lugar, pero no era una búsqueda normal... El niño no era muy tranquilo que digamos.

-¡Quiero un helado! ¡Quiero ese peluche!-

"No" era la respuesta de Freddy ya fastidiado del niño.

-Pero yo lo quiero!- El niño reprochaba.

-Vaya cita ¿no crees?- Decía Golden con una risa nerviosa; el era más paciente con las personas.

-Si claro- Dijo el ojiazul indiferente, él aseguraba que le daría jaqueca y no sabia que era, simplemente lo decía porque le sonaba a algo malo.

-Mami!- Dijo el pequeño diablo corriendo a los brazos de una mujer.

La mujer se dirigió a los chicos y les agradeció por haberle ayudado a su hijo, inmediatamente Freddy sonrió con ilusión al darse cuenta que el niño ya se iba.

[...]

-La mejor cita que he tenido- Dijo el castaño gracioso.

-Y te apuesto lo que sea que la primera- Dijo el rubio guiñándole un ojo, lo conocía muy bien.

-Cuanto te odio- Le dijo Freddy riendo seguido de un pequeño golpe en el brazo.

-Pero con amor, ¿cierto?- Dijo Golden.

-Claro que si- Al parecer era el día de decir lo que piensas sin... ¿pensar? Ya que eso también causó un sonrojo en ambos; uno por hablar sin pensar y el otro por, pues... Razones obvias.

CONTINUARÁ

Una Vida Loca | Golddy #GolddyWeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora