IX. Planes de Captura

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— ¿Fru Fru? —Preguntó la oficial olvidando por completo lo que estaba a punto de hacer—. ¡FRU FRU!, me alegra que te encuentres bien.

Mientras la pequeña musaraña era cargada por uno de su guarda espaldas, Nick, que se encontraba del otro lado de la sala, estaba agradeciendo la intromisión de ella. —Gracias, creo que le debo una— pensó observando como las dos se empezaron a conversar como si tal se habían separado por años.

— ¡Judy querida!, dime ¿qué te trae por aquí?

— Venimos a pedirle un favor a tu padre... necesitamos la ayuda de él para lograr resolver un caso que se nos encargó nuestro jefe— respondió ella mientras se sentaba en el cómodo sofá que se encontraba en el medio de la sala.

— Mmm, ya veo. No creo que haya inconvenientes, yo misma le exigiré que lo haga. —dijo en un tono amenazador—. Lo llamaré para que venga; si no mas me equivoco esta en una reunión muy importante con personas del negocio... si sabes a lo que me refiero. — Ella reía mientras pronunciaba estas palabras.

Las dos conversaban, Nick, por su parte estaba pasando desapercibido por las ellas, y no es que lo deseara, más bien, lo necesitaba, necesitaba aclarar ciertas ideas que se le vinieron a la mente, ideas que podrían causarle un sinnúmero de problemas y penurias; o causarle dicha y felicidad, dependiendo del giro que pudiera dar su vida a partir de ese descubrimiento.

Fru Fru, al notar que Judy venia acompañada del zorro, decidió que lo más conveniente sería darle la bienvenida. — ¿Nick? ¿Cómo has estado? — preguntó con curiosidad. De antemano sabía que él no era una presencia que fuera del agrado para los que se encontraban en la mansión, con excepción de ella.

—Bien, gracias por preguntar.

—Es todo un placer tenerte aquí. —dijo sonriendo mientras que el oso que la cargaba solo suspiró.

Mostrando una calidad sonrisa, aun cuando todavía tenía un mar de confusiones en su cabeza, — ¿Cómo está tu hija y tu esposo? — preguntó.

—Muy bien, la pequeña Judy está durmiendo y mi esposo está en un viaje de negocios. — respondió ella agradeciendo la pregunta sincera de él—. Creo que debo avisarle a mi padre que están aquí, tendrán que espera un momento. Le pediré al mayordomo que les ofrezca algo de tomar. Con permiso. — Se retiró del lugar dejando solos otra vez a los dos oficiales.

Judy esperó a que la musaraña se retirara por completo de la sala y con el ceño fruncido observó a Nick.

—No creas que se me olvidó la conversación que tenemos pendiente, de hecho me debes dos.

—¿Dos? —preguntó arqueando una ceja y esperando la explicación de su compañera.

—Si, dos: Cuando estábamos con Finn y la de hace poco. No creas que me dejo de recordar las cosas tan fácilmente.

Nick tragó grueso y comenzó a ponerse nervioso de nuevo— Eh, claro que no te debo nada...

—En estos últimos días te noto... nervioso, como ahora. —Ella se levantó del lugar donde estaba y comenzó a dirigirse a donde estaba el zorro—. Me dirás en estos momentos que pasa. Me preocupas.

—Cla-claro, creo que es por... por... — El deseaba desaparecer de la faz de la tierra en ese preciso momento. No está seguro de lo que sentía pero eso lo llenó de temor—. Creo que es el cansancio— respondió esperando que lo que dijo satisfaciera la curiosidad de su amiga.

—¿Cansancio? — dijo un poco dudosa.

—Si, cansancio; recuerda que no he descansado casi nada en estos días.

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