X. Reflexiones e Inquietudes

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Eran las 10 con 32 minutos de la noche, la tensión en el aire era evidente en una habitación de aquella lujosa mansión. Dentro se encontraba un zorro que reflexionaba y meditaba sobre lo ocurrido no hacia muchas horas. Un sinnúmero de pensamientos se le venían a la cabeza. Ya no era el caso que investigaba lo que mas le preocupaba, era lo que cría sentir con respecto a su compañera lo que le perturbaba el sueño, ¿Será que estos nuevos sentimientos fueran de aquellos pasajeros que, como una neblina, desaparecen con el viento? O de aquellos estáticos que son como montañas inamovibles y firmes ante cualquier penuria o adversidad.

"¿Podría suceder tal cosa? ¿Cómo es posible? ¿Cuándo ocurrió? ¿Por qué?", se cuestionaba como si tal fuera estuviera recibiendo un regaño de sí mismo.

Pero en el momento una pregunta lo abrumó e hizo que todo su cuerpo temblara, no de la emoción, tampoco de nerviosismo sino de preocupación: "¿Sentía ella lo mismo?"; la cobardía, la estúpida cobardía masculina inundó todo su ser, debía hacerlo pero... más bien, no podía. Tenía muy poco a su favor, y muchas cosas en contra... ¿Valdría la pena luchar por esos sentimientos de los cuales todavía dudaba?

El razonamiento llegó a sus pensares. "El tiempo, el tiempo me dirá lo que es, me dará la respuesta a estas inquietudes que me abruman, me dirá que será lo mejor, cuál será el mejor actuar en el futuro... el tiempo hará su trabajo, no debo de apresurar las cosas de lo contrario, es posible que lo pierda todo aunque... tal ves gane... ¡Pero eso no es posible!, debo asegurarme de lo que siento, soy un zorro un sinónimo de inteligencia y astucia, alguien como yo no actuaria tan a la ligera, primero confirmaría la teoría... pero..."

En ese momento aquel animal empezó a recordar una conversación que tuvo ya hace 18 años con su mejor amigo y hermano adoptivo:

—¡Felicidades Nick! Ya tienes 15— dijo mientras se fumaba un largo y delicioso habano—. Ya has cumplido una mayoría de edad... en cierto sentido.

—¿Debería agradecerte? Es extraño de tu parte que me des las felicitaciones, que yo sepa, desde que me conoces nunca lo has hecho.

—Debo... es una época muy importante para nosotros los zorros, aunque seamos de la misma especie, no somos de la misma raza... para ser sincero solos no diferencian rasgos físicos y... y otras cosas, pero todos pasamos por esto.

—Y dime... ¿Desde cuándo te preocupas por este tipo de cosas? —preguntó en tono burlesco tratando de restarle importancia a lo que Finnick le decía.

—Tradición, es simplemente una tradición.

—¿Tradición? —A Nick le sorprendió esa palabra.

—Si, es la tradición de nosotros los zorros... no debo ser yo que haga esto pero... debido a las circunstancia, lo debo hacer.

—¿Por qué debido a las circunstancias?

—Se supone que...—dio un suspiro antes de terminar la oración—que fuera tu padre el que estuviera en mi lugar.

Nick bajo el semblante, esas palabras le resonaron en la mente, pero recuperó la compostura al saber que su amigo se había tomado la libertad y la paciencia de hacerlo.

—¿Qué se supone que hablarás conmigo? —dijo mientas se sentaba a la orilla de la tina de la camioneta de su amigo.

—Amor y otras cosas... de eso es lo que quiero hablar—dijo sentándose a su lado

—¡¿Eh?! ¿Amor? — En el rostro de Nick figura asombro con un toque de extrañeza, en todos los años que habían pasado nunca le había tomado importancia a esa palabra, ¿Por qué hacerlo ahora?

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