DUPLICIDAD

358 16 3
                                    

La casa era mucho más grande y espaciosa de lo que había visto en las fotografías, las paredes blanquecinas daban la sensación de estar en un lugar diferente, cortinas a juego con los elegantes sillones, enormes ventanales que daban a un jardín con alberca, todo esto únicamente para mí durante seis meses.

-¿Dónde dejo su equipaje señor Lockhart?-dijo el chofer que me trajo después del vuelo.

-Ahí está perfecto, gracias.

Le di una cantidad considerable de dinero y se despidió atentamente, inhale el aire de la libertad provisional, me dirigí a lo que sería mi habitación, estaba increíblemente bien arreglada, un ambiente cómodo pero elegante a la misma vez.

Me quite la chaqueta para sentirme más como, deje caer todo mi peso sobre la cama para sentir la tranquilidad, no había ruidos por ningún lado, mis parpados comenzaron a cerrarse, deje que mi cuerpo se relajara por completo cuando de pronto mi iPhone comenzó a sonar de manera insistente, vi la pantalla: Mi padre.

-¿Hola?-conteste molesto por la interrupción.

-Tu madre me conto de tu escapada-mencionó aburrido-. Más vale que disfrutes de New York porque mañana regresas a la mansión.

-Ni lo pienses.

-¿Olvidaste lo que paso en tus últimas vacaciones?-dijo a modo de reproche.

Sentí un nudo en la garganta, fue casi como si me golpearan fuertemente y me dejaran sin aliento, claro que recordaba lo que había sucedido en mis últimas vacaciones, era algo que por más que me esforzaba en olvidar no podía hacerlo.

-No fue mi culpa-repetí.

-No importa, no pienso pagar de nuevo por algo así.

-Pues yo no pienso regresar-le reté.

-Perfecto, tienes dos días para tomar el jet privado que te traiga a casa o si no...

-¿Qué piensas hacer?

-Comprar la casa para que te saquen de ahí.

-Ni se te ocurra...

-Créeme Sean, ya sabes que siempre hago lo imposible para conseguir lo que quiero y esto no es la excepción, nos vemos pronto.

Terminó la llamada dejándome con la palabra en la boca, lleno de frustración lance el iPhone con fuerza sobre la cama, no podía dejar que me arruinaran, me merecía esto, ¿Cómo se le había ocurrido mencionar aquel asunto? Los dolorosos recuerdos de mis últimas vacaciones corrieron a mi mente:

-Es hora de irnos Tyler-mencioné al verlo tan mal.

-Ya... voy...-con trabajos podía hablar de lo borracho que estaba.

A lo lejos se podían escuchar las constantes olas del mar chocando con la orilla, Tyler puso su brazo alrededor de mi cuello para poder recargarse, con mucho esfuerzo comenzamos a avanzar entre la multitud que aun bailaba al ritmo de la música, salimos de aquel lugar y nos encaminamos hasta su camioneta.

-Dame las llaves-le pedí.

-Calmado-dijo riendo-. Yo puedo hacerlo.

-Ni de broma.

Tente sus bolsillos en busca de las llaves hasta que Tyson tomo mi mano con fuerza y la puso sobre su entre pierna, me quede congelado, estábamos en la calle desierta, sentí como mis mejillas de encendían de vergüenza, levante la vista y me tope con su penetrante mirada.

-¿Qué crees que haces?-susurre tratando de parecer normal.

-¡Por dios Sean! ¿Acaso crees que no me he dado cuenta de cómo me miras?-soltó mi mano y comenzó a reír con desenfreno- ¿Eres gay o qué?

PlaceresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora