CULPA

301 12 0
                                    

New York de noche era como viajar en el espacio, atreves de las estrellas dispersas en la nada, el frío de la noche golpeaba mi rostro con fuerza pero no me importaba, ver los inmensos edificios repletos de luces llamativas, la gente pasaba a mi lado sin reconocerme, sin saber quién era ni que había hecho.

Me gustaba esto, sentir mi independencia al fin, pero me quedaba claro que no podía seguir así, si mi padre cumplía su amenaza, no podría seguir viviendo aquí, regresaría a las malditas telarañas creadas por mi familia, escapar de ahí parecía imposible, pero para todo hay una solución, solo debía buscar en el lugar adecuado.

Entre a un bar que parecía elegante, en el interior se podía sentir una temperatura distinta que la de las calles, me senté frente a la barra para quitarme los guantes.

-¿Qué ordenará señor?-pregunto un chico alto.

-Un Sidecar, por favor-ordené y el chico se alejo.

Tras esperar unos instantes el chico regreso y deposito mi copa, le di un ligero trago para degustar el característico sabor del limón, tenía que encontrar una manera de permanecer aquí, en esta ciudad.

-Un clásico-dijo un chico sentándose a mi lado.

-¿Disculpa?-pregunté distraído.

-Tu bebida, el Sidecar es todo un clásico.

-¿Sabes de bebidas?

-No mucho, pero se reconocer la elegancia.

No sé si eran las luces tenues del bar pero me dio la impresión de que me guiñaba un ojo, eran de un ligero tono verdoso, tenía unos labios carnosos bien cuidados.

-Me llamo James Kelley-dijo tendiendo su mano.

-Yo me llamo Sean-respondí estrechando su cálida mano.

-¿Sean qué?

-¿Acaso importa?-abrió ligeramente los ojos ante mi tajante respuesta-. Lo siento, es solo que no me agrada mi apellido.

-Tranquilo, puedo entenderlo.

Le di un trago mas a mi bebida para poder encontrar algo que decir, solo podía sentir sus ojos penetrantes admirándome con firmeza, sentí un escalofrió.

-Pareces preocupado-mencionó.

-Pues no lo estoy-¿Esa era su manera de romper el hielo?

-¿Acaso menosprecias mi habilidad para leer a las personas?-dijo riendo.

Su sonrisa era cautivadora, se le formaban dos hoyuelos en sus lisas mejillas, sus dientes perfectamente alineados y blancos resplandecieron en la luz.

-Bueno-levante las manos como si me rindiera-. A todos les preocupa algo, creo que te fallo tu habilidad.

-No lo creo, pase años estudiando como leer a las personas, mira-se giro en el asiento para poder verme de manera más directa-. Tus ojos están cansados, lo que demuestra que no has dormido bien, tus hombros se encuentran ligeramente encorvados, eso significa que tienes alguna carga sobre ti.

-¿Te lo acabas de inventar?-no pude evitar reírme por sus comentarios.

Luchó unos instantes por permanecer serio pero al final también soltó una fuerte carcajada mientras asentía, debo reconocer que, por un ligero instante, llegue a creer que realmente sabía leer a las personas.

-Ya, ¿Qué estudiaste tu?- me preguntó.

-Pues...

-¡Espera! No me digas... tienes pinta de... abogado.

-Casi-mencioné sonriendo-. Administración de empresas, pero siempre he querido estudiar cine.

-¡Venga ya! Yo soy fotógrafo y también estudie cine.

Comenzamos a platicar de manera más fluida, parecía que ambos nos habíamos conocido desde hace tiempo, a los dos nos gustaba hacer ejercicio, escuchábamos la misma música y entendíamos los chistes, sin darme cuenta el tiempo paso volando.

-Aquí esta-dije dándole mi número de teléfono en una servilleta.

-Aquí está el mío-al extender su brazo movió mi copa y esta derramo su contenido sobre mi pantalón-. ¡Mierda! Cuanto lo siento.

-Olvídalo, igual me iré a casa ya-trate de secar lo mas que pude con una servilleta pero era inútil.

-Deja que lo repare-añadió tomando su saco-. Mi departamento está a unas cuadras.

-No quiero molestar-insistí.

-Tonterías, fui yo quien hizo esto y yo lo reparare.

Tome mis guantes con resignación y salimos del bar, James llamó a su chofer para que nos recogiera, mi iPhone sonó ligeramente, había recibido un mensaje de Amy:

Hola, lamento molestarte en tus vacaciones, yo solamente debo discutir algo contigo... te necesito.

Estuve a punto de responder pero entonces recordé el hermoso anillo de compromiso que Tyson le había comprado, me conocía lo suficiente como para entender que mi amistad con él iba más allá que una simple noche de pasión, no estaba dispuesto a arruinar aquello por mi falta de control.

-Sean, ¿Vienes?-pregunto James entrando en la limusina.

-Si-respondí apagando el celular.


PlaceresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora