AMANTES

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-¿Así que Sean Lockhart sigue con su plan de irse?-mencionó Tyson.

-Si-respondí con calma mientras me recargaba en el blanquecino barandal del balcón.

-¿Por qué lo haces?

-Ya sabes mis razones-solté un suspiro-. Quiero alejarme de mi familia.

-¿A caso la vida familiar de un multimillonario es compleja?-pregunto a modo de juego.

Le di un sorbo a mi vino tinto y degusté su delicioso sabor, delicado pero embriagante, menee la copa a la vez que admiraba la media luna modelando para nosotros, desde donde estábamos llegaban los murmullos de conversaciones ajenas.

-Tu vives en una, debes saberlo-ataqué.

-Ya-dijo recargándose de espaldas en el barandal mientras sostenía su copa de vino-. Pero ¿Seis meses en New York?

-No veo por qué no hacerlo, después de todo, ya estamos graduados.

"Al fin" era lo que me gustaría haber dicho, durante los cuatro años de universidad siempre soñé con este instante, decir adiós nunca ha sido complicado para mi, podía ver a mis compañeros riendo y tomándose fotos para el recuerdo, pero yo solo podía pensar en alejarme de todo esto, ¡Te has graduado de la universidad mas prestigiada de la ciudad!, Serás un gran empresario Sean.

Todo eso no importaba más, mi apellido Lockhart significaba mucho aquí, pero en otras partes solo era una persona más y era justo eso lo que anhelaba, no más preferencias, no mas reuniones con políticos hipócritas que fingían una sonrisa para que votaras por ellos.

-Puesto que ya no te veré, debo agradecerte-continuo Tyson-. Haz sido un gran amante.

-Gracias, fue un honor-respondí guiñándole un ojo.

Tyson y yo habíamos formado una relación amistosa muy estrecha desde primer año de universidad, pero en segundo grado esa relación se transformo en algo más, en pasión y lujuria, todos en el colegio sabían que yo era bisexual pero mi familia... bueno, era otro asunto, el problema con Tyson, era su novia Amy, una chica realmente hermosa, era rubia de piel blanquecina, sin embargo, después de un tiempo decidimos dejar nuestros asuntos en secreto, solo entre los dos.

-El punto es-prosiguió-. Que de verdad amo a Amy y le voy a proponer matrimonio.

-¿Qué?-sentí como el vino tinto se estancaba en mi garganta.

-Lo sé-dijo riendo fuertemente-. Esperaba que estuvieras aquí para ver el momento, pero mañana es tu vuelo.

-Seguro serán felices-miré la hora en mi reloj de mano, debía irme ya sí quería acomodar las ultimas cosas que me faltaban para mi vuelo de mañana-. Debo irme, que tengas suerte Tyson... fue bueno conocerte. 

Acomode mi saco negro para quitarle las arrugas y me alejé de él sin más, afortunadamente logre evitar la mesa de mis compañeros, lo último que deseaba era que me entretuvieran con despedidas felizmente fingidas, tome mi iPhone y le llame a mi chofer.

-Ya estoy listo.

-Paso por usted en quince segundos señor.

-Gracias, Mikey.

-¿Te vas sin despedirte?

Me giré y la vi, tan despampanante como siempre, Amy tenía su hermoso cabello trenzado elegantemente mientras vestía un largo vestido gris pegado a sus curvas, observe la fiesta para ver si Tyson estaba cerca como para vernos, no quería quedar mal con él.

-No está aquí-respondió jalándome dentro del salón donde guardaban los sacos de los invitados.

-Podrían descubrirnos-susurre acercándome a su delicado cuerpo.

-Eso solo lo hace más emocionante.

No me dio tiempo de responder cuando sus labios se fusionaron con los míos de manera cálida y apasionada, con una mano me aferre a sus seductoras curvas mientras que con la otra toque su firme trasero, ella mordió mi labio sabiendo que eso me encendía, mi respiración se fue acelerando con cada beso, sus gemidos de placer eran una melodía para mis oídos, sentí su mano en mi entre pierna, sobre el pantalón de vestir, luche contra todas mis fuerzas para separarme.

-No puedo-dije tratando de calmar mi respiración-. Ya no, no es correcto.

-Lo hemos hecho desde primer grado Sean-se acerco y tomo mi rostro entre sus manos, sus ojos azules inundaron mi alma.

-No es eso...-quería decirle que Tyson le pediría matrimonio, pero era injusto de mi parte arruinar la sorpresa-. Después me lo agradecerás.

Sorprendida por mi respuesta se aparto de mí con calma mientras arreglaba su vestido, recorrí su cuerpo entero con la vista, ese cuerpo que había sido mío sin que nadie se enterara, de pronto escuche los pasos de alguien y nos calmamos.

-¡Aquí estas!-era Tyson, tomo la mano de su novia y la beso-. ¿Qué hacen aquí?

-Sean me ayudo a encontrar mi bolso- Amy sonrió levantando su pequeño pero elegante bolso plateado-. Olvide mi iPhone aquí.

-Bueno, me retiro-dije a los dos.

-Te acompañamos- se ofreció Tyson rápidamente.

-No quiero molestarlos chicos-sonreí.

-No inventes-añadió Amy dándome un golpe con su bolso de marca-. Eres nuestro amigo.

Los tres salimos fuera del casino donde celebraban los graduados, aquí estábamos los tres, la última noche juntos, desde muy chico he sido una persona muy sensible pero con el paso de los años he aprendido a disimularlo a la perfección, vi como mi chofer abría la puerta de mi limusina.

-Ya es la hora-mencioné a modo de despedida.

-Nos veremos pronto Sean-dijo Amy abrazándome con fuerza.

-Pobre de ti si me olvidas-sentencio Tyson con un último abrazo.

-Los quiero-dije alejándome.

-¡Disfruta New York!-gritó Amy antes de que subiera a la limusina.

El chofer cerró la puerta y solté un suspiro, eso de acostarme con Tyson y su novia a la vez no había sido una tarea sencilla, pero lo había conseguido, sonreí sin razón aparente, tal vez por la irreprimible idea de que al fin era libre, sabia a la perfección que había engañado a mis amigos, que eso estaba mal pero, si ya estaba destinado que al morir iría al infierno, mínimo que valiera la pena. 

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